El Plan Marshall

Unos años antes, en el verano de 1944, ante la inminencia de la victoria de los Aliados, representantes económicos de 44 países se habían reunido en Bretton Woods, New Hampshire, EEUU, para negociar y decidir la configuración de la economía mundial después de la guerra. Los resultados más destacados de dicha conferencia fueron la constitución del BIRD (Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo) y el FMI (Fondo Monetario Internacional). El BIRD (que luego se llamaría Banco Mundial) contribuyó inicialmente a reconstruir la economía destrozada por la guerra y posteriormente crearía proyectos de desarrollo para los países del Tercer Mundo.

El 5 de junio de 1947, en un discurso pronunciado en la Universidad de Harvard, el secretario de Estado George C. Marshall mencionó por primera vez su idea: la creación, con dólares estadounidenses, de una economía internacional que “permitiera la mejora de unas condiciones económicas y sociales en las que puedan existir las instituciones libres”.

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El secretario de estado estadounidense George Marshall.

El secretario de estado estadounidense George Marshall.

 

 

En otras palabras, EEUU proporcionaría el dinero y los conocimientos técnicos para reconstruir Europa, mantener a raya al comunismo y construir mercados para las exportaciones de EEUU.

Ese mismo año, de hecho, había comenzado la Guerra Fría: Churchill advirtió que en Europa Oriental había caído un telón de acero; Stalin, condenando al imperialismo de occidente, se negó a participar del Banco Internacional, y Washington calificaba de “neurótico” el punto de vista del Kremlin sobre los asuntos internacionales, lo que dificultaba un entendimiento durante la postguerra. El presidente norteamericano Harry Truman había presentado en marzo al Congreso la Doctrina Truman, una declaración anticomunista que definiría la política exterior norteamericana durante los cuarenta años siguientes.

Con este escenario de fondo, el Congreso norteamericano aprobó la propuesta de Marshall en 1948, y durante los cuatro años siguientes el Plan Marshall (European Recovery Program) concedió más de 15.000 millones de dólares a Europa Occidental en concepto de ayuda gubernamental que incluyó el suministro de alimentos, combustibles y materia prima, a raíz de lo cual muchos países europeos comenzaron a invertir en el mercado industrial estadounidense.

Los intereses norteamericanos coincidían en general con los de Europa occidental: la creación de una próspera comunidad económica integrada que equilibrara el poder soviético (siempre la paranoia de la amenaza soviética presente, claro). Es que además de las decisiones políticas de la URSS, en 1947 la precariedad y la inestabilidad económica de una Europa occidental asolada por la guerra había contribuido al crecimiento de los partidos comunistas, sobre todo en Francia e Italia; el Plan Marshall fue diseñado también pensando en disminuir la fuerza de esos movimientos políticos.

El Plan Marshall fue la iniciativa económica de mayor envergadura y trascendencia que hubiera llevado a cabo una nación en tiempos de paz. “Los norteamericanos quieren una Europa integrada parecida a los Estados Unidos”, era el pensamiento que predominaba entre los políticos europeos.

Con el Plan Marshall, por primera vez un país vinculabala la ayuda económica internacional al progreso de sus propios intereses estratégicos.

Los países beneficiados con el Plan Marshall fueron Alemania Occidental, Bélgica, Austria, Luxemburgo, Dinamarca, Grecia, Francia, Irlanda, Islandia, Italia, Noruega, antiguo Trieste, Países Bajos, Portugal, Suiza, Reino Unido, Suecia, y Turquía.

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El cartel anuncia la financiación, a través del Plan Marshall, de parte de las obras de reconstrucción de Alemania Occidental.

El cartel anuncia la financiación, a través del Plan Marshall, de parte de las obras de reconstrucción de Alemania Occidental.

 

La recuperación europea ya estaba en marcha, pero el Plan Marshall la aceleró. Durante los cuatro años durante los que funcionó, la producción industrial de Europa occidental aumentó en un 40% y el producto nacional bruto (el famoso PBI) de los países participantes del Plan se incrementó en un promedio del 32%. La economía de todos los países participantes prosperó y superó los niveles que se tenían antes de la guerra a excepción de la República Federal de Alemania, y Europa Occidental creció exponencialmente al punto de considerar este proyecto como uno de los impulsores de la unificación europea.

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