La consagración del emperador Napoleón y la coronación de la emperatriz Josefina el 2 de diciembre de 1804

 

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La escena se desarrolla el 2 de diciembre de 1804, en la catedral de Notre Dame de París. Napoleón se distancia aquí del protocolo de la monarquía de antiguo régimen y quiere romper con la herencia de la Casa de Borbón. Sin embargo, los distintos objetos recuerdan los símbolos reales: están presentes la corona y el cetro. El emperador es consagrado por la gracia de Dios, pero su coronación por mano propia simboliza su derecho a la corona por la voluntad del pueblo. En efecto, Napoleón nunca “arrebató” la corona de manos del Papa, según el mito inventado por Adolfo Thiers y repetido erróneamente desde entonces. Este gesto estaba previsto en los preparativos oficiales y había sido aprobado por el Papa.

Los protagonistas

1 – Napoleón I (1769-1821) está de pie; él es el único protagonista de la escena, los otros no son más que espectadores pasivos.

2 – Josefina de Beauharnais (1763-1814): se arrodilla, en posición de sumisión, como preconiza el Código civil francés. Recibe la corona de las manos de su marido, no del papa.

3 – Maria Letizia Ramolino (1750-1836), madre de Napoleón, ha sido colocada en las tribunas por el pintor. Ocupa un lugar más importante que el papa. Realmente, no asistió a la ceremonia para protestar por la desavenencia de Napoleón con su hermano Luciano. El padre de Napoleón, Carlo Buonaparte murió en 1785. Maria Letizia pidió al pintor que le asignara un lugar de honor. En 1808, cuando Napoleón descubrió la tela acabada en el taller de David, quedó arrebatado, y ofreció toda su gratitud al pintor que había sabido rendir homenaje para la posteridad al afecto que profesaba a una mujer que compartía con él la carga de su función.

4 – Luis Bonaparte (1778-1846); al principio del imperio, recibió el título de gran condestable. Rey de Holanda en 1806. Se casó con Hortensia de Beauharnais, la hija de Josefina.

5 – José Bonaparte (1768-1844): tras la coronación, recibió el título de príncipe imperial. Luego fue rey de Nápoles en 1806 y de España en 1808.

6 – El joven Napoleón Carlos Bonaparte (1802-1807), hijo de Luis Bonaparte y de Hortensia de Beauharnais.

7 – Las hermanas de Napoleón

8 – Charles-François Lebrun (1739-1824): tercer cónsul junto a Napoleón Bonaparte y Cambacérès (1799-1804). Bajo el Primer Imperio, ocupa el lugar príncipe-architesorero. Tiene el cetro.

9 – Jean-Jacques-Régis de Cambacérès (1753-1824): príncipe-archicanciller del Imperio. Tiene la mano de justicia.

10 – Louis-Alexandre Berthier (1753-1815): Ministro de la Guerra bajo el Consulado, luego mariscal de Imperio en 1805. Tiene el orbe (globo con la cruz).

11 – Talleyrand (1754-1836): gran chambelán desde el 11 de julio de 1804.

12 – Joaquín Murat (1767-1815): mariscal de imperio, rey de Nápoles después 1808, cuñado de Napoleón y esposo de Carolina Bonaparte.

13 – El papa Pío VII (1742-1823) se limita a bendecir la coronación. Se rodea por los dignatarios eclesiásticos (junto a él se encuentra el cardenal legado Giovanni Battista Caprara), nombrados por Napoleón desde el Concordato. Con el fin de no comprometer el nuevo equilibrio entre la Iglesia y el Estado, el papa aceptó bien que mal asistir a la coronación, lo que David representa claramente en el cuadro: se reconoce a algunos obispos con sus mitras y, en el primer plano, al arzobispo de París llevando una cruz en la mano. Pío VII es apenas visible, sentado detrás de Napoleón, su mano derecha en un gesto de bendición. No lleva ni mitra ni tiara, sino el pallium sobre los hombros, esta banda de lana blanca bordada de seis cruces negras que era uno de los atributos de la soberanía de los metropolitanos de la Iglesia romana. Gracias a eso se le identifica. Antes de la ceremonia, el papa bendijo a la pareja imperial después de haber esperado dos horas en el edificio helado: el emperador quería absolutamente hacer comprender al Soberano Pontífice que estaba a sus órdenes en adelante. Napoleón tuvo no obstante que hacer concesiones, o al menos velar porque su función, por imposible que eso pareciera, fuese compatible con los ideales de 1789. La ceremonia de la coronación se desarrolló pues en dos tiempos, uno religioso, el otro republicano. Por ello después de haber puesto la corona, Napoleón prestó el juramento constitucional: « Je jure de maintenir l’intégrité du territoire de la République » (Juro mantener la integridad del territorio de la República). Napoleón, emperador por la gracia de Dios y de la constitución de la República.

14 – El pintor Jacques-Louis David se encuentra en las tribunas.

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El emperador Napoleon se corona a sí mismo. Dibujo de David, conservado en el Louvre.

 

El emperador Napoleon se corona a sí mismo. Dibujo de David, conservado en el Louvre.

 

 

 

 

 

 

 

Los testimonios

He aquí lo que dice la Sra. de Rémusat (extractos de Memorias de la Sra. de Rémusat, volumen 2, 1881), amiga de Josefina de Beauharnais:

Hubo en primer lugar grandes debates sobre la coronación particular del emperador.” La primera idea era que el papa le colocaría la corona con sus propias manos; pero Bonaparte se negaba a la idea de recibirla de él. Se determinó finalmente que el propio emperador se coronaría y que el papa daría solamente su bendición [… ] Llegado a Notre Dame, el emperador permaneció algún tiempo en el arzobispado para revestir sus grandes ropas que parecían aplastarlo un poco. Su pequeño tamaño se fundía bajo su enorme manto de armiño. Una simple corona de laurel ceñía su cabeza; se asemejaba a una medalla antigua. Pero tenía una extrema palidez, verdaderamente emocionado y con la mirada turbia. Después de haberse coronado él mismo, Napoleón corona a Joséphine. El momento en que se coronó a la emperatriz excitó un movimiento general de admiración. Ella marchó bien hacia el altar, se arrodilló de una manera tan elegante y tan simple que este acto satisfizo todas las miradas [… ] el papa durante toda la ceremonia tuvo un poco siempre el aire de una víctima resignada, pero resignada noblemente.

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Laetitia Bonaparte.
Laetitia Bonaparte.

 

 

 

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