Miguel de Azcuénaga, el brigadier

Miguel de Azcuénaga, nació en Buenos Aires, el 4 de junio de 1754. Era hijo de don Vicente de Azcuénaga, comerciante, y de doña Rosa de Basavilbaso, familias ambas de noble alcurnia y opulencia. Se educó en la casa paterna donde transcurrió su mocedad, y a los doce años su padre lo declaró “emancipado y libre de su patria potestad”, enviándolo a educarse a España en 1764.

Estudió en el colegio de Archidona, en Málaga, y en la Universidad de Sevilla. Diez años después, regresó al país, y a poco como apoderado de su padre, volvió a Europa. Viajó encargado de una negociación que manejó con destreza, revelando una vocación comercial. Pero al regresar ingresó al ejército donde obtuvo luego el grado de subteniente de Artillería. Pasó a servir a la Guardia del Monte, previniendo la invasión de los indios salvajes. Después participó en la conquista de la Colonia del Sacramento, en 1777.

Al año siguiente, fue electo Regidor del Cabildo, y en 1781, comandaba una batería en el Retiro durante la defensa de la ciudad de Buenos Aires en previsión de una posible invasión inglesa.

Después fue Alférez Real y Alcalde de 2do. Voto del Cabildo, en 1789, continuando como Síndico Procurador General en 1790, 1793 y 1794. Durante este período trabajó activamente en la dirección del “empedrado” de las calles de la ciudad, con el apoyo financiero del Virrey. El 6 de febrero de 1795, contrajo matrimonio con su prima doña Justina Rufina de Basavilbaso, cuyos intereses debió defender en pelitos que se dilataron por más de veinte años.

En noviembre de 1796, se lo nombró Teniente Coronel de las milicias de Buenos Aires, cargo que ocupó hasta 1802, habiendo ascendido a Coronel. Luego pasó a ser comandante del Batallón de Voluntarios de Infantería de la Ciudad tomando una parte muy activa y heroica en las invasiones inglesas. El general Beresford le exigió prestar juramento de fidelidad, a lo que él no quiso acceder.

En 1807, participó en la defensa de Buenos Aires contra las tropas del general Whitelocke.

Asistió al Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, donde fundamentó su voto, proponiendo que se entregara el mando provisional a la autoridad municipal.

Integró como vocal la Junta de Gobierno y fue uno de los principales soportes económicos del gobierno revolucionario por su fortuna personal, pues la Junta “emplazó en el término de cuatro horas para depositar en la casa del brigadier Azcuénaga, todas las armas largas y fusiles de chispas que tuvieran los habitantes de Buenos Aires.

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Adherido al partido de Mariano Moreno, fue miembro de la Sociedad Patriótica, surgida en 1811.

Desterrado a Mendoza por razones políticas, emprendió viaje “por las postas” en compañía de don Gervasio Antonio de Posadas.

De regreso en 1812, fue nombrado gobernador intendente de la Provincia de Buenos Aires y Comandante General de Armas. Al año siguiente, fue ascendido a Brigadier el 14 de enero de 1814, grado del que se le despojó injustamente a raíz del golpe de Estado del 4 y 5 de abril de ese año.

Cuando el Director Supremo, Posadas asumió el cargo, uno de sus primeros decretos fue confirmarlo en el de Brigadier, y nombrarlo para integrar el Consejo de Estado, en 1814, cargo que desempeñó con su reconocida capacidad, renunciando a su sueldo a favor del Estado.

Dos años después pasó a ser Jefe interino del Estado Mayor General, y en 1817, Presidente de la Comisión de Guerra que tuvo como objetivo organizar la defensa de Buenos Aires contra eventuales intentos portugueses. Fue miembro del Congreso General Constituyente.

Intervino en 1828, en el canje de las ratificaciones del tratado de paz con el Brasil. Más tarde, presidió la Junta Administrativa de la Caja de Amortización.

Fue electo diputado en 1831 y 1832, y se destacó por su asiduidad a las sesiones. Luego organizó el regimiento de la Milicia Pasiva, cuyo mando se le encargó hasta el 17 de diciembre de 1832, en que Azcuénaga y el coronel José Olaguer Feliú, fueron dados de baja.

Falleció el 19 de diciembre de 1833, casi a los 80 años de edad, en su casa de campo de Olivos, construida por Prilidiano Pueyrredón, frente al Río de la Plata, lugar que hoy ocupa la quinta presidencial, residencia de los primeros mandatarios de la Nación.

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Sepulcro de Miguel de Azcuénaga - Cementerio de la Recoleta.

Sepulcro de Miguel de Azcuénaga – Cementerio de la Recoleta.

El 31 de diciembre de 1910 fue inaugurada en esta ciudad su estatua en la Plaza de Primera Junta, obra del escultor francés Cordier, en un acto solemne, en el que pronunciaron discursos, el Intendente Municipal, Dr. Joaquín S. Anchorena, y el Dr. Adolfo Carranza.

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