Miembro de una familia de poderosos ganaderos, Enrique poseyó los medios para vivir holgadamente y dedicarse a las letras y al cine (obtuvo premios en el Cine Club de Uruguay). Viajó extensamente y cultivó amistades a lo largo del mundo, especialmente en Argentina, donde conoció a García Lorca en 1934. Después de frecuentarlo en Buenos Aires, donde Federico era casi un ídolo, Enrique lo visitó en España en 1936, poco antes de su muerte.
En 1947 Amorim se afilió al Partido Comunista sin dejar de lado las prerrogativas que le daban sus posesiones. Lo hizo más por despecho que por convicción, ya que el capitalismo norteamericano enquistados en Hollywood había despreciados sus guiones…
Alternó su vida entre Buenos Aires y su casa de Salto, “Las Nubes”, diseñada por Le Corbusier, convertida actualmente en Museo, donde se exhiben los cuadros de Pedro Figari que supo atesorar. Esta casa y su estancia fue visitada varias veces por Jorge Luis Borges quien era pariente de su esposa. En 1952, Amorín obtuvo el Premio Nacional de Novela por su obra “Feria de Farsantes”.
Un año más tarde, el escritor oriental, movilizó a la comunidad de Salto organizando un homenaje a su amigo fusilado durante la Guerra Civil Española. En esa oportunidad, entre niños con moñas y personas que no comprendían bien lo que pasaba, se presentó la célebre actriz Margarita Xirgu, la preferida de García Lorca para recitar estrofas de “Bodas de Sangre”. Dicen que la representación fue tan sentida que algunos se acercaron a darle el pésame a la actriz. La creían la viuda del poeta …
Amorim terminó el acto con una curiosa frase, nunca aclarada:
“Aquí, en un modesto pliegue del suelo que me tendrá preso para siempre, está Federico”. A continuación, agradeció a los naranjeros (así se los conoce a los oriundos de Salto) con un misterioso “lo que intuyes, lo que adivinas”, y colocó una urna blanca tras el muro donde se escribió una frase de Federico. Nadie supo si era un símbolo o si realmente estaban los restos de García Lorca obtenidos por Amorim vaya uno a saber cómo .
Amorim, antes de morir dijo que el secreto de ese monumento lo llevaba en su corazón. A la muerte de Enrique, su esposa solía dejar flores sobre este monumento y aunque se sospechase que allí descansaban los restos del poeta español, nadie lo ha confirmado, ni se ha podido establecer qué vínculo secreto los unía, ni el sentido de sus palabras y la afirmación de que Federico García Lorca había muerto por su culpa… una misteriosa afirmación de un hombre que, a veces, no parecía conocer el frágil límite entre la realidad y sus palabras.