Los hermanos en la Historia Argentina

Que los hermanos sean unidos no es un apotegma de ineludible cumplimiento. Desde los tiempos de Caín y Abel, han existido diferencias fraternas difíciles de zanjear pero en el caso de José Hernández, autor de esta frase, la relación con su hermano Rafael marcó su vida con muestras conmovedoras de profundo afecto, como la vez que lo fue a buscar para ponerlo a salvo durante el sitio de Paysandú.

En la Historia Argentina, hubo personajes destacados que tuvieron hermanos menos recordados en los textos académicos pero, no por ello, menos valiosos. Uno de los ejemplos más notables quizás sea el de Manuel Moreno, hermano del célebre pero fugaz prócer de mayo. Manuel estuvo presente al momento de la trágica muerte de Mariano en alta mar.

Manuel fue médico y diplomático, fundador del Partido Federal. En 1817, fue expulsado del país por el director Martín de Pueyrredón, junto a Manuel Dorrego. Durante su exilio en Estados Unidos, estudió medicina en la universidad de Maryland. Vuelto al país, fue profesor de química en la Facultad de Medicina a la vez que escribía artículos críticos a la gestión de Rivadavia. A partir de 1828, ocupó el cargo de embajador en Inglaterra, por un tiempo en Estados Unidos, y finalmente, una vez más, en Inglaterra donde concluyó su actividad diplomática. Su certero accionar durante el incidente de las Malvinas sentó las bases del reclamo a Gran Bretaña por la toma de dicho archipiélago. Falleció en 1857 dejando un interesante archivo sobre los primeros años de nuestra vida como nación.

El multifacético Juan José Paso contó con el apoyo de sus dos hermanos, Francisco e Ildefonso, destacados comerciantes porteños que también participaron del Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810. Ocuparon distintos cargos públicos hasta 1815, fecha en la que volvieron a la actividad privada.

Manuel Belgrano tuvo varios hermanos que en su tiempo alcanzaron cierta notoriedad. Uno de ellos fue el coronel Carlos José Belgrano (1761-1814), quien residió junto a su hermano en España. Vuelto al país adhirió a la gesta patriótica y se desempeñó como comandante de la guarnición de San Fernando y de la Villa de Luján .

Los otros hermanos de Belgrano fueron: Domingo Estanislao Belgrano (1768-1826) se ordenó sacerdote y como tal tuvo una destacada actuación durante las invasiones inglesas, ofreciendo apoyo asistencial y espiritual a los defensores de Buenos Aires. Participó del Cabildo abierto del 22 de mayo. Contribuyó con sus libros para la creación de la Biblioteca Nacional y con sus bienes a fin de sostener los ejércitos de la patria.

Francisco (1771-1824) también participó activamente durante las invasiones inglesas, fue vocal suplente del Primer Triunvirato y alcalde del Cabildo de 1815.

Joaquín Cayetano (1773-1848) también concurrió al Cabildo del 22 de mayo, fue alcalde del Cabildo, prior del Consulado, diputado en el Congreso Constituyente de 1826, comandante de milicias, juez de paz de Monserrat y miembro terciario de la Orden de Santo Domingo.

Miguel (1777-1825) fue militar en España donde también desplegó su vena poética para describir la defensa de Buenos Aires. Vuelto al país cantó los triunfos de Chacabuco y Maipú, destacando la conducción del general San Martín del que era un gran admirador.

También don Manuel tuvo cinco hermanas: María Florencia (1758-1777), María Josefa Anastasia (1767-1834), María del Rosario (1775-1816), Juana María (1776- 1815) y Juana Francisca Josefa (1779-1835).

José de San Martín tuvo tres hermanos varones que llegaron a ser oficiales de alta graduación del ejército español, así como una hermana que también se casó con un ex oficial. Su hermano mayor, Tadeo, fue muy crítico de la decisión de su hermano menor de abrazar la causa patriótica.

Los hermanos de Rosas, Mitre y Roca

Juan Manuel de Rosas tuvo varios hermanos y hermanas que no siempre coincidieron con el Restaurador. Gervasio (1801-1857) no adhería a las políticas de Don Juan Manuel, al punto de ser invitado a actuar junto a los revolucionarios agrupados en los Libres del Sur. A pesar de que no participó de la batalla de Chascomús, su hermano Prudencio (1800-1857), leal a don Juan Manuel, ordenó la captura de Gervasio, quien permaneció bajo arresto domiciliario. En 1842, volvió a Buenos Aires después de una breve permanencia en Montevideo, donde todos lo consideraban un espía a las órdenes de Juan Manuel. Prudencio se vio obligado a abandonar el país después de Caseros. Vivió holgadamente en Sevilla el resto de sus días.

De las hermanas de Rosas, Mercedes (1810-1870) y Agustina (1816-1898), el Restaurador tenía una marcada preferencia por esta última. Agustina estaba casada con Lucio Norberto Mansilla y era madre de Lucio Victorio Mansilla, célebre general y escritor, así como de Eduarda Mansilla, una de las primeras cronistas argentinas, quien se casó con Manuel Rafael García Aguirre, miembro de una destacada familia unitaria. Este matrimonio entre miembros de dos familias en las antípodas políticas fue muy comentado en su época.

Obviamente, es imposible enumerar en un texto de esta naturaleza a todos los hermanos de los personajes notables de la Historia Argentina, pero permítanme mencionar a los hermanos del general Bartolomé Mitre (1822-1906), quienes también abrazaron la carrera de las armas. El general Emilio Máximo (1824-1893) tuvo una extensa actuación durante las guerras civiles en Uruguay, la guerra de la Triple Alianza, el alzamiento de López Jordán y las campañas contra los aborígenes. Federico Mitre (1822-1909), también siguió la carrera militar como sus hermanos, aunque no alcanzó el generalato como ellos. La única hermana entre los Mitre, Edelmira (1838-1949), era varios años menor que Bartolomé por quien sentía un aprecio reverencial. En 1857, Edelmira se casó con Carmelo Rosende y tuvieron once hijos. Rosende fue proveedor del ejército durante la contienda con Paraguay. Durante esta guerra, Rosende fue acusado de turbios manejos, pero las acusaciones no pasaron de rumores.

Los hermanos Roca también se unieron al ejército nacional. Alejandro (1835-1904) sirvió bajo las órdenes de Emilio Mitre. Celedonio (1840-1868) murió en combate durante la guerra del Paraguay. Rudecindo Roca (1850-1903) también inició su carrera a las órdenes de Emilio Mitre y continuó prestando servicios donde la patria lo requería, independientemente del prestigio de su hermano, con quién no siempre coincidía. Por último, Ataliva (1839-1912), llevaba ese nombre por un indio peruano que había salvado la vida de su padre, el coronel Segundo Roca, de una muerte segura durante las guerras de la independencia. Ataliva luchó en el Paraguay, al igual que su padre y hermanos. Llegó a coronel en el ejército, grado con el que se retiró para dedicarse a los negocios. Su nombre fue utilizado por Domingo Faustino Sarmiento para acuñar un neologismo: “atalivar”, como un sinónimo de coima. Después de la Campaña del Desierto, se repartieron 41.000.000 de hectáreas. En su artículo del 18 de diciembre de 1885, Sarmiento denunció en El Censor los “fraudes inauditos… para levantar un empréstito enajenando la tierra fiscal”. El sanjuanino no dudó en señalar a Ataliva y “sus tentáculos viscosos” como cómplice de esta tarea de cobrar comisiones ilegítimas con las que adquirió casi 80.000 hectáreas de campo, más varios bienes distribuidos en el país y una abultada fortuna que le permitió llevar una vida desahogada.

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Este texto también fue publicado en Ámbito

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