PARTE I: El luctuoso año 1820 – Primera Parte
PARTE II: El luctuoso año 1820 – Segunda Parte
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El nombramiento de Rodríguez provocó la sublevación de Pagola, amigo de Dorrego y uno de los derrotados en Gamonal. El 1° de octubre ,Pagola tomó el fuerte y Rodríguez procuró el apoyo de los tercios o milicias rurales. El 2 de octubre, en una petición redactada por Agrelo, los revolucionarios impugnaron a la Junta y al Gobernador “por ser de la facción destruida del Congreso y del Directorio” y solicitaron al Cabildo que, reasumiendo el mando, depusiera a Rodríguez y convocara a un Cabildo Abierto. El Cabildo cumplió con lo pedido pero en el tumultuoso Cabildo Abierto los revolucionarios, que eran de distintas tendencias, no se pusieron de acuerdo y la candidatura de Dorrego, sostenida por Agrelo, no consiguió imponerse.
En esos momentos de confusión intervino Rosas con sus Colorados del Monte en contra de Dorrego que era federal y a favor de Rodríguez de filiación directorial.
El 4 de octubre, luego de un sangriento combate de 4 horas, la revolución fue sofocada.
Esta era la segunda vez que Rosas inclinaba la balanza en contra de Dorrego. Tenía evidentemente, sus afinidades con Martín Rodríguez ya que, antes de la batalla de Gamonal, ambos se habían retirado con sus tropas dejando a Dorrego en inferioridad de condiciones para enfrentar a Estanislao López. El 6 de octubre, Martín Rodríguez no solo fue confirmado como gobernador, sino que se le dieron facultades extraordinarias por tres meses. A pesar de una amnistía política dictada el 5 de octubre, el día 14 fueron ejecutados en la plaza de la fuerte, el capitán Genaro González, apodado Salomón, y el tambor mayor Felípe Gutierrez, acusados de haber cometidos delitos durante la revolución. Un hermano de González, que heredó su pulpería y su nombre, se hará famoso luego como el Salomón González, jefe de los mazorqueros. El fracaso de la revolución fue celebrado por los unitarios, los directoriales y las futuras figuras patricias del rosismo.
Martín Rodríguez dispuso el exilio de Dorrego a pesar de que este le había hecho saber, desde Luján, que acataba al gobierno, y tomó personalmente el mando de las tropas porteñas acantonadas en Ramallo frente a las de López, que estaban al otro lado del Arroyo del Medio. Dorrego estuvo exiliado en la Banda Oriental hasta marzo de 1822, volviendo a Buenos Aires gracias a una ley de amnistía a la cual Rodríguez, como gobernador, intentó poner trabas para impedir su regreso e incorporación a la Junta de Representantes, a la cual había sido elegido. El “loco” Dorrego con su sinceridad apasionada, sembró a lo largo de los años odios y amores que le acarrearía un trágico final.
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CONTINUA EN El luctuoso año 1820 – Cuarta Parte