Élisabeth Jacquet de la Guerre: la compositora favorita del Rey Sol

Era la hija de Claude Jacquet (un luthier, hermano del organista de la iglesia Saint-Louis-en-I´lle de París) y de Anne de la Touche (quien estaba conectada a la familia del Delfín de Francia). Élisabeth fue educada en la corte por Madame de Montespan (la principal amante de rey Luis XIV) y luego por Madame de Maintenon.

En 1684 Élisabeth Jacquet se casó con Marin de la Guerre (un organista nacido en 1658, hijo del compositor y organista Pierre de la Guerre y creador, en 1655, de la primera pieza del teatro francés enteramente cantada). Ambos se quedaron en París y no acompañaron a la corte de Luis XIV a Versalles hasta el año siguiente en el cual Élisabeth presentó su primera pastoral en las dependencias del Delfín.

En 1687, Élisabeth publicó su primer volumen de piezas para clavecín dedicadas al rey, las cuales desgraciadamente se perdieron en un incendio. En la dedicatoria al rey, ella, escribió: “Sire, l’attention que par votre bonté singulière Votre Majesté a daigné donner à quelques-unes de mes compositions de musique, et l’approbation dont elle les a honorées plus d’une fois, m’ont donné le courage d’entreprendre celle-ci, la force de l’exécuter, et la confiance de l’offrir à Votre Majesté. Si je n’ai pu par le malheur de mon sort employer ma vie à son service, ni par de grands talents travailler pour sa gloire, je me trouverai toujours très heureuse et assez distinguée, d’en avoir cultivé un dès mon enfance, duquel au moins je puisse contribuer à son divertissement dans les courts intervalles de ses grandes et importantes occupations…”.

El primer trabajo notable de Élisabeth fue su ópera pastoral “Céphale et Procris” sobre un libreto de Joseph-Françoise Duché de Vancy, representada en 1694 y publicada por Ballard. Después del prólogo, tradicionalmente dedicado al rey, el trabajo estaba compuesto por cinco largos actos con diez personajes, repleta de numerosos ballets, incluido el gran passecaille.

Para sus 40 años, Élisabeth, tras haber perdido a su padre, su hermano, marido e hijo único, utilizó el dolor como punto de partida para un período de intensa actividad tanto como compositora como performer, posiblemente como distracción, pero también como un modo de hacer rentable su existencia.

Durante 1704 y 1717, Élisabeth, dio una impresionante cantidad de conciertos en su casa de la calle Regrattiérre, donde el foco parece haber estado en la improvisación. Al mismo tiempo, publicó muchos trabajos para el clavecín (inclusive sonatas que eran las primeras de ese tipo en Francia), para violín y cantatas francesas sobre temas obtenidos de las Escrituras Sacras (dos volúmenes entre 1708 y 1711).

Después de 1717, su actividad decreció notablemente, sin embargo, su fama siguió aumentando. Para 1721 compuso un Te Deum celebrando el restablecimiento del rey Luis XV. Después, se retiró definitivamente del ojo público y murió ocho años más tarde en la tranquilidad de sus aposentos.

Fue enterrada en la iglesia de Saint-Eustache, la iglesia parisina de su última residencia de la calle Prouvaires, junto a un gran medallón con un alto relieve de su rostro y una leyenda que dice: “Competí con los grandes músicos de mi época y sobresalí”.

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