El Mono Gatica

“General, dos potencias se saludan”, le dijo José María Gatica a Juan Domingo Perón cuando se conocieron en un ring. Más conocido como El Mono Gatica, este boxeador fallecido el 12 de noviembre de 1963 es considerado uno de los ídolos del deporte peronista.

Su carisma fue tan conocido como la potencia de sus puños, con los que ganó 86 de los 98 combates que realizó a lo largo de su carrera profesional, que se vio truncada por su temprana muerte a la edad de 38 años. De estos victoriosos combates, 72 fueron por noqueo.

Para entender la enorme inuencia del Mono Gatica cabe destacar el especial interés que tuvo el mandatario en el impulso del deporte durante sus dos primeras legislaturas presidenciales. Perón quiso que Argentina fuera conocida por la calidad de sus atletas, por lo que el gobierno justicialista propulsó esta rama durante su gestión.

De esta forma, se fomentó la creación y desarrollo de instituciones deportivas, organizó competiciones a nivel nacional e internacional e incluso subsidió la participación de deportistas argentinos en el exterior de la nación.

Los principales exponentes de este impulso fueron los ‘Campeonatos Evita’ para los niños, además de los ‘Torneos Juveniles Juan Perón’. De hecho, la especial inuencia de su mujer, Eva Perón, hizo que se incorporaran los deportes femeninos tras su muerte el 26 de julio de 1952.

El triunfo deportivo era un patrimonio nacional. El esfuerzo y sacricio de los futbolistas, baloncestistas y atletas, entre otros, formaba parte de la Patria, por lo que el mandatario recibía con frecuencia en la Casa Rosada a los más destacados en cada modalidad.

Con la llegada de la autodenominada Revolución Libertadora –y su consiguiente destitución presidencial– los logros de los deportistas dejaron de formar parte de su reconocimiento nacional, pasando a ser personas non gratas debido a su apoyo al peronismo.

Tal decisión afectó a muchos atletas, entre ellos, Roque Juárez, Eduardo Guerrero, Walter Lemos y Osvaldo Suárez. Entre las estrellas que formaron parte de esa exclusión social, estaba el Mono Gatica, uno de los símbolos de la etapa más prolíca del deporte peronista.

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DE LIMPIABOTAS A BOXEADOR

Gatica nació en la ciudad de Villa Mercedes, en la provincia argentina de San Luis, lugar que abandonó para llegar a Buenos Aires. En la Plaza de la Constitución de la capital se encontraba su puesto de trabajo como limpiabotas.

El joven Gatica llamó la atención de un comerciante local, Lázaro Koczi, quien tenía vínculos con el boxeo y le propuso formar parte de combates irregulares para, más tarde, pasar a dedicarse al ámbito profesional del deporte.

La primera vez que se formalizó como boxeador fue en 1945, cuando ganó a Leopoldo Mayorano en el primer asalto. A partir de ese momento, despegó su trayectoria profesional a un ritmo inalcanzable

El ring era el escenario en el que el deportista demostraba su popular carisma, combinada con la agresividad de su profesión y la ambición por la victoria, un conglomerado de sensaciones que lo llevaron a lo más alto del boxeo.

Debido al color de su piel y sus facciones marcadas, José María pasó a apelarse ‘El Mono’, ya que las clases más altas de la sociedad lo caricaturizaban debido a su rudeza. Mientras, los que más querían a la estrella lo podaron ‘El Tigre’ por la furia que mostraba en cada ‘punch’.

En uno de estos espectáculos a los que acudió el mandatario, este pidió que le presentaran a la estrella del ring. Ante la situación, a Gatica se le ocurrió presentarse con una frase que lo hizo célebre: “General, dos potencias se saludan”.

Debido a la soltura del boxeador, Perón decidió apoyarlo en su primer y único viaje a Estados Unidos, donde buscó, de nuevo, su característica victoria. A pesar de que inició la carrera de manera majestuosa, el estadounidense Ike Williams lo dejó tres veces en sobre en lona.

PROSCRITO Y RETIRADO

A su vuelta a su país natal, Gatica no contó con el apoyo ocial con el que se había marchado a recorrer EEUU. Tampoco le sirvió de mucha ayuda el mejoramiento de su imagen social con la derrota frente a Alfredo Prada, quien le reventó la mandíbula y le dejó de nuevo sobre el ring en el quinto asalto.

Este fue el último asalto del boxeador. Dos años más tarde abandonó su profesión debido a la instauración del régimen dictatorial cívico-militar de Eduardo Lonardi. El apoyo que había recibido durante el peronismo fue sinónimo de persecución política y hostigamiento por parte de Isaac Rojas y Pedro Eugenio Aramburu.

Su oposición a la autodenominada ‘Revolución Libertadora’ hizo que fuera proscrito de por vida por la Asociación Argentina de Boxeo. Por tanto, perdió su licencia y su dignidad, ya que tuvo que pelear clandestinamente por el interior del país.

El boxeador dejó de tener ingresos y trabajo, volviendo a la terrible pobreza que lo había caracterizado durante su infancia. Se trasladó junto a su familia a una vivienda precaria, donde tuvo que subsistir gracias a la benecencia

Su siguiente actuación formó parte de su futura y prematura desaparición: el luchador y actor profesional Martín Karadagián, creador del famoso espectáculo ‘Titanes en el Ring’, lo contrató para incorporarse en un catch.

A pesar de que El Mono se encontraba en buenas condiciones –mejorables si se tiene en cuenta su pasado estelar– ,Gatica vendió su derrota. No obstante, pese a que el tongo estaba apctado, el argentino infringió duros golpes a su rival, lo que provocó el desconcierto y el enfado de éste que le propinó tal paliza que le provocó una insalvable lesión en el tobillo.

La estrella estaba en la miseria y su público solo se interesó por su estado cuando se dio a conocer la inundación de su casa y, en consecuencia, la pérdida de sus escasos y queridos bienes familiares en los años 50. Ya en la siguiente década, Gatica se ganaba la vida con la venta de muñecos para niños en los partidos de fútbol.

No obstante, haciendo referencia de nuevo al combate con Karadagián, su tobillo fue una parte del cuerpo fundamental en el terrible accidente que sufrió. Si bien muchos medios conrmaron que Gatica estaba borracho en aquel momento, lo cierto es que esa lesión fue fundamental para su muerte.

Fue atropellado involuntariamente por un autobús de la línea 295, falleciendo dos días después, el 12 de noviembre de 1963 debido a las graves lesiones ocasionadas. Era el punto y nal de una vida marcada por una época de éxitos y fracasos tan rápidos como desagradables que ha pasado al cine a manos del cineasta y cantante Leonardo Favio, quien dirigió en el año 1993 el largometraje ‘Gatica, el Mono’.

gatica

Texto extraído del sitio: https://www.notimerica.com/deportes/noticia-historia-mono-gatica-idolo-simbolo-deporte-peronista-20161112072449.html

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