Los que decidieron irse

Son muchos los personajes históricos que recurrieron al suicidio. Es imposible señalar a todos, pero aquí hay algunos.

Aníbal, el gran general cartaginés, decidió suicidarse tomando un veneno que llevaba en su propio anillo cuando fue traicionado por Prusias, rey de Bitinia (hoy parte de Turquía), quien prácticamente lo entregó a los romanos. Se estima que fue en el año 183 a.C., cuando Aníbal tenía 64 años.

En el año 30 a.C., Marco Antonio recibe un mensaje de Cleopatra, quien le informa de su suicidio. Al enterarse, Marco Antonio ordenó a su esclavo Eros que lo matara, pero Eros usó su espada para suicidarse. Entonces Marco Antonio decide clavarse él mismo su espada en el abdomen, quitándose la vida a los 53 años. En realidad, Cleopatra aún no había muerto; llevaron el cuerpo de Marco Antonio a su presencia y murió en sus brazos. Unos días después, Cleopatra, reina de Egipto, quien había acordado con Marco Antonio que moriríanjuntos, se quita la vida tras la derrota de sus fuerzas contra el ejército de Octavio, el futuro primer emperador de Roma. Eligió morir en lugar de sufrir la violencia de ser mostrada y avergonzada por Roma; tenía 39 años. Se dice que eligió suicidarse dejándose morder por una serpiente venenosa (la cobra egipcia) pero eso no está probado; se sugiere que posiblemente se haya suicidado por algún tóxico o ungüento venenoso.

Judas Iscariote se colgó de una higuera, según versiones, atormentado al comprender la magnitud de la traición que acababa de perpetrar contra Jesús.

En el año 68 d.C., Nerón huyó de Roma luego de haber sido declarado “enemigo público” y se suicidó ayudado por su secretario Epafrodito, a quien le pidió que lo apuñalara. “¡Qué artista muere conmigo!”, fueron sus últimas palabras. Tenía 31 años.

Más acá en el tiempo y el lugar, y en el ámbito político, Juan Larrea, comerciante y político catalán, integrante de la primera junta de gobierno en 1810, que en su momento había sido procesado por nueve cargos de “excesos en la administración pública” y había sido nombrado cónsul en Burdeos, fue perseguido políticamente por Juan Manuel de Rosas y, en 1847, a los 65 años, agobiado por su situación económica, se quitó la vida cortándose el cuello con una navaja de afeitar.

Leandro N. Alem, político fundador de la Unión Cívica Radical, interrumpió una reunión política en su propia casa, se subió a su carruaje, se dirigió al club “El Progreso”, y en el camino se pegó un tiro en la sien. En su casa, una nota explicaba las razones de su decisión; “He terminado mi carrera, he concluido mi misión. Para vivir estéril, inútil y deprimido, es preferible morir. ¡Que se rompa, pero que no se doble!”, decía entre otras cosas. Fue en julio de 1896; Alem tenía 54 años.

En 1938, a los 64 años, Leopoldo Lugones, escritor, político, historiador, se suicidó en unrecreo del delta del Tigre llamado “El Tropezón”, tomando cianuro con whisky. Abrumado por una historia de amor con una muchacha muy joven, dejó expresamente pedido que no fuera enterrado con cajón, que no hubiera ninguna señal que indicara dónde descansaba su cuerpo y que no se le pusiera su nombre a ningún paraje, calle o institución pública.

Lisandro de la Torre, político argentino de la Unión Cívica Radical, quien fuera candidato a presidente, se suicidó en su casa a comienzos de 1939, a los 71 años, de un disparo en el corazón, luego de un período de aislamiento, depresión y desaliento.

Alan García, ex presidente de Perú, se pegó un tiro en la cabeza en su casa ante la llegada de las fuerzas policiales que lo llevarían detenido, acusado de corrupción y coimas en el caso Odebrecht. Fue en 2019, a los 70 años.

Erwin Rommel, el Zorro del Desierto, fue forzado a suicidarse en 1944. Rommel tenía la certeza de que Alemania no ganaría la guerra y fue sospechado de tratar con los conspiradores que trataron de matar al Führer. Rommel era considerado un héroe por el pueblo alemán, y debido a eso Hitler le dio la posibilidad de suicidarse con cianuro en lugar de ser deshonrado y de que se produjeran represalias contra su familia y su gente. Rommel tomó el cianuro y fue enterrado con honores militares. Tenía 53 años.

El año siguiente, Adolf Hitler se suicidó en su bunker a los 56 años. Las versiones sobre su muerte siguen siendo muchas y se duda de todas, pero las más aceptadas son la del balazo en la cabeza, la del cianuro y la combinación de ambas (primero el cianuro, y por las dudas no hiciera efecto…). Eva Braun, su esposa desde hacía menos de dos días, eligió el cianuro como opción.

Casi al mismo tiempo, Joseph Goebbels y su esposa Magda inyectaron con morfina a sus seis hijos pequeños y luego apretaron en su boca ampollas de cianuro. Los esposos dejaron a sus niños muertos y se suicidaron (aparentemente él le disparó a ella y se disparó después, pero otra versión dice que ambos tomaron cianuro y pidieron a unos soldados que les dieran el tiro de gracia. Goebbels tenía 48 años.

Filósofos de enorme trascendencia también han terminado sus vidas por su propia mano. Sócrates fue condenado a muerte en un juicio que se llevó a cabo en el año 399 a.C., en el que se lo encontró culpable de no reconocer dioses atenienses y de corromper a la juventud. El envenenamiento por cicuta (una planta venenosa) era un método usado habitualmente por los griegos para ejecutar las sentencias que implicaban pena de muerte. Sócrates aceptó su condena y murió a los 71 años de edad.

Séneca, filósofo y político romano, fue condenado a muerte luego de ser implicado en un complot contra Nerón. En el año 65 d.C., se suicidó cortándose las venas acatando la sentencia.

Mucho más acá en el tiempo, en 1940, Walter Benjamin se suicidó ingiriendo una dosis mortal de morfina en un hotel. El filósofo intentaba entrar en España pero no tenía permiso para salir de Francia, y tenía terror de caer en manos de la Gestapo. Tenía 48 años.

En el ámbito de la literatura, varios son los casos de suicidio. En 1911, Emilio Salgari se abrió el vientre cometiendo seppuku a los 48 años. En 1938, Alfonsina Storni se suicidó en el mar en Mar del Plata, en la playa La Perla. Tenía depresión, dolores en sus brazos y estaba convencido de que iba a morir pronto. Dejó últimos poemas y cartas, y tomó esa decisión a los 46 años. En 1941, Virginia Woolf se puso su abrigo, llenó sus bolsillos de piedras y se tiró al río, muriendo por ahogo a los 59 años; sufría un síndrome maníaco depresivo. El gran escritor Stefan Zweig cometió suicidio junto con su esposa (ambos fueron encontradosmuertos y abrazados en su cama) luego de despedirse de sus amigos, en Petrópoplis, Brasil, en 1942. Zweig y su esposa temían que el nazismo se extendiera por el mundo y les aterraba vivir en un mundo así. Ernest Hemingway se suicidó en 1961, a los 62 años, en su casa de Ketchum, Idaho, luego de pegarse un tiro en la boca con su escopeta favorita. El suicidio fue una marca en la familia, ya que su padre y dos de sus hermanos también cometieron suicidio, así como su nieta Margaux, que se suicidó a los 42 años con una sobredosis de fenobarbital. Alejandra Pizarnik se suicidó en 1972 a los 36 años, tomando en su casa pastillas de secobarbital. Estaba internada en un hospital psiquiátrico por intentos de suicidio anteriores y un cuadro depresivo, pero tenía permiso de salida. En 1985, a los 60 años, Marta Lynch se pegó un tiro; tenía depresión y temor a la vejez y el olvido. David Foster Wallace se ahorcó en su casa en 2008, también en medio de una larga depresión, a los 46 años.

También los pintores se acercaron al suicidio. La muerte de Vincent Van Gogh tiene connotaciones suicidas y aún hoy no puede asegurarse que no lo haya sido. Invadido por arrebatos anímicos y depresión, en 1890, a sus 37 años, mientras iba de paseo, se disparó en el pecho con un revólver. No se dio cuenta de que su herida era mortal y volvió a su pensión, donde murió dos días después, en brazos de su hermano Theo. El pintor abstracto Mark Rothko decía que sus pinturas eran sobre la muerte; poco después de separarse de su esposa y sufrir una depresión severa, Rothko se suicidó cortándose las venas en su estudio de Nueva York en 1970, a los 67 años.

En el ámbito del cine también se encuentran desgracias por suicidios. En 1941 se suicidaba Florencio Parravicini, a los 65 años; se pegó un tiro en la cabeza, acuciado por un cáncer y una depresión. Es conocidísima la muerte de Marilyn Monroe, que fue rotulada como “posible suicidio” (con barbitúricos), aunque muchas incongruencias de testimonios y pruebas hacen pensar en la posibilidad de que hubiera sido asesinada. Ocurrió en 1962, y Marilyn tenía 36 años. Charles Boyer se suicidó en 1978, a los 79 años, tomando secoberbital, un par de días de la muerte por cáncer de su esposa. En 2012, el director de cine Tony Scott se arrojó al vacío desde un puente en Los Angeles; tenía 68 años. Robin Williams fue hallado ahorcado con un cinturón en 2014, a los 63 años. Philip Seymur Hoffman fue encontrado muerto en su departamento en Manhattan con una sobredosis de cocaína mezclada con heroína; tenía 47 años y su muerte fue catalogada como suicidio, aunque no está del todo claro. A ellos se agrega el desgraciado casos de Julio de Grazia, quien se pegó un tiro en la sien en 1989.

El mundo de la música también encuentra lamentablemente varios casos de suicidios. La artista chilena Violeta Parra se quitó la vida en 1967, a sus 49 años, de un disparo en la cabeza; ya había intentado suicidarse en otras ocasiones cortándose las venas. En 1975, Pete Ham, el líder de Badfinger, se suicida por ahorcamiento, a los 27 años. En 1994, Kurt Cobain, líder de Nirvana, se pegó un tiro bajo efectos de la heroína, a los 27 años también (hay un grupo de músicos llamado “el club de los 27”, en referencia a los músicos que fallecieron trágicamente a esa edad; entre ellos se encuentran Jimi Hendrix, Brian Jones, Jim Morrison y Janis Joplin; aunque sus muertes han sido en circunstancias por supuesto trágicas y en algunos casos hasta dudosas, no se ha confirmado que se hayan tratado de suicidios). En 1997, Michael Hutchence, líder de Inxs, se suicidó en un hotel en Sydney ahorcándose con un cinturón, a los 37 años. En 2002, el cantante de cuarteto Walter Olmos se quitó la vida con un tiro en la cabeza a los 20 años. El extraordinario pianista y compositor Keith Emerson, creador de ELP, se pegó un tiro en 2016, a los 72 años, angustiado por una enfermedad en sus nervios que no le permitía tocar el piano con su maravillosa destreza; eso le produjo una depresión que no pudo vencer. En 2017, a los 53 años, Chris Cornell, líder de Soundgarden, se ahorcó en su hotel en Detroit.

Finalmente, ese gran hombre y gran médico que fue René Favaloro terminó dolorosamente con su vida el 29 de julio de 2000, a los 77 años, de un tiro en el corazón. Favaloro dejó varias cartas explicando las causas de su decisión; decía en algunos pasajes estar cansado de “ser un mendigo en su propio país”, luego de los incontables reclamos, casi ruegos, solicitando el pago de las deudas millonarias que mantenían con su fundación varias obras sociales. “¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno! Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica”. La pérdida de René Favaloro es una herida irreparable para la sociedad argentina.

Según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay unos 800.000 suicidios por año. O sea, un suicidio cada 40 segundos. Se considera que un 1% de las muertes es por suicidio.

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