Boedo, presente el 9 de julio

Mariano Boedo nació en Salta, el 25 de julio de 1782. Era hijo de don Manuel Antonio Boedo y de doña María Magdalena Aguirre. Realizó sus estudios en esa ciudad, y luego los prosiguió en el Seminario Conciliar de Ntra. Sra. de Loreto, en Córdoba, pasando a la Universidad de Charcas, donde estudió literatura y filosofía. Hacia 1800, le escribió a la madre diciéndole que: “Fuera de los tres exámenes de leyes que tengo dados, de los que salí con mucho lucimiento y aplauso, dí uno de teología, el 18 del presente mes (abril), de sesenta cuestiones. Salí con muchos más aplausos que en los de leyes, mereciendo que el rector de la Universidad divulgase mi habilidad por todo Chuquisaca, y que hiciera mucha estimación de mí, hasta llegar a decirme que me dispensaría algún dinero del grado”. Empero, para costear sus estudios logró ocupar en 1804 la secretaría de la Real Audiencia, y el 20 de mayo de 1805, se recibió de abogado. En Charcas fue compañero y amigo de Mariano Moreno. Poco después regresó a Salta, y en 1807, contrajo matrimonio con Javiera Lesser, perteneciente a una vieja familia del lugar. Figuró activamente en la política local, y fue uno de los que con más entusiasmo se pronunció por la Revolución de Mayo. Concurrió al Cabildo Abierto que se celebró en Salta para tratar de ese movimiento. La historia lo recuerda como el “numen político de la revolución del norte”, por el patriotismo con que difundió las ideas emancipadoras. Designado el coronel Juan Martín de Pueyrredón, gobernador intendente de Córdoba, el 3 de agosto de 1810, lo nombró asesor letrado, y cuando aquél fue elevado a la presidencia de Charcas, Boedo se hizo cargo interinamente del gobierno, por mandato de la junta de Buenos Aires. Regresó a Salta, y cooperó con Belgrano a la realización de la campaña del norte, haciéndose cargo del gobierno y de la tesorería de la provincia. En 1813, era cabildante. Al producirse en 1815 las desavenencias entre Rondeau y Güemes, Boedo fue nombrado por éste, agente suyo ante el Cabildo jujeño. Desempeñó la comisión con pleno éxito, y el 16 de septiembre de 1815 concurrió al Cabildo Abierto de Jujuy. Después de un largo debate suscribió un tratado de paz de ocho artículos entre Salta y Jujuy, logrando que se reconociera la autoridad de Güemes. Su provincia lo designó luego conjuntamente con el coronel José Moldes y el doctor José Ignacio Gorriti, representante ante el Congreso General Constituyente que debía reunirse en Tucumán, en 1816. Con el Dr. M. Ulloa proyectó las instrucciones y poderes de que debían investirse dichos representantes, y en la sesión del 2 de mayo de aquel año, se leyó el acta de elección para diputados de Salta, la que una vez reconocida, aprobóse a pluralidad de votos llamándosele a prestar juramento. De inmediato, fue incorporado al seno de la representación nacional. En la sesión del 1° de julio, el Congreso lo eligió vicepresidente, y en la del día 9 aclamó la independencia, firmando en tal carácter el acta memorable. Su labor legislativa se desarrolló en el seno de las comisiones de la Cámara, formando parte de la revisora del proyecto de arbitrios, o sea, de las contribuciones que debían imponerse a los diversos pueblos de las provincias, a fin de subvenir a las necesidades de la guerra que sostenía el país. Informó luego en diversos asuntos, como el del reconocimiento del Congreso por el Obispo de Salta, doctor Videla, a quien defendió, demostrando la urgencia de que residiera en su diócesis. También intervino en el ruidoso incidente provocado en el Congreso por el diputado de Córdoba, José Antonio Cabrera, en el cual acusó a la corporación de estar dominada por un partido, expresión considerada ofensiva por el Congreso. En la sesión del 28 de septiembre, fue nombrado miembro de la comisión revisora del reglamento provisorio, con los Dres. Gazcón y Serrano, para corregir y presentarlo hasta obtener su sanción, mientras en el Congreso se discutían algunos puntos del proyecto. Hizo causa común con su compañero de representación Moldes, por negársele su incorporación al Congreso, llegando a manifestar que se retirarían los demás diputados por Salta. Partidario de las prevenciones de aquél contra Buenos Aires, votó la candidatura de Moldes para Director Supremo del Estado, y en enero de 1817 desempeñó la presidencia en turno del Congreso. Al año siguiente, fue removido de su cargo, y el Congreso le acordó un viático para que regresara a su provincia. Desde esa fecha, dejó de participar en los asuntos públicos.

Poseyó una importante biblioteca. Se trasladó después a Buenos Aires donde falleció el 9 de abril de 1819, a los 37 años. Recibió sepultura en la iglesia de San Francisco. Buenos Aires como Salta recuerdan su nombre en una de sus calles como homenaje a su memoria. Equivocadamente los historiadores salteños consignan en sus obras que murió el 9 de junio de 1818, fecha que no coincide con el documento publicado por Enrique Udaondo. Por sugestión del Obispo de Salta, Mons. José Gregorio Romero, el Colegio de San Francisco, de la ciudad de Buenos Aires, anexo al Convento de dicha orden, decidió rendir homenaje a Boedo colocando una placa junto a sus restos. La colocación de la misma se llevó a cabo el 9 de julio de 1919, y su costo fue solventado por el Congreso de la Nación a iniciativa del senador nacional Luis García. Dicha placa fue destruida por el incendio del 16 de junio de 1955. El retrato de Boedo fue pintado por disposición del Gobierno de Salta en 1933, por el artista Guillermo Usandivaras, y aquél lo obsequió a la galería de los congresales de Tucumán, de la Casa Histórica.

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