Hilario Ascasubi nació bajo las estrellas en Fraile Muerto (provincia de Córdoba). Muchos creen que nuestro destino está escrito en el firmamento, quizás estaba en ellas el futuro del primer gran poeta gauchesco. Vale aclarar que el mismo Hilario Ascasubi no se reconocía como el primer poeta gauchezco, ya que atribuye éste mérito a Juan Gualberto Godoy, quien en Mendoza publicó versos imitando las expresiones de los paisanos, aunque fue Ascasubi quien alcanzó trascendencia con su obra. Sarmiento, por su parte, afirma que fue el oriental Bartolomé Hidalgo el creador del género.
A Hilario Ascasubi le decían “el mulato”, por su pelo alborotado y rebelde, “de fácil sonrisa, vivos ojos y además desenvuelto”.
Hilario conoció el mundo desde muy joven. A los doce años se había embarcado con rumbo a EE.UU., pero la nave fue apresada por los portugueses y conducida a Lisboa. El joven logró escapar y por un tiempo recorrió Europa, viajó por Norteamérica y finalmente volvió a la patria en1822, después de pasar por California, Chile y Bolivia.
En Salta, Hilario dirigió la imprenta que había pertenecido en Buenos Aires a los “Niños Expósitos”, con ella editará la Revista de Salta, donde escribió sus primeros versos celebrando la victoria de Ayacucho.
En 1825 se alistó en el ejército que se dirigía a Brasil, en el batallón de Cazadores, al mando de José María Paz. Se destacó en Ituzaingó, ocasión en la que fue condecorado. Siguió a Lavalle en su revolución decembrista. Unitario convencido, sufrió la persecución del rosismo. Obligado a buscar el exilio en Montevideo, desarrolló las más variadas tareas para sobrevivir (ente ellas, fue administrador de la lotería, y panadero en sociedad con el general Gelly y Obes).
Desde 1830 en adelante publicó varios textos en tono gauchesco, contrarios a la gestión de Rosas, del que era un ferviente opositor.
En 1846 escribió “Paulino Lucero”, poema en el que narra en versos autóctonos los triunfos de la guerra de la Independencia. La segunda edición se la dedicó a Urquiza, de quién fue edecán durante la campaña de Caseros. Sin embargo, después de la victoria sobre Rosas, Ascasubi abrazó la causa porteñista de Mitre.
En 1855, junto a Héctor Varela y Carlos Pellegrini, formó una sociedad para la explotación del Teatro Colón.
En 1860, el mismo Mitre le encargó trasladarse a Europa para la contratación de mercenarios, soldados europeos desempleados que podían asistir al ejército porteño en su lucha contra la Confederación.
Estando en París, visitó la tumba de Alfred Musset en el cementerio del Père Lachaise, donde plantó un sauce criollo, honrando el deseo del poeta francés, quien había dicho:
“Amigos míos, cuando me muera
plantad un sauce en el cementerio
como sus ramas desconsoladas
su palidez amada es suave
y su sombra será ligera
a la tierra en que dormiré”.
En 1872 recogió su poemario nacional en tres tomos, Santos Vega (o Los mellizos de la flor), son las payadas en las que se describen la vida en las estancias reflejando sus usos y costumbres. Completa la trilogía con Aniceto, el gallo y Paulino Lucero.
Hilario Ascasubi murió en 1875, a poco de regresar de Francia. Su cuerpo fue inhumado en La Recoleta, donde una estatua recuerda a este coronel que tenía la ductilidad de participar de una payada con sus versos inspirados o visitar los más elegantes salones de París para recitar poemas de su admirado Musset.