Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, Hermann Göring fue el designado para crear una fuerza policial secreta, que fuera inmune a cualquier acción judicial, para llevar a cabo sus operaciones. Alemania, al igual que muchos países de Europa, tenía un largo historial de vigilancia política que provenía de su época imperial. Estos organismos utilizaban tácticas de vigilancia y coerción en contra de movimientos y personas a quienes consideraban hostiles al Estado o amenazas al orden establecido.
La Gestapo operaba sin restricciones; tenían autoridad para efectuar “arrestos preventivos” con total inmunidad e impunidad ya que sus acciones no estaban sujetas a apelación judicial, y en su ley fundacional quedaba explícita su misión: “asegurar la batalla eficaz contra todos los intentos dirigidos a la existencia y seguridad del Estado”. Así, todas las fuerzas policíacas alemanas se combinaron como parte de la consolidación nazi del poder.
Para 1934, la Gestapo estaba dirigida por Heinrich Himmler, jefe de las SS; como resultado de las “leyes de la Gestapo” promulgadas en 1936, la organización se convirtió en una dependencia nacional y Himmler fue nombrado jefe de la Policía alemana (hasta entonces, en Alemania no existía ninguna organización de policía nacional; cada estado provincial tenía la suya).
La Gestapo se distinguió de otros cuerpos policíacos por funcionar no solo como una fuerza policíaca, sino como una fuerza inseparable del partido nazi. Como quedó dicho, tenía la autoridad para operar fuera de la ley o de la supervisión judicial para combatir actividades que, aún siendo legales, el Partido nazi considerara inaceptables.
Una de las primeras tareas de la Gestapo fue eliminar cualquier posible resistencia al ascenso de Hitler al poder en 1933. Los oficiales de la Gestapo atacaban principalmente a enemigos políticos de los nazis, como comunistas, socialdemócratas, liberales y otros objetivos, aunque al principio de sus actividades no atacaron a los judíos.
Uno de los recursos más utilizados por la Gestapo fue la Schutzhaft o “custodia protectora”, cuya justificación era que como los enemigos del Estado eran tan odiados, los nazis estimaban necesario confinarlos “para protegerlos de la ira justificada de los buenos ciudadanos alemanes”. Ja.
Esta lógica retorcida permitió que la Gestapo tuviera todo el poder para arrestar a las personas y mantenerlas indefinidamente en campos de concentración sin acusarlas de nada ni permitirles tener un juicio. Para finales del verano de 1933, aproximadamente 100.000 alemanes habían sido apresados, y de 500 a 600 habían sido asesinados.
La Gestapo utilizaba también el “Verschärfte Vernehmung” (interrogatorio intensificado), eufemismo que describía una forma de tortura que no dejaba ninguna marca, entre las cuales se encontraban congelar a los prisioneros casi hasta morir, palizas pequeñas repetidas, mantener a los prisioneros de pie por muchísimo tiempo, submarinismo, duchas frías en habitaciones con aire acondicionado, posiciones de stress prolongadas, retención de medicamentos, dejar a los prisioneros heridos o enfermos abandonados en las celdas durante días, aumentar el calor en las celdas, desnutrir y matar de hambre a los prisioneros.
El poder represivo de la Gestapo era muy grande en relación a la cantidad de sus integrantes. En 1944 la Gestapo tenía “sólo” 32.000 miembros, de los cuales algo más de la mitad estaban involucrados en el “mantenimiento del orden”. Pero la Gestapo maximizaba esta cantidad limitada de recursos por medio de informantes y denuncias de ciudadanos alemanes que sospechaban de sus vecinos. Miles de izquierdistas, intelectuales, judíos, sindicalistas, gitanos, homosexuales y algunos religiosos simplemente desaparecían tras ser arrestados por la Gestapo y eran llevados a campos de concentración.
Al incorporarse a la “Oficina Principal de las SS para Seguridad del Reich” (RSHA), la Gestapo se volvió conocida como “Sección IV” y formó parte oficial del perverso aparato político que llevó a cabo el Holocausto. Heinrich Müller (conocido como “Gestapo Müller”), un general de División de la SS, fue nombrado en 1939 jefe de esa temida Sección IV de la RSHA. Se establecieron oficinas de la Gestapo en toda la Europa ocupada por los nazis. Desde estas oficinas, los funcionarios de la Gestapo ayudaron a las SS, a las autoridades de la ocupación militar y a los administradores civiles nazis a capturar y deportar a los judíos, así como a neutralizar a los miembros de la resistencia.
La Gestapo mantenía oficinas en los campos de concentración a la vez que muchos de sus miembros formaban parte de los terroríficos Einsatzgruppen (grupos operativos), que no eran otra cosa que unidades de exterminio que asesinaron a millones de judíos. Adolf Eichmann, de las SS, que fue el responsable de coordinar la deportación masiva de los judíos europeos a los centros de exterminio, fue otro de los que tuvo a su cargo una de las secciones de la Gestapo, que siempre trabajó junto con la policía de seguridad (SD) y las SS locales para facilitar las políticas antijudías.
Cuando Alemania comenzó a verse desbordadala a medida que, hacia el final de la guerra, los aliados se acercaban por todos los frentes hacia el interior de Alemania, la Gestapo comenzó a desaparecer paulatinamente. A partir de los primeros días del mes de abril de 1945, en una Berlín ya bombardeada, funcionarios de la Gestapo empezaron a quemar archivos y documentos. El 29 de abril, una división de fusileros al mando del coronel soviético Alexei Antonov asaltó la sede de la Gestapo. Su ataque fue contestado por la Waffen SS, produciéndose combates hasta que en la madrugada del 2 de mayo el edificio de la Gestapo fue tomado por el Ejército Rojo, que liberó a los detenidos que se encontraban allí.
Finalmente, la Gestapo fue disuelta por decreto del general Dwight Eisenhower, comandante de las Fuerzas Aliadas, el 7 de mayo de 1945. En los juicios de Nuremberg, la Gestapo fue considerada y definida como una organización criminal y quedó prohibida en toda Alemania.