Suzanne Valadon

“Marie Clementine -dijo el pequeño Toulouse Lautrec calzándose sus anteojos de miope para ver mejor los dibujos que sostenía entre sus manos- has posado desnuda para todos los artistas viejos de París. Sería bueno que cambies tu nombre. Desde hoy te llamarás Suzanne” (como el personaje bíblico famoso por su desnudez). Y ese día nació la artista que nos dejaría sus óleos pergeñados en años de estudiadas pinceladas, la autora de esos dibujos de mujeres que, como ella, habían exhibido sus cuerpos para inspirar la etérea sensualidad de los artistas.

Marie Clementine Valadon nació el 23 de septiembre de 1865. De joven debió ganarse la vida como pudo: fue modista, planchadora y lavandera. Vivía con su madre en el viejo barrio de La Bastille, pero pronto se mudaron al que sería su mundo, Montmartre, barrio de bohemios y prostitutas. Fue acróbata del circo Molière, pero una desafortunada caída del trapecio puso fin a su carrera y por poco a su vida. Buscó entonces un oficio menos peligroso y se ofreció como modelo de artistas, mientras ella misma, en soledad, plasmaba esos dibujos que escondía de miradas indiscretas. Después de posar para Wertheine, un artista de la vieja escuela, lo hizo para el pintor de diosas y ninfas Puvis de Chavannes, que se enamoró de esta jovencita desenfadada. Marie Clementine o “La terrible Marie”, como le decían, fue la modelo de todos los personajes que pueblan el “Bosque sagrado, amado por las artes y las musas”, que hoy se encuentra en el Museo de Orsay, de París.

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Suzanne Valadon

Suzanne Valadon

Poco duró el romance entre el artista y su musa: Chavanne buscó consuelo en su alumna Berthe Morissot y Marie Clementine quedó fascinada con Renoir, por entonces un joven y apuesto pintor que acababa de casarse con su modelo Aline Charigot después de 10 años de convivencia.

Renoir retrató a Marie en “Baile en Bougival” (1883), en “Baile en la ciudad” (1884) y “Joven peinándose” (1885). El artista, que sabía sobre la pasión de Marie por el dibujo, la alentó para que siguiera con su arte. Sin embardo, la relación de Valadon con Renoir se enfrió con el tiempo. “Es un gran pintor”, dijo Suzanne años más tarde: “Todo pinceles, nada de corazón”. Por entonces el escultor Bartholomé le presentó a Degas, a quien Marie mostró sus obras. El aristocrático pintor, fascinado por lo que veía, le dijo: “Eres uno de nosotros”. Periódicamente, Degas le enviaba cariñosas cartas de estímulo. “Si aún tuviese lágrimas -le escribió un día- me encantaría derramarlas sobre tus dibujos de desnudos”.

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Adan y Eva - 1909Suzanne Valadon

Adan y Eva – 1909

Suzanne Valadon

En 1883, después de tener un hijo al que llamó Maurice, Marie se mudó a la Rue Tourlaque, donde tenían sus ateliers varios artistas, como el italiano, Zandomeneghi, para quien también modeló. Justamente al edificio vecino se mudó al poco tiempo Toulouse Lautrec, que conocía a Marie Clementine de sus tiempos de acróbata. El pequeño pintor estaba subyugado por esta joven independiente, libertina, mentirosa y bebedora. Muchas noches al volver Marie a su casa, después de trabajar o divertirse por los bares de Montmartre, encontraba un ramo de flores colgado de su puerta con una nota de Lautrec: “Vale por unos vasos de absenta”. Y así la retrató Lautrec por primera vez, ante un vaso de esta bebida que pronto sería prohibida por sus efectos tóxicos.

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La Buveuse (La bebedora) - Retrato de Suzane Valadon por Henri de Toulouse-Lautrec.

La Buveuse (La bebedora) – Retrato de Suzane Valadon por Henri de Toulouse-Lautrec.

Marie no solo fue modelo de Toulouse, sino también su compañera, amiga y amante. Entre ellos se estableció una relación tortuosa, llena de engaños y sinsabores. Ella quería casarse con Toulouse y él dudaba si no lo hacía por su dinero. Ante la negativa, Marie hizo un intento de suicidio. Cuando Toulouse descubrió que estos intentos eran solo una treta para retenerlo, la abandonó para siempre. El golpe fue terrible y Marie Clementine, ahora Suzanne, hizo un nuevo y serio intento para quitarse la vida del que afortunadamente pudo reponerse. La vida debía seguir y la joven era bella y tenía talento. En 1890 conoció a Miguel Utrillo, un poeta español que se convirtió en su amante. Suzanne le dio a su hijo el apellido del amigo que se prestó a este juego de identidad. Suzanne jamás reveló quien fue el padre de Maurice ¿Fue acaso Toulouse Lautrec? ¿Fue Vincent Van Gogh o Puvis de Chavanne? ¿Fue el mismo Utrillo, como le dijo una vez a una amiga? Nadie lo sabe ni lo sabrá, lo cierto es que Maurice tenía serios problemas de conducta; no pudo terminar la escuela y cayó precozmente en el alcoholismo. Para darle un oficio, Suzanne le enseñó a pintar. Con los años Maurice Utrillo se convertiría en el artista que plasmó el alma de Montmartre, aquel de los molinos y la bohemia.

En enero de 1893 Suzanne conoció a Eric Satie. Con este músico tímido y solitario vivió un apasionado romance que poco duró, como todo en la vida afectiva de esta mujer.

Suzanne fue ganando fama como pintora. Se convirtió en la primera mujer en ser admitida a la Academia, y su primera exposición en 1915, fue un éxito comercial. Por ese entonces, hasta parecía que sus amores efímeros habían llegado a un fin: durante 14 años vivió junto al banquero Paul Moussis, circunstancia que le permitió cierto desahogo económico a ella y a su familia. Pero nada era eterno para Suzanne. En 1928 abandonó a Moussis para unirse a un joven de 20 años André Utter, amigo de su hijo. Juntos se retrataron desnudos como Adán y Eva.

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Suzanne Valadon, en cuatro pinturas

Suzanne Valadon, en cuatro pinturas

Sus últimos años de vida los dedicó a pintar y a cuidar a su hijo, que era internado habitualmente por problemas de adicción. En esta etapa se autoretrató desnuda, tal como lo había hecho tantas veces para otros artistas.

Muere Suzanne en 1938, poco antes de que su amada París cayese en manos de los nazis. A su funeral asistieron los artistas más célebres de Francia. Georges Braque, André Derain y Picasso le ofrecieron su último adiós.

Suzanne Valadon está enterrada en el cementerio de St. Ouen Seine, en Saint Denis, a las afueras de París.

Gilberte sentada en su lecho – 1909 Suzanne Valadon

Gilberte sentada en su lecho - 1909 Suzanne Valadon

Gilberte sentada en su lecho – 1909

Suzanne Valadon

Texto extraído del libro DESNUDO DE MUJER, de Omar López Mato (Olmo Ediciones)

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