Semana de la Visión: Cuando no se ve

Este cuadro fue concluido en 1919 por John Singer Sargent (1856-1925), sin duda el mejor retratista ingles de su época, quien fuera comisionado por el British War Memorials Committe para realizar una obra que sintetizase el horror de la contienda  en el Museo Imperial de Guerra.

Sargent concibió esta obra llamada “Gaseados”, de grandes dimensiones (231 por 611,1 centímetros) basada en una foto sacada durante la Batalla de Estaires en 1918.

Estos soldados habían sido expuestos a gases como el fosgeno o el gas mostaza que producían una severa queratitis –inflamación de la córnea–, además de irritación de las mucosas de las vías aéreas superiores.

Se calcula que estos gases pusieron fuera de combate a 1.300.000 personas y mataron a cien mil a lo largo de la contienda. Lo peor es que no siempre era el enemigo los afectados, un cambio de viento y los victimarios se convierten en víctimas.

Los soldados, enceguecidos, eran conducidos a una enfermería donde sus ojos se ocluían y de allí conducidos por personal de enfermería hasta los hospitales de campaña para ser tratados. Como eran compañías enteras las gaseadas, era común ver estas filas de no videntes.

Después de serle encomendada la confección de una obra, Sargent viajó a Francia para ver con sus propios ojos los desastres del conflicto y buscar una fuente de inspiración. El 21 de agosto de 1918 presenció este desfile de combatientes invidentes pertenecientes a la 3ª División del 4to Cuerpo del III Ejército Británico que había sido atacado con gas mostaza en la Batalla de Estaires. Inmediatamente a Sargent le vino a la memoria el cuadro de Pieter Brueghel el Viejo, La parábola de los ciegos, pintado en 1568, basado en el texto bíblico  de los invidentes guiado por uno de ellos, con la consiguiente caída (Evangelio de Mateo 15:14.).

La parábola de los ciegos

La cruda realidad tratada por Sargent no fue del agrado de muchos. Después de todo no era un obra destinada a “agradar”, sino a plasmar un hecho que no necesariamente debía responder a los cánones heroicos del siglo XIX como La carga de la brigada ligera. Aun así, E.M. Forster sostuvo  que era “demasiado heroica”, mientras que Virginia Wolf la atacó con patriotera. Winston Churchill sintetizó el sentido de esta  obra: “Genial, pero de doloroso significado”.

La pintura es un poderoso testimonio del uso de armas químicas vivamente descripto por Wilfred Owen (1893-1918) (uno de los llamados “poetas de la guerra”) en los versos de “Dulce et Decorum est” (como señalaba Horacio en su oda sobre la gloria de morir por la patria ):

Obsceno como el cáncer,

Amargo como el vómito.

Como ulceras incurables en lenguas inocentes.

Mi amigo, jamás podrás decir

a los niños desesperados por la gloria

la vieja mentira latina:

Dulce y decoroso es morir por la patria.

A pesar de la afirmación de Sargent de que lo que había presenciado era “épico y heroico”, poco de ello se puede encontrar en estos hombres enceguecidos, inválidos y conducidos fuera del campo de batalla, donde habían experimentado el horror de la falta de visión.

El costo de no ver

Escogí este cuadro impactante para hablarles de la falta de visión, en el Día de la Visión, consagrado por la OMS, justamente, para tomar conciencia de la envergadura de esta discapacidad.

El Indec sostiene que hay más de 900.000 personas con discapacidad visual –más del 90% de ellos la reconocen como grave–.

Se calcula que cada ciego le sale al erario público unos 20.000 de dólares al año (pensiones, atención médica, discapacidad, etc.).

Y la Organización Panamericana de la Salud estima que Argentina pierde al año mil millones de dólares por ausentismo laboral debido a problemas visuales.

Estos números solo están citados para cuantificar el daño visual en nuestra población. El daño personal, la pérdida de potencial humano, los trastornos psiquiátricos asociados, los problemas familiares, las frustraciones y la angustia no se pueden calcular, pero tienen un precio que nadie quiere pagar.

Son muchas las causas de ceguera, pero las más frecuentes son: Retinopatía diabética, maculopatía, catarata, retinopatía del prematuro, miopía magna y traumatismos.

La diabetes es una enfermedad ocasionada por el aumento de la glucemia que induce a una microangiopatía, responsable de ocasionar afecciones cardíacas, alteración en la circulación de las piernas, nefropatía y lo que hoy nos interesa, retinopatía diabética que, sin tratamiento, puede conducir a la ceguera.

La diabetes cada día compromete a más personas. Del 3% hace 40 años, hemos subido al 9% “and up”. (Los resultados post pandemia no están disponible pero el encierro forzado nada bueno pudo acarrear).

Lo más grave del caso es que la mitad de la gente diabética no sabe que lo es diabética y menos aún sabe que la diabetes conduce a la ceguera. Pero también es importante aclarar que con tratamiento preventivo y tomada a tiempo, hoy la mayor parte de los casos son evitables. De allí su importancia epidemiológica y la difusión que amerita.

El glaucoma es una neuropatía del nervio óptico debido, generalmente, al aumento de presión ocular. Compromete a casi el 2% de la población general y al 4% de las personas arriba de los 40 años (este porcentaje aumenta con los años). La importancia, una vez más, está en la detección precoz y el seguimiento adecuado. El único profesional capacitado para detectar y tratar el glaucoma es el médico oftalmólogo, a través de la toma de presión, el oftalmoscopio y un estudio de campo visual. También existen medios más sofisticados para su detección y tratamiento, pero para eso las personas deben ir a una consulta donde se valorará la necesidad de anteojos y se controlará al ojo para descartar la afección del nervio. De allí que es imprescindible que las prescripciones de anteojos estén en manos de médicos calificados que estudien cada caso en el contexto de la salud del individuo y no un técnico que no tenga formación biológica.

La maculopatía es una afección del centro de la retina que impide la discriminación fina –como la lectura– .La causa más frecuente está relacionada con la edad y llega a comprometer al 5% de la población por arriba de los 60/70 años. Existen tratamientos efectivos para evitar su evolución y compensar las limitaciones que pudiera ocasionar pero una vez más, el control y la detección temprana es la clave.

La catarata es la mayor causa de ceguera tratable y hoy día es la cirugía que más se hace en el mundo y también en el país. Las crisis socio-económicas aumentan la cantidad de ciegos por catarata.

La retinopatía del prematuro (ROP) es una afección que se da en el recién nacido expuesto al oxígeno en los primeros días de vida después de un parto prematuro. Gracias a una activa colaboración entre pediatras y oftalmólogos, y el seguimiento de un estricto protocolo es que esta terrible afección está bajo control.

La miopía de alta graduación o magna, está asociada a la maculopatía, glaucoma, catarata y al desprendimiento de retina. Es importante que sepan que en los niños con miopía hay una forma de atrasar la elongación del ojo que es la causa de la miopía. Por eso es importante el examen y detección precoz de los niños miopes porque hoy ha cambiado el pronóstico de estos niños.

Por último, los traumatismos por accidentes de trabajo y de automóviles siguen siendo una causa evitable de ceguera, si es que se respetasen las normas de seguridad.

Como podemos observar, existen numerosas afecciones de las que debemos preocuparnos, lo que implica una inversión considerable. En el caso de Argentina, esta inversión recae en su mayoría en manos privadas, clínicas centros y consultorios que han realizado importantes inversiones en tecnología y capacitación, otorgando prestigio a la especialidad a nivel mundial. Lamentablemente, la falta de inversión debida a las escasas remuneraciones (tan solo 2 o 3 dólares por consulta antes de impuestos) está obstaculizando la adquisición de tecnología y formación necesaria para la detección y tratamiento de estos casos.

Algunos gerenciadores de salud han llegado a afirmar que la oftalmología es cara (¿2 o 3 dólares la consulta? ¿300 dólares la cirugía de catarata?). Como siempre hay gente que ve sin mirar y solo contempla la mitad vacía de la botella. Quizás ellos deberían ponerse en la fila de estos soldados británicos que se enfrentaron con las tinieblas… Para aquellos que se quejan de este costo médico, le recomendamos que prueben la ceguera…

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