Marie Tharp: la cartógrafa del suelo oceánico

Nació en la ciudad de Ypsilanti, en Michigan, el 30 de julio de 1920. Su padre, William Tharp, dibujaba mapas de la clasificación de tipos de suelos que elaboraba en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (oficio que puede haya sido una fuente de inspiración para su hija) y su madre, Bertha, era profesora de alemán y latín (lenguas que aprendió desde infante y manejó elocuentemente). Ambos se esmeraron en dotar intelectualmente a Marie y brindarle una educación lo más completa posible. Además de las disertaciones geográficas y cartográficas, y de las enseñanzas idiomáticas que recibía en su hogar, estudió gramática inglesa, literatura universal y composición musical, en paralelo a la currícula institucional determinada por el Ministerio de Educación estadounidense de la época. Al concluir el colegio secundario, completamente seducida por el mundo de las letras, Marie quiso estudiar literatura en el St. John ‘s College en Annapolis, pero por ser mujer no la aceptaron. Estallada la Segunda Guerra Mundial, después de que las mujeres norteamericanas se vieran obligadas a realizar los trabajos que habían dejado los hombres devenidos soldados -carne de cañón en nombre de esa construcción cultural llamada “patriotismo”-, empezaron a ser animadas a poder elegir “títulos masculinos” (es decir: todos los ámbitos relacionados a la ciencia y la tecnología). En ese contexto, Marie terminó graduándose en Geología en la Universidad de Ohio en 1943 y comenzó a trabajar para la compañía Stanolind Oil, convirtiéndose en una de las “Petroleum Geology Girls”. Pasada la novedad, ese empleo dejó de llenarla intelectualmente y decidió ir en busca de nuevos rumbos más desafiantes, y viajó a Tulsa, donde se recibió de Matemática en la universidad de esa ciudad de Oklahoma.

A mediados de 1949, ya con dos carreras de grado en su haber, Marie se instaló en Nueva York para formar parte de la planta permanente de profesionales del Laboratorio Geológico Lamont (hoy conocido como “Lamont-Doherty Earth Observatory”), fundado ese año por el geofísico Maurice Ewing. Después de dos semanas de estar asistiendo en tareas varias dentro del laboratorio, conoció al geólogo Bruce Heezen, con el que inmediatamente supieron entenderse. Conscientes de esa fluidez relacional e interacción intelectual, al poco tiempo decidieron aunar fuerzas y poner en marcha varios proyectos, sin saber que en un futuro iban a ser pioneros en la geología y oceanografía modernas. Empezaron haciendo cartografías del suelo del Atlántico Norte, porque era el más conocido, pero sobre el cual apenas contaban con 6 registros realizados por la Armada estadounidense durante sus beligerantes expediciones transoceánicas. Por aquel entonces, las mujeres tenían prohibido viajar en barcos oceanográficos, imposición que conminó a Tharp a solo poder trabajar desde su oficina a partir de los datos que le enviaba Heezen (quien por haber nacido con falo sí contaba con la suerte de poder estudiar en vivo y en directo la geología atlántica), necesarios para crear el mapa. Un día, cartografiando el suelo oceánico desde la virtualidad de su escritorio, dibujando las particularidades narradas por su expedicionario colega, Marie se dio cuenta de que en medio del océano Atlántico había una línea dorsal, una grieta gigante que no había visto jamás. Ese acierto instintivo suyo, además de a un sostenido pugilato adversativo con Heezen (al que le costó más de un año reconocer la certitud del hallazgo de su compañera), la condujo al descubrimiento del rift[1].

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Marie Tharp y Bruce Heezen
Marie Tharp y Bruce Heezen

 

En 1959, patrocinados por la Universidad de Columbia, el dúo de geólogos publicó el primer mapa hecho a mano que representaba el fondo del Atlántico Norte. Por primera vez se elaboraba un mapa de tales dimensiones, representación que fue una auténtica revolución porque la mayoría aún creía que el fondo oceánico era llano y fangoso, y esos trazos probaron que no solo existían relieves, sino que además podían ser más grandes que los que había en la superficie. En 1961 publicaron uno del Atlántico Sur y tres años después el del Océano Índico. Simultáneamente, Marie trabajó en varios mapas a gran escala, mostrando que las dorsales oceánicas se extendían por todo el planeta, y creó un sistema de colores para determinar los mapas: rojo para la zona volcánica[2], azul para la zona de las llanuras abisales[3] y púrpura para las dorsales oceánicas[4]. En 1967, en la edición de octubre de la revista National Geographic, se imprimió una serie pintada por Heinrich Berann de cinco mapas batimétricos basados en los documentos compilados por Tharp y Heeze, popularizando los primeros conceptos de tectónica de placas[5]. Una década más tarde, después de más de dos de entrega substancial al estudio de los datos de expediciones oceánicas, poco antes del óbito de su inicial compañero de creaciones cartográficas suboceánicas, Marie presentó el Mapa Mundial de los Fondos Oceánicos, representación que significó el reconocimiento apodíctico a la tectónica de placas (al permitir a los geólogos de todo el mundo juntar las piezas que tan solo se intuían en superficie) y dio a conocer al mundo entero una parte absolutamente ignota, pero imprescindible para entender la geología y la geografía del planeta Tierra.

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Murió el 23 de agosto del 2006 en su casa de Nyack, situada a 20 kilómetros al noreste de la ciudad de Nueva York, en la que vivió casi un dodecalustro de su existencia. Pese a todos los obstáculos patriarcales y a la misoginia imperante, Marie Tharp pasó a ser considerada uno de los geólogos más influyentes de los últimos tiempos. Las palabras que pronunció en una entrevista de 1999 resumen su labor y son, de la misma manera, el retrato fiel de su época:

“Yo tenía un lienzo blanco para llenar con extraordinarias posibilidades, un rompecabezas fascinante para armar. Eso era una vez en la vida -una vez en la historia del mundo-. Fue una oportunidad para cualquier persona, pero especialmente para una mujer de la década de 1940”.

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Biografías de personalidades ligadas a Marie Tharp:

William Maurice Ewing (12 de mayo de 1906 – 4 de mayo de 1974) fue un geofísico y oceanógrafo estadounidense. Ewing ha sido descrito como el pionero de la geofísica, quien trabajó en la investigación de: la reflexión sísmica y la refracción en las plataformas oceánicas, fotografía del fondo oceánico, la transmisión del sonido submarino (incluyendo el canal SOFAR), extracción de muestras del fondo oceánico en aguas profundas, la teoría y la observación de las ondas sísmicas de superficie, la fluidez del núcleo de la Tierra, la generación y propagación de microsismos, explosiones sismológicas submarinas, estudios de la gravedad marina, la batimetría y sedimentación, la radiactividad natural de las aguas oceánicas y en los sedimentos, el estudio de las llanuras abisales y los cañones submarinos.

Bruce Charles Heezen (11 de abril de 1924 – 21 de junio de 1977) fue un geólogo estadounidense recordado por haber descubierto, y cartografiado junto con la geóloga y cartógrafa oceanográfica Marie Tharp, la dorsal mesoatlántica en la década de 1950, mientras trabajaban para la Universidad de Columbia.

Heinrich Caesar Berann (31 de marzo de 1915 – 4 de diciembre de 1999) fue un pintor y cartógrafo austriaco. Logró fama mundial con sus mapas panorámicos que combinaban la cartografía moderna con la pintura clásica. Su trabajo incluye mapas de los sitios de los Juegos Olímpicos, de las regiones montañosas publicados en la revista National Geographic, cuatro carteles panorámicos de parques nacionales publicados por el Servicio de Parques Nacionales de EE. UU.

[1] El rift es una fosa tectónicas alargada donde la corteza terrestre está sufriendo divergencia y distensiones, producto de la separación de placas tectónicas y crecimiento simultáneo de las mismas. Si el rift está activo, la tectónica puede producir sismos y vulcanismo recurrente. El proceso se denomina rifting o, en estadios más avanzados, “expansión del fondo oceánico”. Los “rifts mediooceánicos” son límites constructivos entre placas tectónicas en el eje de las dorsales oceánicas, donde el ascenso de magma provoca un levantamiento de la corteza continental creando un desplazamiento en la superficie.

[2] Una zona volcánica oceánica es la que alberga a un volcán submarino, el cual es un fenómeno geológico producido por una erupción que tiene lugar en el fondo oceánico sin que dicha estructura alcance la superficie.

[3] Las llanuras abisales son extensiones de terreno llano en la zona más profunda de los mares y océanos. Se localizan entre los 3 000 y 7 000 metros de profundidad.

[4] Las dorsales oceánicas son cordilleras o cadenas montañosas submarinas de origen volcánico (magma), que están ubicadas en las zonas de separación de las placas tectónicas (bordes divergentes).

[5] La Tectónica de Placas es una teoría unificadora que explica una variedad de características y acontecimientos geológicos. Se basa en un sencillo modelo de la Tierra que expone que la rígida litosfera se encuentra fragmentada, formando un mosaico de numerosas piezas de diversos tamaños en movimiento llamadas “placas”, que encajan entre si y varían en grosor según su composición ya sea corteza oceánica, continental o mixta. (https://www.youtube.com/watch?v=iwtntai7zPI&ab_channel=FerFerGonzalez / https://www.youtube.com/watch?v=QapRfLmk8tE&ab_channel=Bio%5BESO%5Dsfera)

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