Benjamín Victorica, el general doctor

Pocos casos hay en nuestra historia nacional de un personaje que haya ocupado las más altas magistraturas institucionales del país, y que sean tan poco conocidos como Benjamín Domingo Victorica Vicanco. Secretario privado del presidente Justo José de Urquiza, ministro de Guerra de los presidentes Santiago Derqui, Julio Argentino Roca y Luis Sáenz Peña, juez y presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, diputado nacional y presidente de la Cámara, senador nacional, juez provincial, director del Colegio Nacional del Uruguay, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. La sola mención de sus cargos públicos habla de la estatura histórica de este personaje, de carácter austero, formalidad castrense y responsabilidad cívica.

VIDA EN BUENOS AIRES

El hogar formado por el oriental Bernardo Victorica de la Cámara y la tigrense Juana Josefa del Carmen Vivanco iba a regocijarse el 14 de setiembre de 1831, con la llegada del cuarto hijo, de los diez que tendrían, el que fue llamado Benjamín Bernardo. A las dos semanas lo bautizaron en la iglesia de La Merced, a metros de la plaza de Mayo. Eran los tiempos de la primera gobernación de Juan Manuel de Rosas, y la infancia y primera juventud de Benjamín iba a transcurrir en los años de consolidación de la dictadura federal porteña.

A los 18 años se doctoró en jurisprudencia y ciencias sociales en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Inmediatamente fue contratado por el Estado para la Auditoría de Guerra y Marina. En 1851 se convirtió en ayudante de campo del general Ángel Pacheco, por entonces jefe del ejército porteño y, ya sin Pacheco, peleó en la batalla de Caseros. Frente a la caída del gobernador Rosas, y la entrada a Buenos Aires del gobernador entrerriano Justo José de Urquiza, fue de los pocos porteños que no fue a saludar al vencedor. Este gesto, que fuera informado por los obsecuentes al nuevo hombre fuerte, bastó para que Urquiza lo entrevistara y le ofreciera convertirse en su secretario en Buenos Aires. La lealtad a sus ideas lo convirtió en confiable para el que iba a ser primer presidente constitucional argentino.

VIDA EN ENTRE RÍOS

Victorica acompañó al Organizador hasta Entre Ríos, y en Paraná, durante 1853, se convirtió en jefe de Aduana. En 1855 fue promovido a juez de primera instancia y al año siguiente fue elegido diputado al Congreso Nacional. Siguió siendo secretario del general Urquiza, a quien acompañó en todas su campañas militares, ascendiendo en 1859 a coronel, por su actuación en la batalla de Cepeda. Pero su relación con el presidente era más profunda. Conoció a una de las tantas hijas de Urquiza, Ana Dolores Hercilia, durante una visita al Palacio San José, se enamoraron y se casaron en la iglesia de la Inmaculada Concepción, en la ciudad de Concepción del Uruguay, el 21 de marzo de 1857. El matrimonio, que durará cuarenta y dos años, tendrá ocho hijos, una de las cuales, Silvia Paulina, vivirá 100 años.

En 1860 el presidente Santiago Derqui lo nombra ministro de Guerra y Marina, cargo que abandona para ser diputado nacional y luego convencional para la reforma de la Constitución de 1853, necesaria para la definitiva incorporación de la provincia de Buenos Aires a la Confederación Argentina. En 1862 fue elegido senador nacional por Entre Ríos, ejerciendo hasta 1871, lo que lo obligó a vivir la mitad del año en Buenos Aires. Su casa en Concepción del Uruguay fue el sitio elegido para el velatorio del general Urquiza luego de su asesinato. El caserón fue declarado monumento histórico nacional, es hoy una escuela, pero se lo conoce como la “casa de Ana Urquiza de Victorica”.

CARGOS EN LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL

En 1874, cuando el presidente Nicolás Avellaneda lo nombra vocal en el Consejo de Educación, director del Banco Hipotecario y profesor de la Universidad de Buenos Aires, los Victorica ya estaban radicados en Buenos Aires. También fue nombrado fiscal general de Apelaciones de la provincia de Buenos Aires.

Su vida política y militar alcanzará grandes objetivos, cuando el 12 de octubre de 1880 asume como ministro de Guerra y Marina del presidente Julio Argentino Roca. Vale destacar que Victorica es uno de los grandes hombres de la generación del ’80. Redacta las leyes que establecen los escalafones militares, organiza la campaña del entonces coronel Conrado Villegas al Neuquén, prepara la expedición naval a los puertos de la Patagonia, y sobre todo es el organizador de la campaña del Chaco.

Esta operación militar, que no estuvo exenta de episodios brutales, incorporó definitivamente al dominio del estado nacional, el norte de Santa Fe, los territorios nacionales del Chaco y Formosa, y las tierras del Chaco salteño y santiagueño. Dirá al plantear la expedición que lo convertirá en el “conquistador del Chaco”: “Conviene explorarlo en todas direcciones para su ocupación; practicar un camino desde el más conveniente punto del litoral a Rivadavia (Salta); mientras no lo cruce el ferrocarril que haga sobre nuestros ríos el puerto de Bolivia, navegar con vapores adecuados el Bermejo, el Pilcomayo y otros canales intermedios hasta hoy inexplorados; llevar con ellos la inmigración a fértiles costas”. Fundó los pueblos de Puerto Bermejo y de Presidencia Roca.

En 1885 fue nombrado embajador en la República Oriental del Uruguay, y en 1887 el presidente Miguel Juárez Celman lo propuso para la Corte Suprema de Justicia, donde permaneció hasta 1892, llegando a ser su presidente.

En 1892 renunció para asumir por tercera vez el Ministerio de Guerra y Marina, pero duró en el cargo menos de un año. En 1898 fue uno de los integrantes de la Comisión formada para encontrar una solución al litigio de límites con chile. Poco tiempo antes le llegó el retiro del Ejército, habiendo llegado al grado de general de división.

Fue director del Banco Hipotecario Nacional al despuntar el siglo XX. El 8 de mayo de 1902 fue elegido diputado nacional y un par de años después elegido presidente de la Cámara de Diputados, cargo que ocupó y le valió ser elegido para la sucesión presidencial. De esos años se conocen gran cantidad de fotos que muestran su exquisita elegancia, a pesar de su portentoso físico, y los característicos bigotes a la italiana que eran su marca registrada. Lentamente, a mediados de la década de 1900 se fue retirando de la vida pública, sin lamentos ni angustias. En esos años sin duda los recuerdos llevaban a Victorica al tiempo en que fuera fundador y primer presidente de la Sociedad Militar Seguro de Vida, una mutual castrense, en que asistía como profesor a la Universidad, y cuando fue nombrado miembro de la Academia Nacional del Derecho.

MUERTE Y HOMENAJES

Benjamín Victorica, el general doctor, muere en Buenos Aires el 27 de enero de 1913, a los 81 años. Poco antes de su muerte, en el jubileo de sus ochenta años, el general Roca dirá de Victorica: “Vivir largamente la vida, es ya singular beneficio, pero vivirla noble y honradamente, haber hecho de cada día una jornada consagrada al interés general y recoger en los dinteles del reposo…, la indiscutible consagración que hoy se os tributa, es, Sr. General, realizar la bella expresión de un destino superior”.

Su velatorio fue en la Casa Rosada y fue sepultado, con todos los honores, en el cementerio porteño de la Recoleta. Su trayectoria pública es abrumadora, por la cantidad y calidad de los puestos ocupados. Sin embargo, pocas calles lo recuerdan en el país, otras pocas escuelas. La isla más grande del lago Nahuel Huapí fue bautizada con su nombre, pero el uso y la costumbre la convirtieron en la isla Victoria. En el Tigre, el paseo costanero lleva su nombre. Pero sin duda el más sentido homenaje se lo haya brindado el entonces territorio nacional de La Pampa, donde un fortín que fue bautizado en 1882 con su nombre, fue convirtiéndose en la primera ciudad de la hoy provincia. Victorica donó a ese pueblo su biblioteca, que sigue estando a disposición del público. Una placa curiosa en su tumba lo reconoce como teniente general. La Argentina será mejor cuando reconozca a hombres como Benjamín Victoria, y los recuerde.

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1 COMENTARIO

  1. Profesor Eduardo Lazzari: Gracias por todas sus enseñanzas que nos aporta a todos quienes valoramos la historia de nuestro país.
    Justo homenaje al General Benjamín Victorica, quien además de contar con muy pocos homenajes en conferencias, actos, etc., un músico italiano, el Maestro Mayor de Banda Juan Rispoli le dedicó una vibrante marcha militar: “Victorica”…. escueto nombre para semejante personalidad. Esta información la tomé del canal de Youtube y Maestro Coronel de Banda Don Juan José Catalano.
    Lo saludo con mucho afecto y gratitud.
    Wenceslao Rosso Picot.- DNI 10550190

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