Tatiana Nikoláyevna de Rusia

Tatiana nació el 10 de junio de 1897 en el palacio Peterhof en San Petersburgo, Rusia. Fue la segunda de los cinco hijos del zar Nicolás II y la zarina Alejandra. Sus hermanos eran las grandes duquesas Olga, María, Anastasia y zarévich Alexei de Rusia.

Ha sido descrita como alta y delgada, con el cabello castaño oscuro y ojos entre azul oscuro y grises, atractiva, con rasgos bien definidos y un porte refinado acorde con la hija de un emperador. Era considerada la más elegante de las cuatro grandes duquesas . De todas sus hermanas, Tatiana era la que más se parecía a su madre.

La traducción más precisa de su título es “gran princesa”, lo que significa que como “alteza imperial”, tenía mayor rango que otras princesas de Europa que solo eran “altezas reales”; sin embargo, “gran duquesa” ha sido la traducción más ampliamente utilizada en inglés y español de este título ruso. No obstante, en el entorno familiar era llamada por su nombre y patronímico, Tatiana Nikoláyevna o por los sobrenombres de Tanya, Tatya, Tatianochka o Tanushka.

Como los otros niños Románov, Tatiana fue educada con cierta austeridad. Ella y sus hermanas dormían en camas de campamento sin almohadas, tomaban baños fríos por la mañana, y debían mantenerse ocupadas con labores de tejido o bordado durante su tiempo libre. Su trabajo era regalado o vendido en bazares de caridad. Según una anécdota, estaba tan acostumbrada a ser llamada solamente por su nombre y patronímico, que se desconcertó cuando la baronesa Sophie Buxhoeveden la llamó su “alteza imperial” mientras dirigía una junta del comité y le dio un puntapié por debajo de la mesa mientras expresaba en tono de protesta, “¿estás loca o por qué me hablas así?”

Tatiana y su hermana mayor, Olga, eran conocidas en la casa como “la gran pareja”. De acuerdo con las notas de un diario del 29 de mayo de 1897, escrito por el primo lejano de su padre, el gran duque Constantino Constantínovich, se le dio el nombre de Tatiana como un homenaje a la heroína de la novela Eugenio Oneguin de Aleksandr Pushkin. A su padre le gustaba la idea de tener hijas llamadas Olga y Tatiana, como las hermanas en el famoso poema. Como sus dos hermanas menores, las dos mayores compartían dormitorio y fueron muy unidas desde la infancia. En la primavera de 1901, Olga padeció fiebre tifoidea y fue confinada a la enfermería durante varias semanas para mantenerla lejos de sus hermanas menores para evitar un contagio. Cuando comenzó a recuperarse, a Tatiana se le permitió verla durante cinco minutos pero no la reconoció. Cuando su institutriz, Margaretta Eagar, le dijo después de la visita que la niña enferma con la que había estado conversando era Olga, Tatiana que tenía solo cuatro años comenzó a llorar amargamente y protestaba que la niña pálida y delgada no podía ser su adorada hermana. Eagar tuvo dificultades para convencer a Tatiana de que Olga se recuperaría. El tutor francés Pierre Gilliard escribió que las dos hermanas estaban “apasionadamente consagradas una a la otra”.

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Tatiana era práctica y tenía un talento natural para el liderazgo. Sus hermanas le dieron el apodo “la institutriz” y la enviaban como su representante cuando querían obtener un favor de sus padres. Aunque era dieciocho meses mayor que Tatiana, Olga no acostumbraba poner objeciones cuando Tatiana decidía hacerse cargo de una situación.De todas las hermanas era la más unida a su madre y muchas personas la consideraban la hija predilecta de la zarina. Tatiana era el conducto de todas las decisiones de su madre. “No era que las hermanas menores amaran menos a su madre”, señalaba Gilliard, “sino que Tatiana sabía cómo rodearla sin descanso de atenciones sin dar lugar a sus propios impulsos caprichosos”. Alejandra le escribió a Nicolás II el 13 de marzo de 1916, que Tatiana era la única de sus cuatro hijas que “comprendía” cuando ella explicaba su manera de ver las cosas.

Gilliard escribió que Tatiana era reservada y “equilibrada”, pero menos abierta y espontánea que Olga. También era menos talentosa que Olga, pero trabajaba más duro y se dedicaba más a completar sus proyectos que su hermana mayor. El coronel Eugene Kobylinsky, guardián de la familia en Tsárskoye Seló y Tobolsk, pensaba que Tatiana “no tenía ninguna afición por el arte. Tal vez hubiera sido mejor que hubiera sido hombre”. Sin embargo, otros creían que sus capacidades artísticas eran mejor expresadas en sus trabajos manuales y en su talento para elegir moda atractiva y crear peinados elegantes. Anna Vyrubova, amiga de la zarina, escribió que Tatiana tenía un gran talento para coser, bordar y tejer y que arreglaba el largo cabello de su madre como cualquier estilista profesional.

Relación con Rasputín

Tatiana, como toda su familia, llenó de mimos al tanto tiempo esperado heredero, el zarévich Alexei, quién sufría de hemofilia y estuvo a punto de morir en varias ocasiones. Las cuatro hermanas, como su madre, eran posibles portadoras del gen de la hemofilia; la zarina era nieta de la reina Victoria, de quien heredó la condición. María, una de las hermanas, al parecer tuvo una hemorragia en diciembre de 1914, durante una cirugía para extirpar las amígdalas, según contaba su tía paterna la gran duquesa Olga Aleksándrovna. El doctor se perturbó tanto que la zarina Alejandra tuvo que ordenarle que continuara con la cirugía. Olga Aleksándrovna opinaba que sus cuatro sobrinas sangraban más de lo normal y creía que eran portadoras del gen de hemofilia como su madre.,Los portadores sintomáticos del gen, no son hemofílicos en sí, pero pueden tener síntomas de hemofilia, incluyendo menor cantidad de factor de coagulación, lo que puede conducir a sangrado anormal.

La zarina confiaba en los consejos de Grigori Rasputín, un campesino y stárets vagabundo y estaba convencida de que sus oraciones habían salvado al enfermo zarévich en múltiples ocasiones. Tatiana y sus hermanas fueron instruidas para ver a Rasputín como un amigo y a compartir confidencias con él. En el otoño de 1907, la gran duquesa Olga Aleksándrovna fue escoltada a las habitaciones de los niños para conocer a Rasputín. Tatiana y sus hermanas y hermano usaban camisones blancos largos, parecían ser amistosos con Rasputín y sentirse cómodos en su compañía. La amistad de Rasputín con los niños también era evidente en algunos de los mensajes que este les envió. En febrero de 1909, Rasputín envió a los niños un telegrama, aconsejándoles “amar la totalidad de la naturaleza de Dios, toda su creación en particular la tierra. La madre de Dios siempre está ocupada con las flores y la costura”. A los once años, Tatiana le escribió una carta pidiéndole que la visitara y diciéndole lo difícil que fue ver a su madre enferma. “Pero tú sabes, porque tú sabes todo”, escribió.

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Tatiana alrededor de 1911

Tatiana alrededor de 1911

Sin embargo, una de las institutrices de las muchachas, Sofía Ivanóvna Tyutcheva, se horrorizaba de que a Rasputín se le permitía el acceso a las habitaciones cuando las cuatro estaban en camisones; ella quería prohibirle la entrada. Los contactos de Rasputín con los niños eran, según todos los informes, de naturaleza inocente, pero Nicolás le pidió a Rasputín que evitara visitar las habitaciones en el futuro. Tatiana era consciente de la tensión y tenía miedo de la reacción de su madre a las acciones de Tyutcheva. “Estoy tan asustada, S.I. puede hablar algo malo […] sobre nuestro amigo”, a los doce años escribió a su madre el 8 de marzo de 1910: “Espero que nuestra institutriz será agradable ahora con nuestro”. Finalmente, Alejandra despidió a Tyutcheva.

Tyutcheva contó sus preocupaciones a otros miembros de la familia. La hermana de Nicolás, la gran duquesa Xenia Aleksándrovna se horrorizó por la historia de Tyutcheva y escribió en su diario el 15 de marzo de 1910, que no podía entender las consideraciones de su familia con Rasputín, que lo veían como “casi un santo”, cuando para ella solo era un khlyst. Tyutcheva le contó a la gran duquesa que el starets visitó a Olga y Tatiana cuando se preparaban para ir a la cama y se sentó a hablar con ellas y “acariciarlas”. Las chicas ocultaron su presencia a la institutriz y tenían miedo de hablar con ella sobre Rasputín. María Ivanóvna Vishnyakova, otra de las institutrices, era devota de Rasputín, pero más tarde se decepcionó. Dijo que Rasputín la violó en la primavera de 1910. La zarina se negó a creerla, les contó Vishnyakova a los investigadores, y le dijo que todo lo que Rasputín hacía era santo. La gran duquesa Olga Aleksándrovna afirmó que la denuncia de Vishnyakova se investigó inmediatamente, pero “encontraron a la mujer en la cama con un cosaco de la Guardia Imperial”. Vishnyakova fue despedida en 1913.

En la sociedad se rumoreaba que Rasputín había seducido no solo la zarina, sino también a sus cuatro hijas. Rasputín había divulgado unas cartas ardientes, aunque de naturaleza totalmente inocente, que le habían escrito la zarina y las cuatro grandes duquesas. Las cartas tuvieron una amplia difusión, lo que alimentó más los rumores. Comenzaron a circular unos dibujos pornográficos que mostraban a Rasputín teniendo relaciones con la zarina y sus cuatro hijas, con Anna Vyrubova desnuda en el fondo. Nicolás le ordenó a Rasputín abandonar San Petersburgo por una temporada, con gran descontento por parte de Alejandra, y este se fue de peregrinaje a Tierra Santa. A pesar de los rumores, la relación de la familia imperial con Rasputín continuó hasta que fue asesinado en 1916. “Nuestro amigo está tan contento con nuestras chicas, dice que han tenido difíciles “trayectorias” para su edad y sus almas se han desarrollado mucho”, le escribió Alejandra a Nicolás el 6 de diciembre de 1916. Se rumoreó que Tatiana estuvo presente en el asesinato de Rasputín el 17 de diciembre de 1916, “disfrazada como teniente de los caballeros-guardias, para que ella misma pudiera vengarse de Rasputín que había tratado de violarla”. También se rumoreó que Rasputín fue castrado delante de Tatiana, según contó en sus memorias Maurice Paléologue, el embajador francés en Rusia. En esa época Paléologue era escéptico sobre la verdad de los alocados rumores que circulaban y los atribuía al odio que Rasputín provocó en la gente de San Petersburgo. A.A. Mordvinov divulgó en sus memorias que las cuatro grandes duquesas aparecieron “frías y visiblemente afectadas por un terrible malestar” por la muerte de Rasputín y se sentaron “acurrucadas muy juntas” en un sofá de una de sus habitaciones la noche recibieron la noticia. Mordvinov también afirmó que las jóvenes tenían un estado de ánimo sombrío y parecían sentir la agitación política que estaba a punto de desatarse. Tatiana asistió al funeral de Rasputín el 21 de diciembre de 1916, que fue enterrado con un icono firmado en el reverso por ella, su madre y sus hermanas.

Tatiana guardó un cuaderno en que registraba frases de Rasputín: “El amor es luz y no tiene fin. El amor es gran sufrimiento. No puede comer, no puede dormir. Se mezcla con el pecado en partes iguales. Y sin embargo es mejor amar. En el amor uno puede equivocarse y a través del sufrimiento expía sus errores. Si el amor es fuerte, los amantes son felices. La naturaleza misma y el Señor les dan felicidad. Uno debe pedirle al Señor que nos enseñe a amar lo luminoso, lo brillante, para que el amor no sea tormento, sino alegría. Amor puro, amor luminoso es el sol. El sol nos da tibieza y caricias de amor. Todo puede ser en el amor y ni una bala puede derribar al amor”.

Tatiana, como su madre, era profundamente religiosa y leía la Biblia con frecuencia. También estudió teología y luchó por entender el significado “del bien y el mal, el dolor y el perdón y el destino del hombre en la tierra”. Decidió que “uno tiene que luchar mucho porque el retorno del bien es malo y el mal reina”. A.A. Mosolov, un funcionario de la corte, sentía que la naturaleza reservada de Tatiana la dotó de un carácter “difícil”, pero más profundamente espiritual que el de su hermana Olga. Su profesor de inglés, Charles Sydney Gibbes, que más tarde se convirtió en un sacerdote ortodoxo ruso, no estaba de acuerdo y consideraba que la religión para Tatiana era más un deber que algo que sintiera en el corazón.

Juventud y Primera Guerra Mundial

Cuando era adolescente, Tatiana fue asignada a un regimiento de soldados, los Húsares Vosnesensky y se le dio el grado de coronel honorario. Junto a Olga, a quien también se le asignó su propio regimiento, inspeccionaba regularmente a los soldados, ocasión que disfrutaban mucho. Cuando tenía casi catorce años, a pesar de estar enferma le rogó a su madre que le diera permiso para salir de la cama a tiempo para ir a una revisión, para poder ver a un soldado del que estaba enamorada. “Me gustaría mucho ir a la revisión de la segunda división, como soy la segunda hija y Olga fue al principio ahora es mi turno”, le escribió a Alejandra el 20 de abril de 1911. “[…] Sí mamá y en la segunda división veré a quien debo ver […] tú sabes quien […]”.

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 Tatiana con el uniforme de su regimiento, los Lanceros Vosnesensky en 1912.

Tatiana con el uniforme de su regimiento, los Lanceros Vosnesensky en 1912.

A pesar de disfrutar de la compañía de los soldados que conocía, la joven Tatiana a veces encontraba su comportamiento escandaloso. Un grupo de oficiales a bordo del yate imperial le dio a su hermana Olga un retrato del David desnudo de Miguel Ángel, recortada de un periódico, como regalo para el día de su santo el 11 de julio de 1911. “Olga se rió largo y tendido”, escribió una indignada Tatiana de catorce años a su tía la gran duquesa Olga Aleksándrovna. “Y ninguno de los oficiales confesó que lo había hecho. Son unos cerdos, ¿no te parece? “. Por esa época encontró a su primo lejano, el príncipe Iván Konstantínovich Románov, comprometido con Elena de Serbia, “emocionado” y divertido con la idea de besar a Elena. “¿Cómo puede divertirse si pueden tener hijos si se besan?”,le escribió a Olga Aleksándrovna el 14 de julio de 1911. ¡¡Menudo tonto!!

Ese otoño, Tatiana experimentó su primer roce con la violencia cuando presenció el asesinato del primer ministro Pyotr Stolypin durante una representación en la Ópera de Kiev. Tatiana y Olga estaban con Nicolás en su palco y fueron testigos del tiroteo. Su padre le escribió más tarde a su madre, la emperatriz viuda María Fiódorovna Románova, el 10 de septiembre de 1911, que el evento había trastornado mucho a las niñas. Tatiana sollozó y ambas tuvieron problemas para dormir esa noche.

Unos años más tarde, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Tatiana se convirtió en enfermera de la Cruz Roja al igual que su madre y Olga. Cuidaban a los soldados heridos en un hospital privado instalado en Tsárskoye Seló. Según Vyrubova, “Tatiana era casi tan hábil y devota como su madre y solo se quejó de que a causa de su juventud ella se escapó de atender algunos de los casos más difíciles”. Valentina Ivanovna Chebotareva, que trabajó con ella en el hospital, describió en su diario cómo planeaba poner a hervir la seda ella sola, mientras Tatiana estaba ocupada, por temor a que estuviera demasiado cansada para ayudar. Pero Tatiana sospechó lo que planeaba Chebotareva.

Revolución

Durante la Primera Guerra Mundial sirvió como enfermera. Después de que se iniciara la Revolución rusa fue recluida con sus padres y hermanos en el palacio Alejandro, en Tsárskoye Seló. En agosto de 1917 fue trasladada con ellos a Tobolsk, Siberia, y en la primavera de 1918 a Ekaterinburgo, donde se les recluyó en la casa Ipátiev. Allí fue asesinada por los bolcheviques en la madrugada del 17 de julio de 1918. Después de la caída del régimen soviético, sus restos fueron exhumados y sepultados con los de sus padres y dos de sus hermanas en la catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo. Fue canonizada, junto con su familia, como mártir por la Iglesia ortodoxa en 2000.

nikola

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