Cada mitología nos entrega una parva de estos seres superiores, y si bien muchos de ellos nos suenan conocidos, muchas veces no sabemos qué representan, de qué se ocupan o a qué mitología pertenece cada uno. Hay dioses griegos, romanos, nórdicos, celtas, hindúes, egipcios, japoneses, chinos, maoríes, aztecas, incas, mayas… Sólo con echar un vistazo a las mitologías más importantes, una inundación de dioses nos abruma.
Sin ánimo de profundizar en exceso sus historias, retorcidas, perversas y a veces incomprensibles, hagamos un repaso simple sobre los dioses que más frecuentemente nos suenan; en este caso, repasando las mitologías griega, romana y nórdica.
Los griegos tenían una visión politeísta del mundo; sus dioses habitaban el monte Olimpo, la montaña más alta de Grecia, entre Tesalia y Macedonia. Bueno, no todos: algunos habían sido desterrados o vivían en sus propios mundos (como Poseidón en el océano o Hades en el inframundo). La convivencia en el Olimpo no sería fácil, ya que los dioses tenían personalidades muy diferentes: había dioses tranquilos, díscolos, vengativos, promiscuos, sabios, insoportables. Podían aparecer en cualquier momento en el mundo humano, eran insaciables (siempre había que estar haciéndoles ofrendas y reconociéndolos) y se relacionaban con eventos de la vida humana. Estos dioses inmortales tenían poderes con los que dominaban la naturaleza y el universo; además, podían transformarse y tomar otras apariencias, incluso humanas.
En el origen de la primera generación de dioses griegos aparecen Uranos (dios del cielo) y Gea (diosa de la tierra). De la unión de ambos nacieron doce titanes. No vamos a nombrar a todos, pero sí nos enfocaremos en Rea (diosa del nacimiento y la vida) y Cronos (dios del tiempo). Cronos se transformó en el líder, comandó una rebelión contra su padre Uranos y así se convirtió en el dios máximo. Cronos y Rea, su hermana, se casaron y tuvieron seis hijos: tres dioses y tres diosas. Estos hijos eran Zeus (dios del rayo), Poseidón (dios del mar), Hades (dios del inframundo), Hera (diosa de la familia), Hestia (diosa del hogar) y Demeter (diosa de los cultivos). Los problemas no tardaron en llegar: a Cronos una profecía le reveló que sería destronado por su hijo así como él había destronado a su padre. Así que fue tras sus hijos y se los comió uno a uno. Pero… no a todos, porque la pícara Rea engañó a Cronos dándole en el lugar de Zeus una almohada enrollada. Cronos se la comió de un tirón, sin darse cuenta (se ve que ni le sintió el gusto). Rea le salvó la vida a Zeus, lo puso en una canasta que fue a parar al monte Dicte, en Creta, donde vivía Adamantea, una ninfa-cabra que lo cuidó y lo alimentó. Cuando llegó a su adultez, Zeus se presentó ante su padre Cronos e hizo que le devolviera de sus entrañas a los hermanos que se había comido. Así, Zeus liberó a sus hermanos y a otros seres míticos (titanes y cíclopes) que también se había devorado. Con la liberación de dioses y criaturas engullidas por Cronos se generó una batalla en la que Zeus fue vencedor. En agradecimiento, los cíclopes le regalaron a Zeus el poder del rayo. Así, Zeus terminó por destronar a su padre y se convirtió en el principal dios griego del Olimpo, el señor de los cielos.
La segunda generación de dioses que llegará para habitar el Olimpo es la descendencia que tuvo Zeus con su hermana Hera. Zeus y Hera tuvieron ocho hijos (dioses, por supuesto): Hefesto, Dionisio, Hermes, Atenea, Artemisa, Apolo y Afrodita y Ares. Zeus tuvo muchos hijos con otras diosas, y se hacía tiempo para hacerse alguna escapadita y tener hijos también con humanos, sin distinción de sexo, ya que Ganímedes, príncipe troyano, era uno de sus amantes.
Zeus, entonces, es el dios del rayo, del trueno y del cielo. Reinaba desde su trono en el Olimpo, representaba también la justicia y la clemencia y castigaba con su rayo a los díscolos (justo él).
Hera, la esposa de Zeus, es la diosa del hogar y matrimonio. No la pasaba bien con su marido y eso la hizo una diosa vengativa que “proyectaba” en otros la ira hacia su esposo. Y hasta se las arregló para engendrar sola, sin Zeus, que andaba poco por casa.
Los hijos de Zeus tenían lo suyo: Artemisa (la diosa de la caza) era tenaz, de gustos artísticos, siempre con un arco y flechas de plata. Era requerida para favorecer cultivos y encontrar buenas presas. Apolo (el dios de la música y la poesía) era joven, vigoroso, adivino y buen compositor; por eso su hermano Hermes le regaló la lira que siempre lleva consigo. Atenea (diosa de la sabiduría y la justicia), la guardiana de Atenas, era invocada por los líderes y gobernantes para que les aconsejara estratégicamente en las batallas y era simbolizada con una rama de olivo o con una lechuza, en señal de su inteligencia y astucia. Hefesto (dios de la herrería) era el que construía las armas de los dioses; era representado con el fuego y con la forja del herrero. Según algunas versiones, Hera, su madre, concibió a Hefesto sola. La criatura nació con un aspecto desgarbado y era rengo; fue expulsado del Olimpo, y cuando alcanzó la madurez fue llamado por Zeus para que se casara con Afrodita, que se había negado a formar una familia con Zeus, su padre; así que Zeus quiso castigarla casándola con Hefesto, que al parecer no era tan buen partido. De esta manera, Hefesto recuperó su puesto en el Olimpo. Afrodita (diosa del amor, la belleza y el deseo) era reconocida como la diosa más hermosa; fue la referente de la pasión y los asuntos amorosos. Según la mitología, Afrodita no tuvo infancia; nació ya adulta del esperma de Urano (después de que Cronos le cortara los genitales y los echara al mar), en la espuma del mar en las playas de Pafos, Chipre. Afrodita tuvo hijos con sus hermanos Hefesto, Ares y Hermes; se ve que todo quedaba en casa. Ares (dios de la guerra) tenía un escudo, un casco y una lanza con la que siempre acertaba a sus enemigos. Era conflictivo y competitivo y los griegos le adjudicaban las batallas brutales y sangrientas. Tuvo dos hijos con Afrodita: Deimos y Fobos, que representan los espíritus del terror y del miedo que se viven en una batalla. Hermes (dios del comercio y la prosperidad) era invocado tanto para llevar riqueza a los hogares como para defenderse de ladrones y estafadores; su símbolo eran unas sandalias, un casco y unas alas blancas. Tenía buena oratoria, en la cual abundaban fantasías y mentiras. Dionisio (dios del vino y la fiesta) era invocado en fiestas en las que se bebía vino en abundancia. Cercano al placer, el descanso y los excesos, se lo representa como un hombre joven, alegre y despreocupado,siempre con un ramo de uvas frescas y una copa de vino.
Dos hermanos de Zeus vivían fuera del Olimpo: Hades (dios de la muerte y señor del inframundo), que vivía en el averno oscuro donde custodiaba las almas en pena y los condenados, con un perro de tres cabezas que vigilaba la morada de los muertos; era el encargado de mantener un equilibrio entre los vivos y los muertos y tenía la facultad de hacerse invisible. Poseidón (dios del mar), que habitaba en la profundidad de los océanos, desde allí gobernaba los mares y era capaz de desestabilizar la tierra cuando agitaba su tridente. Se suele simbolizar con un tridente y una gran cola de sirena para desplazarse bajo el agua, y los navegantes solían pedirle protección cuando salían al mar. Hasta acá, los griegos.
El origen de los dioses romanos se remonta a los pueblos primitivos, también politeístas, de la región de Roma. Como en el caso de los griegos, hay una “primera generación”, durante el período monárquico, en el que sus dioses más importantes fueron la tríada encabezada por Júpiter (el más importante) Marte (dios de la guerra) y Quirino (otro dios guerrero).
Mientras el imperio romano crecía y se desarollaba, entró en contacto profundo con otras culturas. A partir de la influencia griega, la religión romana incorporó a los dioses griegos, superponiendo algunos de ellos a sus divinidades. Estos dioses eran integrados como propios, con nombres romanos y algunas características distintivas, pero tenían historias similares y cumplían las mismas funciones que sus pares griegos. Así, en la “segunda generación”, ya en época del imperio, el panteón principal estaba formado por la “tríada capitolina”: Júpiter, Minerva y Juno.
La historia de los dioses romanos empezaría con Saturno. De la unión de Urano (el dios del cielo de los griegos, adoptado aquí) con la tierra nacieron dos hijos: Titán y Saturno. Saturno (equivalente a Cronos para los griegos), el menor, pidió a Titán ser quien reinara. Titán aceptó, pero le puso como condición que no criara hijos. Saturno se casó con Ops (para los griegos, Rea), con quien tuvo varios hijos (Ceres, Vesta, Juno, Júpiter, Neptuno, Plutón), y para no romper el pacto con su hermano Titán, se los devoraba. Pero Ops se le plantó y ocultó a Júpiter, a Neptuno y a Plutón, y los hizo criar en secreto, en Creta, para que Saturno no se los devorara. Cuando Titán descubrió que había sido engañado encarceló a Saturno y a Ops. Una vez adulto, Júpiter combatió a su tío Titán, lo venció y devolvió el imperio del cielo a su padre Saturno. Saturno trató de matar a su hijo Júpiter, pero este también lo derrotó y se quedó con el imperio del cielo. Entonces, según el mito, Saturno quedó reducido a la condición de simple mortal. Como puede apreciarse, la historia de las aventuras de Saturno, Júpiter y compañía tiene muchísimos puntos en común con la de Uranos, Gea, Cronos, Rea, Zeus y el resto de la banda. Cambiando algunos nombres y algunos detalles, es casi lo mismo.
Existían más de doscientos dioses en el panteón romano, pero hay doce que son los más importantes. Y son parecidísimos a los dioses griegos.
Júpiter era el principal dios de la mitología romana, equivalente al griego Zeus. Representa el cielo, la luz y los fenómenos atmosféricos. Sus símbolos eran el águila, el cetro y el rayo. Júpiter tuvo un montón de hijos: Minerva, Marte, Vulcano (estos dos con Juno), Belona, Juventas, Vulcano, Diana, Mercurio… y otros, eh. Igual que Zeus.
Juno (diosa del matrimonio y la maternidad), hermana de Júpiter, era una de las más importantes de la mitología romana. Se la representa sentada en un trono rodeado de pavos reales, con una diadema y un cetro de oro. Su equivalente en la mitología griega es Hera.
Minerva (diosa de la sabiduría), hija primogénita de Júpiter, era invocada por sacerdotes y filósofos. Se la representa con un casco, una pica y un escudo, o con animales como la lechuza. Su equivalente griega es Atenea.
Vulcano (dios romano del fuego) era invocado por los artesanos y trabajadores de hornos y metales. Fue el creador de las armas de los dioses y héroes. Se lo representaba como un hombre mayor, fuerte, rengo y no muy atractivo. Su equivalente en Grecia es Hefesto. Diana (diosa de la luna y la caza), era una diosa casta asociada con los animales salvajes, la caza y la fertilidad. Era de una gran belleza y andaba con un ciervo, un arco de plata y flechas. Su equivalente griega es Artemisa. Febo (dios de la belleza, las artes plásticas y la música), hermano mellizo de Diana, era reresentado como un hombre fuerte y joven. Su equivalente griego es Apolo. Mercurio (dios del comercio y mensajero de los dioses), era invocado por los comerciantes para conseguir buenas ganancias. Su equivalente griego es Hermes. Marte (dios de la guerra, la potencia viril, la primavera y el campo), esposo de Venus, era invocado por guerreros y luchadores para obtener la victoria. Su equivalente griego es Ares.
Otros dioses: Venus (diosa del amor y la belleza), esposa de Vulcano, era invocada para encontrar el amor o para recuperarlo cuando se perdía. Su equivalente griega es Afrodita. Ceres (diosa de la agricultura, del trigo y la fecundidad), estaba asociada al paso de las estaciones del año. Su equivalente griega es Demeter. Neptuno (dios de los mares y océanos), hermano de Júpiter, era invocado por pescadores y marinos para tener buena pesca y calmar las aguas. Se lo representaba con un tridente y con un carro. Su equivalente griego es Poseidón. Vesta (diosa casta del hogar) era invocada y simbolizada a través del fuego. Su equivalente griega es Hestia. Como vemos, cambiando los nombres, los dioses griegos y los romanos eran casi lo mismo.
Los dioses de la mitología nórdica se dividen en dos grupos: los AEsir, relacionados con el caos y la guerra, y los Vanir, que están asociados con la naturaleza y la fertilidad. Los AEsir habitaban Asgard, uno de los nueve reinos de la mitología nórdica, mientras que los Vanir vivían en Vanaheim. Estos dioses a menudo comparten mitos e historias con los Jötun (gigantes). Las historias se transmitieron principalmente en forma oral, y no es posible determinar cuántos dioses forman el panteón nórdico.
Odín es considerado el padre de todos los dioses y gobernante de Asgard, el reino de los AEsir. Odín es también el dios de la guerra y la batalla, la música, la magia y la poesía: lo que se dice un abarcador. Odín, hijo de Borr y del gigante Bestla, tiene dos hermanos: Vili y Ve, y los tres juntos crearon el mundo. Entre sus muchos poderes, Odín tiene la capacidad de transformarse en lo que quiera, y todo lo que dice se considera verdadero. Odín cabalga a la batalla en su caballo de ocho patas llamado Sleipnir y en su mano sostiene su lanza (que jamás falla) forjada por el enano Gungnir. Dos cuervos se sientan al lado de Odín en su trono: Hugin y Munin, que representan “pensamiento” y “memoria”. Los cuervos son enviados por la mañana para sobrevolar los nueve reinos y por la noche regresan y susurran todo lo que han visto y escuchado a Odín. Odín tiene al menos cuatro hijos de diferentes parejas, siendo Thor el más conocido.
Frigg (diosa de la fertilidad) es la diosa madre, relacionada con el matrimonio, la familia y la maternidad. Es la esposa de Odín y gobierna AEsir a su lado. Odín y Frigg tuvieron dos hijos: Balder y Hödr. Odín tiene otros hijos, entre ellos Thor (hijo de Odín y Jörd, diosa de la tierra) y Loki (dios del engaño), hijo de Odín y Laufey, que fue adoptado por Frigg.
A diferencia de otras mitologías, los dioses nórdicos no son inmortales; comen unas frutas que les dan vida y longevidad. La mitología nórdica cuenta que, después de que Balder soñara con su muerte, Frigg exigió que todos los seres en los nueve reinos jurasen nunca lastimarlo. Todos lo hicieron excepto el muérdago, y cuando Loki descubre eso, convence a Hödr de atacar a su hermano con una lanza hecha de muérdago. Hödr, que era ciego, es engañado por Loki y mata involuntariamente a su hermano. El corazón de Balder es traspasado por la lanza y lo llevan al mundo de los muertos. Vali (el dios arquero), hijo menor de Odín y del gigante Grid, es concebido con el propósito de matar a Hödr para vengar la muerte de Balder.
Thor (dios del trueno) es hijo de Odín y Jörd (diosa de la tierra), es el encargado de proteger a Asgard y a Midgard, el reino de los humanos. Es el más fuerte de los dioses AEsir pero no es muy sabio, por eso los gigantes y otros dioses lo engañan con frecuencia. Mjölnir, su martillo, es uno de los símbolos más importantes de la mitología nórdica y representa fuerza, protección, integridad y tradición. Thor tiene un carruaje tirado por dos cabras, y las ruedas del mismo generan chispas que los humanos en Midgard llaman “rayos”.
Tyr (el dios de la guerra, la paz y la justicia) es el patrón de la justicia y por eso decide quién gana las batallas. Es visto como el más valiente de todos los dioses, y mostró su valentía cuando tuvo que poner su mano sobre la boca del lobo Fenrir para distraerlo mientras los otros dioses lo ataban a una piedra. Cuando Fenrir se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, mordió a Tyr, cortándole la mano. Loki (el dios del engaño, la mentira y la traición) es considerado “el padre de los monstruos”; fue Loki quien engendró criaturas como el lobo Fenrir, la serpiente Jörmungandr y el caballo de ocho patas Sleipnir. También es el padre de la diosa Hela, la diosa del inframundo. Debido a sus trucos y mentiras, Loki no es considerado uno de los AEsir. Puede tomar la forma que quiera, y entre sus actos de maldad ha causado la muerte de Balder. Balder (dios de la luz y la pureza), es el más querido de los dioses y alabado por su belleza y gracia. Es hijo de Odín y Frigg y hermano de Hödr, el dios ciego, quien lo mata involuntariamente. Vidar (dios de la venganza), es el segundo más fuerte de todos los AEsir. Junto con Vali, es hijo de Odín y el gigante Grid. Es un dios pacífico, es uno de los pocos dioses que sobrevivirá a Ragnarok. Es él quien vengará la muerte de su padre matando al temible lobo Fenrir. Vali (el dios arquero) representa la luz del día, que se fortalece con el final del invierno. Generalmente se le representa como un arquero, y sus flechas son rayos de luz. Es otro dios que sobrevivirá al Ragnarok (la batalla final).
La mitología nórdica dice que durante Ragnarok, la batalla del fin del mundo, se enfrentaron los dioses Aesir, liderados por Odín, contra los gigantes de fuego liderados por Surt, a los cuales se les unieron los jötun liderados por Loki. En la batalla, Frey, el dios de la vegetación, será el primero en lanzarse a la lucha y el primero en morir. Tyr, el dios de la guerra, enfrenta a Garm, el perro infernal de Hela, a quien mata, pero también muere él. Dioses y enemigos van cayendo uno a uno en la sangrienta contienda; al final son pocos los que quedan en pie. Heimdall, el dios guardián, se enfrenta en combate a Loki y ambos morirán en la lucha. Thor y Odín han matado a muchos enemigos, pero se enfrentarán a un final incierto. Thor lucha con la gigantesca serpiente Jörmundgander y después de un combate encarnizado, el martillo de Thor, el Mjölnir, mata a la serpiente, pero antes de morir ésta escupe su veneno sobre Thor, que muere envenenado. Odín combatirá al feroz lobo Fenrir, y ni siquiera su famosa lanza Gungnir podrá abatir a la fiera, que termina por devorar al dios. Vidar, uno de los hijos de Odín, que aún se mantiene en pie, quiebra con su bota la quijada del animal asesino de su padre y lo mata. Es entonces, con los principales contendientes muertos, cuando se desata la furia de Surt, el gigante de fuego. Éste hace arder el universo, y el cielo, la tierra y los seres vivientes serán arrasados por el fuego. El sol y las estrellas se apagarán y finalmente la tierra se hundirá en el mar. Pero a pesar de toda esa destrucción, un nuevo universo surgirá. Habrá sobrevivientes al Ragnarok, y se alzarán algunos de los dioses muertos antes de esa batalla final. Se abrirá el inframundo y Balder y Hödr gobernarán juntos; del mar surgirá una nueva tierra, lista para ser repoblada por aquellos que sobrevivieron a las llamas de Surtur. Pero para los antiguos dioses nórdicos no habrá renacimiento: el tiempo de Odín, Thor y Loki ha terminado.
Otros dioses nórdicos son: Bragi (dios de la poesía y la música), el poeta de Valhalla, quien relataría las hazañas realizadas por los dioses; Idun (diosa de la juventud), que disgribuye las frutas que comen los dioses; Hela (diosa del inframundo), hija de Loki y el gigante Angrboda, quien decidía el destino de las almas que ingresaban a su reino, siendo en él aún más poderosa que el propio Odín. Suele ser representada con la cara y el cuerpo de mujeres vivas, pero con las piernas de un cadáver y es una diosa codiciosa y caprichosa. Otros dioses son Njord, el dios del mar; Freyr, dios de la abundancia; su hermana Freya, la diosa del amor; Forseti, dios de la justicia; Heimdall, dios guardián; Hermodr, dios mensajero.
Hasta aquí, un paseo por las historias mitológicas de varios dioses. Como vemos, son un montón de dioses, sin contar la gran cantidad de mitologías que faltan. Y como éramos pocos, después vinieron los monoteístas, que tendrán un solo dios, pero con historias contadas en libros interminables…