Hace 75 años Argentina cortó las relaciones diplomáticas con el Eje

“Los gobiernos de Washington y de Buenos Aires inauguraron el período más crítico de sus relaciones”, sentenció Juan Archivaldo Lanús en “Del Chapultepec al Beagle” (1984), agregando que “al iniciarse la Reunión de Consulta, nueve países centroamericanos y del Caribe… habían declarado la guerra al Eje; los demás mantenían aún relaciones diplomáticas con Alemania y entre ellos incluso algunos habían proclamado su no beligerancia”.

Si esa alineación fue automática a los deseos del presidente Franklin Roosevelt, otra fue la reacción de las naciones sudamericanas, en particular de nuestro país.

“Allí la delegación argentina, pese a todas las presiones que recibió, logró hacer aprobar una declaración “recomendando la ruptura de relaciones con el Eje”, lo que permitía seguir manteniendo la neutralidad bloqueando las intenciones originales de Estados Unidos”, acotaron Mario Rapoport y Claudio Spiguel en “Relaciones Tumultuosas: Estado Unidos y el primer peronismo” (2009). Agregaron que fue “algo que se aceptó para no quebrar el principio de unanimidad. En las instrucciones a (Enrique) Ruíz Guiñazú, el presidente (Ramón) Castillo fue terminante en cuanto a no adherir a ninguna declaración general de guerra o de ruptura de relaciones diplomáticas”.

Enrique Ruiz Guiñazu

Enrique Ruiz Guiñazú.

Enrique Ruiz Guiñazú.

III REICH INDIGNADO

Esas rupturas diplomáticas y futuras declaraciones de guerra indignaron al III Reich. “Era irónico que (Joaquin von) Ribbentrop (el ministro de Relaciones Exteriores), que había sostenido que Alemania tenía que declarar la guerra a Estados Unidos por razones de prestigio, ahora debiese sufrir la humillación de recibir declaraciones de guerra de Estados como Ecuador y Costa Rica”, afirmó Michel Bloch en Ribbentrop (1992), donde añadió que “Ribbentrop ordenó a (Ernst von) WeizsŠcker (secretario de Estado del ministerio) que no se recibiera a los enviados latinoamericanos que se aproximaban con esta finalidad, e incluso ordenó clausurar el buzón del ministerio de Relaciones Exteriores, no fuese que intentasen enviar por correo sus declaraciones”.

HOSTIGAMIENTO POLITICO

Volviendo a nuestro continente, Benjamín Sumner Welles, subsecretario de Estado norteamericano, que había concurrido a la Reunión en Río, consensuó la declaración argentina, respaldada por Chile, provocando la ira de su jefe inmediato, Cordell Hull, quien sintió que Estados Unidos se había “sometido” ante la Argentina.

A partir de ese momento comenzó un aislamiento diplomático y comercial, amén de hostigamiento político, contra nuestro país por parte de los EE. UU.

La decisión adoptada por Ruíz Guiñazú se basó en el mantenimiento de nuestra neutralidad y no injerencia en asuntos de otras naciones, como política de Estado sostenida por los presidentes Roque Saénz Peña e Hipólito Yrigoyen, teniendo como antecedente la negativa a conformar una Unión Aduanera Americana, y la imposición de la Doctrina Drago.

En la Conferencia continental de 1889, la delegación argentina compuesta por Roque Sáenz Peña y Manuel Quintana se enfrentó al Secretario de Estado James Blaine y sus deseos de unificar económicamente al continente. La frase de Sáenz Peña “América para la humanidad”, contrapuesta a la de “América para los americanos”, mostró tempranamente las tensiones entre ambas naciones, y, quizás, nuestra relación con Gran Bretaña. Eso no fue óbice a que, en 1902, Argentina apoyase a Venezuela, ya que, por la deuda monetaria que mantuvo con Gran Bretaña y Alemania, éstas decidieron bloquear sus puertos y realizar acciones de guerra en su contra. El canciller del presidente Julio A. Roca, el Dr. Luis María Drago, elevó su protesta a los Estados Unidos por no defender los intereses del continente, planteada en la Doctrina Monroe, siendo neutral frente al ataque europeo a Venezuela. Como el presidente Theodore Roosevelt se excusó de su implementación, la Doctrina Drago se impuso al establecer que ningún país puede utilizar la fuerza militar contra una nación americana con fines de cobro de deuda financiera.

GOLPE DEL GOU

Volvemos a la Segunda Guerra Mundial y nuestro país, siguen los problemas con Roosevelt, pero esta vez con el sobrino. La política de neutralidad del presidente Ramón Castillo se mantuvo aún después de su derrocamiento por parte de la Revolución del 4 de Junio de 1943, alegando terminar con el fraude y la corrupción de la “Década Infame”, que se iba a prolongar con la segura elección a presidente del salteño conservador Robustiano Patrón Costa.

Dicho golpe de Estado fue motorizado a través de la logia militar G.O.U (Grupo Obra y Unificación o Grupo Oficiales Unidos), donde convivían aliadófilos y neutralistas. Tras pocos días del general Arturo Rawson, será el general Pedro Pablo Ramírez el presidente de facto.

“El movimiento triunfante en Buenos Aires provocó perplejidad en los Estados Unidos y no obstante no tener idea exacta sobre los reales objetivos del mismo, el gobierno de Washington se apresuró a reconocer al gobierno provisional,” advirtió Carlos Frontera en “Las relaciones argentino-norteamericanas 1943-1946” (2006).

Batalla de Berlin

Batalla de Berlín, 1945.

Batalla de Berlín, 1945.

Quizás haya influido que el nuevo canciller, el almirante Segundo Storni, “declaró que la República Argentina habría de unirse a los aliados… Las declaraciones del ministro fueron ratificadas mediante una carta dirigida al entonces vicepresidente de la República Oriental del Uruguay, que a la razón se desempeñaba como presidente del Comité de Defensa Política del Continente, con sede en la Ciudad de Montevideo”, consignó Frontera, añadiendo que “las manifestaciones del canciller argentino no contaron con el apoyo del GOU por el contrario, con fecha 17 de julio, mediante una “Noticia” dirigida a sus adherentes se expresaba: “Todo enrolado en la obra del GOU debe saber y sentir que nuestra neutralidad es el símbolo de la soberanía nacional ante presiones foráneas, y que ello no constituye ni una adhesión ni un repudio a ninguno a los bandos de lucha”.

“IMPRONTA NACIONALISTA”

Cartas intercambiadas entre Storni y Cordell Hull, divulgadas por la prensa local y estadounidense desacreditaron la posición argentina. Storni fue reemplazado por el coronel Alberto Gilbert. Sería improbable que el gobierno militar, de impronta nacionalista católica, confiase en una victoria nazi. El “alzamiento” del 4 de junio de 1943 se produjo entre el triunfo Aliado en Africa del Norte y su desembarco en Sicilia, determinando que el Gran Consejo Fascista depusiese a Benito Mussolini y adhiriese, a través del mariscal Pietro Badoglio, a la causa aliada; mientras que los alemanes sufrían derrota tras derrota ante la contraofensiva soviética.

Su desafío a Estados Unidos por el mantenimiento de la neutralidad fue, para el gran país del Norte, imperdonable. Refirió Arturo Pellet Lastra en “Los golpes de palacio en los gobiernos de facto” (1943-1982) (2007) que: “todo estaba perdido para los neutralistas. “Por un lado, “el golpe de Estado… (que) derrocó el 20 de diciembre al presidente constitucional de Bolivia, general Enrique Peñaranda e izo al poder -también como presidente- al mayor Gualberto Villaroel. El nuevo gobierno militar en Bolivia parecía estar ideológicamente emparentado con el régimen militar argentino y esto restalló súbitamente en las oficinas de Cordell Hull y Sumner Welles… Era más de lo que podían tolerar”. A lo que se sumó un caso de espionaje, agregando Pellet Lastra que “habida cuenta de que la detención y documentación secuestrada al doble agente Osmar Hellmuth en la isla de Trinidad demostraba indubitablemente que el espionaje alemán estaba muy activo en la Argentina. Este incidente… se hizo público en las ediciones de los diarios del 24 de enero de 1944”.

DECRETO 1830

El 26 de enero de 1944 se dictó el decreto N.° 1.830 donde: “vistas las comprobaciones efectuadas por la policía federal sobre la existencia de una vasta red de espionaje en perjuicio de países estrechamente vinculados a la República por tradicionales lazos de amistad, actividades que menoscaban la soberanía nacional. A partir de la fecha quedan rotas las relaciones diplomáticas actualmente existentes con los gobiernos de Alemania y Japón”.

Los Estados Unidos apoyaron calurosamente la medida, mientras los neutralistas cargaban su enojo contra Ramírez, quien renuncia en favor del general Edelmiro J. Farrell, el GOU se autodisuelve y una nueva figura, que había apoyado la ruptura con el Eje, cobró protagonismo: el coronel Juan Domingo Perón.

Recordar estos hechos, en vista de acontecimientos recientes en la región, da una perspectiva histórica de la puja entre naciones, enmascarada en conceptos como “libertad”, “democracia” y “soberanía”, que esconde intereses, a veces, lejos de la voluntad de los pueblos.

LA ERA NAZI

Ultimos Artículos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

TE PUEDE INTERESAR

    SUSCRIBITE AL
    NEWSLETTER