Riffs inolvidables

El término “riff” no surgió del rock sino del jazz; parece ser que la palabra proviene del término “rythmic figure” abreviado.

    Hay que diferenciar el riff del “solo”, que es la parte de una obra o canción en la que el músico muestra su técnica y destreza instrumental tanto como su musicalización, pero que no suele repetirse dentro de una canción. El riff, en cambio, puede volver a aparecer en la canción, ya sea entre las estrofas o incluso al final de la misma.

     La mayoría de los riffs son cortos, de unas pocas notas, aunque los hay largos; el riff suele formar parte de la “intro” (introducción) de una canción, tiene entidad propia dentro de la misma y, como quedó dicho, suele identificar a la canción aunque no sea la melodía central de la misma.

     Los riffs son marca registrada en el rock (en todas sus variantes, desde el heavy metal hasta el rock’n roll pasando por el pop-rock o el progresivo), pero la música pop y hasta los temas melódicos pueden tener riffs que los identifican.

     Hechas estas aclaraciones, repasemos algunos de los riffs más célebres de la historia del rock, tratando de pasar por todos los estilos…

    Vale la pena empezar por el que quizá sea el riff más famoso de la historia del rock: Smoke on the Water, de Deep Purple. Este riff fue compuesto por su guitarrista Richie Blackmore, quien según una versión se habría inspirado improvisando con la inversión de las notas de la 5ta Sinfonía de Beethoven (luego diría “le debo mucho dinero al gran Beethoven”).

  Deep Purple tiene muchos otros riffs extraordinarios: Burn (dos secuencias seguidas y parecidas de cinco notas), Child in Time (sólo tres notas que pausadamente nos introducen en un tema dramático y que volverán a mitad de la canción para agregarle más dramatismo aún), Highway Star (un crescendo asfixiante que explota en dos notas inconfundibles), Perfect Strangers (el riff está en el medio del tema), Black Night, Sometimes I feel like screaming (un lamento melódico pausado que obliga a prestar atención) y otros.

     Otro grupo experto en imponer riffs es el grupo australiano AC/DC. Todos sus riffs son conocidos aún por quienes no son rockeros. Thunderstuck es una sucesión de notas que se descargan como metralla desde la guitarra de Angus Young, Hells Bells es una pesada mochila de notas que agobian antes de entrar en el infierno y Highway to Hell entrega cinco secuencias de tres notas que son como el mismísimo timbre de la puerta del infierno. You shook me all night long es un riff rockanrolero estilo Stone, y Back in Black, un clásico tan conocido como inigualable, tiene una cadencia que penetra en la cabeza y la obliga a moverse.     

     Led Zeppelin tiene muchos riffs imbatibles, pero como en ningún otro grupo en este caso la voz de Robert Plant complementa perfectamente a los riffs de guitarra de Jimmy Page. Whole lotta love es un gran riff y cuando empalma con la voz cruda de Plant se potencia, lo que no suele ocurrir con los riffs, que no suelen llevarse bien con la voz del cantante. Algo similar pasa con Heartbreaker; y en Inmigrant song, el inconfundible riff de guitarra se complementa de manera perfecta con el grito de Plant, transformándolo en un riff mixto: guitarra + voz. En Black Dog, la intro empieza con la voz a capella de Plant y el riff viene después, y queda genial. Finalmente, Kashmir, una genialidad de secuencias de tres notas que se repiten a lo largo de todo el tema, agobiantes y tensas (y con diferentes instrumentos), presagiando una caída a un precipicio que mantiene la angustia.

     Metallica es otra gran usina de riffs famosos. Enter Sandman entra en el grupo de los insuperables: empieza con guitarra acústica, luego esas cinco notas en guitarra eléctrica (la primera un mazazo; el resto, cuatro cachetazos) que anuncian la pesadilla que se avecina. Algo parecido ocurre con Seek and Destroy y Master of Puppets, exponentes del riff-huracán. One tiene dos riffs: uno aplacado al inicio y uno vertiginoso en el medio. Y están los riffs lentos y tristes como The Unforgiven y Nothing Else Matters, verdaderos lamentos que presagian hermosas canciones; se dice que los grupos de heavy metal suelen hacer muy buenas (aunque pocas) baladas, y este es el caso.

     Iron Maiden, un supergrupo único, tiene toda una variedad de riffs que va desde lo más simple a lo más elaborado, todos ellos perfectos. Run to  the Hills es una simplísima sucesión (cuatro secuencias de tres notas cada una) que da una imagen perfecta de quien se prepara para escapar. The Trooper es un riff en dos partes, la primera cruda, la segunda una ametralladora que nos mete en la batalla; The Number of the Beast desata euforia, locura, acción. En otra línea muy diferente, el riff de Fear of the Dark expresa exactamente lo que se siente al adentrarse en la oscuridad; en Hallowed by the Name el riff te instala en la celda de quien espera la ejecución; ambos riffs son tan oscuros como bellos. En The Clairvoyant el bajo prepara la llegada de la guitarra, que desarrolla uno de los riffs más melodiosos del rock. Afraid to Shoot Strangers merece un tratamiento especial: este tema (que no es nada común, ya que son cuatro temas en uno, bastante diferentes entre sí)… ¡tiene cuatro riffs! El primero (en la intro) es lúgubre, el segundo es barroco, el tercero es metal puro, el último es épico. Es una obra musical que vale la pena escuchar, cuatro riffs en un tema, unidos a las estrofas, a los solos, todo en una especie de laberinto musical. Y cuando se trata de Iron Maiden, algo se destaca: todos tienen hermosas melodías, mucho más lindas que cualquier otra banda metalera.

     Black Sabbath tiene varios riffs conocidos: Iron man (una especie de riff apocalíptico), Children of the Grave (bastante básico pero impactante), Sweet Leaf (cinco notas que queman), y Ozzy Osbourne con Crazy Train, cuyo riff parece el preámbulo de una película de terror aunque el tema es bastante más festivo que lo que el riff parece augurar.

     Megadeth tiene un gran riff en Symphony of Destruction, con una guitarra destructora que ejecuta esas notas que se han transformado en el cantito de los fans en sus conciertos, y Motörhead tiene al imbatible riff de Ace of Spades que nos empuja a un vértigo que nos dejará exhaustos. Pantera tiene un riff muy conocido, Walk, que parece que nunca desembocará en el tema y aún cuando la voz de Phil Anselmo lo asalta el riff sigue de fondo, áspero e imperturbable. Thrill of the night, de Whitesnake, tiene un riff más que conocido que se transforma en un pilar de la canción. Living after midnight es un tema de Judas Priest con un conocido riff rockanrolero, y el archiconocido riff de Jump, de Van Halen,  ha sido usado en muchos programas de televisión, aunque debe decirse que es un riff festivo y cercano al pop, algo alejado del estilo predominante de la banda.

     Dejando el rock más duro, echemos una mirada a esos riffs antiguos, conocidísimos y clásicos de hace 60 años…

     Jailhouse Rock (1957), “el rock de la cárcel”, canción inmortalizada por Elvis Presley, tiene uno de los riffs más conocidos de la historia. Lo mismo puede decirse de las cuatro notas del riff de Boom Boom (1962), de John Lee Hooker, o de Johnny B. Goode (1958), inmortal tema de Chuck Berry, pionero del rock’n roll. Y quién no conoce el riff de La Bamba (1958), creada por Richie Valens, que recorrió y recorre el mundo aún hoy, o el riff inicial de Pretty Woman (1964), de Roy Orbison, con sus cinco notas que llaman a una melodía que todo el mundo conoce.

     Jimi Hendrix fue/es un creador de célebres riffs: en Little Wing esas primeras notas ya nos hacen recorrer la canción en nuestra cabeza; en Voodoo Child el riff con la guitarra distorsionada prepara para una montaña rusa musical; en Foxey Lady el riff inicial es la piedra en la que se apoya todo el tema; en Purple Haze esas cuatro notas casi díscolas encaminan hacia un tema bastante más clásico que lo que uno imagina al escucharlas.

     The Beatles, ese grupo único fuera de todo rango, atraviesa el rock y el pop tanto con temas simples y cortos como con temas de gran elaboración; todo el espectro musical campea por las distintas etapas del grupo. Y ellos también tienen algunos riffs que todos conocemos. De su primera época, Twist and shout (un tema que no es de ellos, pero que ellos inmortalizaron) tiene un riff que atraviesa el tiempo. De sus épocas posteriores, Come Togheter, ese riff inicial estrambótico, absolutamente original para la época (y aún hoy), es inconfundible; Day Tripper es un riff más rockero, también reconocible por todo el mundo; Hey Jude, tema icónico de Paul McCartney, tiene un riff, sí… pero al final de la canción y “tarareado” (algo que casi se sale de la regla de los riffs), porque el la-la-la final repetido hasta el fin no es más que un riff, más que identificatorio del tema. Hasta en eso eran diferentes The Beatles.

     Otro viejo grupo, Credence Clearwater Revival, sin ser rockero (bueno, quizá apenas) tiene tres riffs buenísimos: Have you ever seen the rain tiene ese encantador y breve riff inicial que empieza con guitarra y termina con piano; es un riff en el límite de la intro, pero es inconfundible. Lo mismo puede decirse de Proud Mary, más rockero que la anterior. Y de Fortunate Son, definitivamente rockero, con ocho notas iniciales que apuntan a una canción que atropella.

        El rock más clásico y popular también tiene riffs marcados a fuego.

     Los Rolling Stones (rock & roll puro) son una fábrica de riffs; de hecho, los riffs son casi el pilar de su enorme carrera, ya que las melodías de sus temas no varían demasiado en sus acordes. Son decenas, pero citaremos sólo algunos: Jumpin’ Jack Flash (un riff intimidante que golpea) y Satisfaction son riffs extraordinarios, mejores incluso que las canciones a las que pertenecen, al punto que las sostienen repitiéndose varias veces durante las mismas. El riff de Gimme Shelter (quizá el mejor tema Stone) es hipnótico, quien lo escucha se prepara para el hechizo que seguirá, en el que el riff está presente tanto en primer plano como en el background. Start me up (quizá el emblema sonoro de los Stones) y Brown Sugar son típicos “stone”, I miss you es algo más enigmático pero igual cae en el rock’n roll stoneano típico, y Paint in Black es un caso especial ya que el riff se transforma en el tema-melodía principal de la canción.

     Eric Clapton es el padre de riffs hiper-famosos: de su época de Cream es Sunshine of your love (1967), con diez notas archifamosas; el riff de Cocaine (que empieza casi igual), cuyo sonido sólo puede provenir de Clapton (aunque el tema no es suyo), no sólo apoya sino que mejora la canción. Otro memorable riff es el de Layla, que debe ser de los más famosos de la historia, ha sido tocado en diferentes versiones y ritmos, y (hay que decirlo) es bastante mejor que la canción.

    Las seis notas del riff de Born in the U.S.A., emblemático tema de Bruce Springsteen, son una declaración de identidad norteamericana, aunque la letra del tema no es precisamente un elogio a la política yanqui. Y el riff de Are you gonna go my way, de c, es el más rockero y recordado de su repertorio.

   Baba O’ Riley es una canción sublime de The Who, con un riff también extraordinario. El riff tiene dos partes, la primera electrónica, casi de ciencia ficción, y la segunda con la guitarra apabullante de Pete Townshend. Original por donde se lo mire, este tema escrito en 1971 depara un asombro tras otro, empezando por el riff.

     Dire Straits tiene algunos riffs clásicos, inconfundibles y parecidos, exponentes perfectos del “sonido Knopfler”: Money for nothing (inconfundible y precioso riff que ya hace que todo lo que sigue te guste), Walk of life (un riff estilo country en el que predomina el teclado) y Sultans of swing (en este caso, son varias notas “conectoras” que aparecen en medio de la canción más de una vez, lo cual hace al riff especial).

     Guns N’ Roses tiene sus riffs famosos: el riff de Sweet child o’mine debe ser uno de los más hermosos del rock (para muchos es el mejor riff); la combinación de esas nueve notas iniciales es insuperable y nos lleva a una canción bellísima. En Paradise City, en cambio, el riff no está al comienzo, es áspero y divide en dos el estilo de la canción.

     El riff de Another one bites the dust, famoso tema de Queen, es inconfundible y está tocado por el bajo de John Deacon, quien lo compuso, y está el no menos famoso de We will rock you, compuesto por Brian May.

     El riff de Where the streets have no name, de U2, es en realidad una intro con un crescendo que lleva a la emoción, pero es tan inconfundible y el sonido de la guitarra de The Edge es tan único que es la esencia misma de ese gran tema y lo identifica por completo, así que vale señalarlo aquí. Algo parecido pasa con Pride, en el que tanto el riff como el tema son más simples. Y el dramático doble riff de Sunday Bloody Sunday es inconfundible, con sus golpes de batería primero y de guitarra después.

    Es imponente y arrollador el riff de She Sells Sanctuary, de The Cult, que da paso a la voz privilegiada de Ian Astbury; es breve pero suficiente el de Born to be wild (Steppenwolf); es repetitivo y poco creativo pero más que conocido el de You really got me (The Kinks).

    Posiblemente el mejor riff de Aerosmith sea Walk this way, con esas nueve notas iniciales en guitarra. Wind of Change, clásico de Scorpions,  nos muestra un riff con un silbido en fading más que conocido. El tema Suicide Blonde, de INXS, tiene un riff tan bueno que continúa casi durante todo el tema, como transformándose en él. I love rock’n roll, de Joan Jett & The Blackhearts es más que conocido, y el festivo riff de Passenger (clásico de Iggy Pop) es tan sencillo como glorioso.

     Kiss, grupo de aspecto bizarro y rock simple, ha entregado buenos riffs, sobre todo con Rock and roll all Nite (conocidísimo), una mezcla de rock e intro, Mr.Speed y Detroit Rock City (quizá el más logrado). El grupo de rock-glamour Europe tiene un tema emblemático, The Final Countdown, cuyo riff rimbombante ha recorrido y recorre el mundo como cortina de varios eventos. Y Survivor entrega Eye of the Tiger, el clásico de “Rocky”, cortante y reconocido en el mundo.

     The Police tiene riffs muy buenos y conocidos, algo más cercanos al punk y hasta al jazz. Message in a Bottle es bien punk, Every breath you take es cercano al pop, Walking on the Moon es minimalista; los tres son inconfundibles.

     The Cure, entre el punk y el rock gótico alternativo, tiene algunos muy buenos riffs, como los de Friday I’m in love y Just like Heaven, ambos festivos y ligeros aunque con esa pizca de oscuridad típica de Robert Smith. Otro grupo de punk-rock, Green Day, tiene un buen riff en Boulevard of Broken Dreams, ocho notas que se tocan en diferentes partes, con diferentes instrumentos.

     Los Red Hot Chilli Peppers son una banda ecléctica que roza el funk, el punk, el rock alternativo, el pop y más. Tiene muy buenos riffs, todos con guitarra acústica o eléctrica sin distorsión, con muy buenas melodías. El riff inicial de Snow (Hey Oh) es alegre, tan inconfundible como hermoso; el de Under the Bridge es melancólico y cuidado; la misma línea sigue el beve riff inicial de Scar Tissue, y el de Californication (cuatro notas) es suave e intrigante.

     El grunge tiene también algunos riffs interesantes. El riff de Alive, de Pearl Jam, es muy original, se repite de fondo durante las estrofas mientras Eddie Vedder impacta con su voz; el riff de Black es casi opuesto: está al final del tema, es repetitivo, en fading, y le da un tono dramático y único al final del tema; y el riff de Jeremy le pone como un suspenso a la historia que contará la canción. Nirvana tiene riffs notables: el de Rape me es angustiante y trágico, el de Come as you are es oscuro y monótono, el de Smells like teen spirit es corto, nada original pero impactante.

     Algunos grupos de rock alternativo tienen buenos riffs. White Stripes tiene un tema con un riff famosísimo: el de Seven Nations Army, impactante y grave riff que se escucha en ámbitos deportivos y es infaltable en los partidos de rugby internacional. En una línea similar está el hiper-conocido y magnético riff de Bad to the Bone, de George Thorogood & The Destroyers; tan famoso como el extraordinario riff de La Grange, de ZZ Top. El riff de Song 2, de Blur, es reconocible por todo el mundo, tanto por su “uuujuuu” como por la guitarra que o sigue. Massive Attack, otro grupo de rock alternativo, tiene en Teardrop un hermoso riff oscuro y sentido que ha sido utilizado en series y películas. Una banda difícil de encasillar por sus distintas influencias es Toto, que tiene en Hold the Line un muy buen riff más que conocido. Y cómo dejar afuera a Tubular Bells, de Mike Olfield, un riff que se transforma en tema y en un disco entero.

     Algunos exponentes del blues-rock y el country-rock también tienen riffs memorables: el gran riff de Sweet Home Alabama, de Lynyrd Skynyrd pero versionado por decenas de bandas; el de Hotel California, de Eagles, un riff suave y nada sencillo de guitarra, emotivo y delicioso; el mucho menos blusero All right now, de Free, que se sale algo de su estilo. Y cabe mencionar a un supregrupo inclasificable, Dave Matthews Band,  banda incomparable de no tantos riffs pero que tiene en Ants Marching un riff marcial y contundente que encaja perfecto con el tema, en Warehouse un riff cortante y bastante diferente a lo que será una gran canción que mezcla ritmos y climas, y en Don’t drink the water, un riff agobiante y oscuro como la canción que identifica.

     El rock progresivo no es el estilo de rock que más riffs ha consagrado pero también tiene varios riffs inolvidables. En general son riffs más “melodiosos”, menos “golpeadores”, tal el estilo del rock progresivo y el rock sinfónico.

     El riff de Aqualung, de Jethro Tull, es un inconfundible ícono del rock progresivo, escrito por Ian Anderson en su pico de creatividad. Algo parecido puede decirse del riff de 21st Century Squizoid Man, de King Crimson. Pink Floyd tiene dos riffs más que famosos: Money y Run like hell. Boston tiene un buen riff en More than a feeling. Camel tiene dos excelentes riffs en Lady Fantasy y Never let go. Marillion tiene un gran riff: Kayleigh, un gran comienzo de tres notas para un tema precioso. Y es muy bueno el intrigante riff de cuatro notas en guitarra acústica de From the begining, de Emerson, Lake & Palmer.

     Rush tiene en Limelight un impactante y emblemático riff de nueve notas que enmarca una canción perfecta de Lee, Lifeson y Peart. Las cuatro notas del riff de Tom Sawyer son otra marca registrada de Rush, el inicio de YYZ es un riff recontra progresivo y perfecto, como si cayera un rayo, y The Spirit of Radio tiene dos riffs seguidos al comienzo de esa hermosa canción.

     Carry on my wayward son, de Kansas, empieza con un coro a capella y el riff viene después creando el clima rockero del tema. Y en Dust in the wind, el riff inicial, suave y con guitarra acústica, es inconfundible y marca el ritmo de esa hermosa balada.

     Yes  tiene dos riffs famosos casi opuestos en su forma: And You and I, una sucesión de acordes acústicos bellísimos y suaves seguidos del bajo, y Owner of a Lonely Heart, típico riff rockero que golpea con guitarra eléctrica.

     El riff más rockero de Genesis posiblemente sea el de Abacab; en la etapa pop-rock del grupo encontramos un gran riff en Turn it on again: comienza con unas notas repetidas en guitarra, luego el teclado ataca con dos notas imponentes, luego las seis notas en el piano que se repiten y arranca un tema arrollador. En Behind the lines el riff es de tres notas que se repiten cuatro veces empujando un gran tema que inicia una trilogía bellísima de temas unidos. El riff se repetirá en el tema final del disco (Duke), Duke’s End.

      Finalmente vale la pena señalar algunos otros riffs de variados estilos, todos más que consagrados.

     En Samba Pa Ti, de Santana, el riff termina mezclándose con la melodía principal del tema, y en Oye cómo va hay dos riffs: uno se transforma también en el tema y el otro aparece en medio de la canción, pero ambos son identificatorios.

    Peter Gabriel tiene en Sledgehammer y en Steam dos riffs implacables y parecidos, más cerca del pop que del rock pero que bien merecen estar en este repaso. Algo parecido puede decirse del inolvidable riff de Rebel Rebel, de David Bowie.

     Coldplay tiene en Clocks un riff en el piano, melodioso y ya clásico, y en Viva la vida un riff coreado que conoce todo el mundo.   

     Y es imposible no reconocer el inolvidable riff saltimbanqui de Take on Me, de A-ha. Hit Me With Your Best Shot, de Pat Benatar, es un gran riff, más rockero que el tema en sí. En estilo similar, Personal Jesus, de Depeche Mode; y ya declaradamente pop, el archiconocido riff de Sweet Dreams, de Eurythmics, y el gran riff de cuatro notas en el teclado de The power of love, de Huey Lewis & The News. Y ya que llegamos a la frontera del pop vale la pena terminar con el rey de ese estilo, Michael Jackson, que tiene riffs imbatibles: Smooth Criminal es un gran riff, grave, con bajo y batería; Billie Jean, ocho notas de bajo implacables que empalman con cuatro notas de teclado y revolotean durante toda la canción; Beat It, inconfundible y dinámico, y por supuesto el riff de Thriller, que acompaña durante toda la canción, una historia medio terrorífica contada de manera perfecta.

     Los riffs son gran parte de la esencia de las canciones del rock; a veces, lo que hace que las recordemos para siempre. Bueno, no sólo en el rock… en otros estilos, en otro tipo de música, pasa lo mismo…¿alguien puede negar que el inicio de la 5ta Sinfonía de Beethoven es un riff perfecto?

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