Alice Hartley Neel nació en un pueblo de Pensilvania (Gladwyne), el 28 de enero de 1900, en una colorida familia de clase media acomodada. Su padre, George Washington Neel, era contador del ferrocarril de Pensilvania y provenía de un clan de propietarios de barcos de vapor y cantantes de ópera. Su madre, Alice Concross Hartley, era descendiente de los signatarios de la Declaración de Independencia. Alice Neel era la cuarta de cinco hermanos (con tres hermanos y una hermana, de los cuales el mayor, Hartley, murió a los ocho años de difteria poco después de que ella naciera). Varios meses después, la familia Neel se mudó a la pequeña ciudad de Colwyn, a poca distancia de Filadelfia, donde asistió a la escuela primaria y secundaria. Después de graduarse de la escuela secundaria en 1918, Alice tomó el examen de Servicio Civil y aceptó un trabajo de secretaria en el Ejército para escotar los gastos de su familia y saciar sus propios caprichos (esos deseos biopoliticamente enristrados que solemos confundir con necesidades – “Siempre hay que cuestionar el deseo”, escribieron los pensadores Deleuze y Guattari a finales del último tramo del siglo XX-). Trabajó allí durante tres años mientras perseguía su pasión por el arte, tomando clases nocturnas en la Escuela de Arte Industrial de Filadelfia (ambición que sus antecesores consanguíneos nunca entendieron. “No sé qué esperas hacer en el mundo”, le dijo su madre la vez que Alice le contó que quería ser artista, “eres sólo una niña”).
Con la ayuda de becas y sus propios ahorros, se inscribió como estudiante en 1921 en el programa de Bellas Artes de la Escuela de Diseño para Mujeres de Filadelfia (eligió una escuela exclusivamente para mujeres porque decía que los chicos la distraían. “Yo era muy guapa y los chicos me perseguían, y si quería aprender a pintar y a dibujar debía concentrarme en ello y no pensar en otra cosa”, confesó en varias entrevistas a lo largo de su carrera). Allí, estudió pintura de paisajes con Henry Snell, dibujo natural y retrato con Rae Sloan Bredin y la obra de Robert Henri (un pintor modernista norteamericano -admirador de la pensadora anarquista Emma Goldman- que había adoptado el lema “el arte por la vida”, en lugar del más tradicional “arte por el arte”, y que fue uno de los fundadores de la Escuela Ashcan, una corriente artística que tenía como propósito capturar de forma realista las escenas de la vida diaria de los barrios más pobres de Nueva York y que profesaba que el realismo se basaba en el sentido de informar sobre la vida urbana moderna. La Ashcan School of Art-Making sostenía que la pintura debería ser “tan real como el barro, como los terrones de mierda de caballo y nieve, que se congelaron en Broadway en el invierno”). A Neel le inquietaban las “ancianas de pelo gris” que fregaban los suelos de la academia mientras estudiaba las estatuas griegas, proclividad que la llevó a sentirse reflejada con el espíritu de Henri y a adherir a los postulados de la Escuela Ashcan acerca del realismo plasmado en lo pictórico.
En 1924, Alice asistió a un programa de verano organizado por la Academia de Bellas Artes de Pensilvania en el pintoresco pueblo de Chester Springs, donde conoció y se enamoró de un rico cubano del programa, Carlos Enríquez. Se casaron en Colwyn el 1 de junio del año siguiente y varios meses después se trasladaron a La Habana. Allí, en 1926 tuvo su primera exposición y dio a luz a su primera hija, Santillana, quien murió al poco tiempo de difteria (la misma enfermedad que había padecido su hermano mayor). La pareja se mudó de Cuba a Estados Unidos y se estableció en el Upper West Side de Manhattan. Tuvieron otra hija, Isabetta, en noviembre de 1928. Al año, Carlos se mudó repentina e inesperadamente a París, llevándose a la niña con él y dejándola con su familia en Europa, dislate que produjo que Alice sufriera un ataque de nervios y que fuera hospitalizada brevemente. Luego de haber sido dada de alta, partió en un transatlántico a buscar a Enríquez y a su retoña. Cuando quedó claro que el matrimonio era insalvable y que no le devolvería a Isabetta –la patria potestad de un hijo en común recién fue otorgada por la ley a las madres en 1980, anterior a ello toda potestad sobre todo vástago correspondía exclusivamente al progenitor-, Alice regresó a Estados Unidos e intentó suicidarse usando el horno en la cocina de sus padres, y fue hospitalizada nuevamente por otro sucinto lapso de tiempo. Neel nunca se divorció de Enríquez, pero permanecieron separados y solo le permitió ver a su hija en raras ocasiones durante el resto de su vida (circunstancia que se vio catárticamente plasmada en su obra). Si bien Alice nunca se volvió a casar, sí tuvo varias relaciones sexoafectivas a partir de la década de 1930. En 1939 tuvo otro hijo, Richard, con el cantante de discoteca José Santiago Negrón. La más duradera de estas relaciones (que duró más de dos décadas) fue con el fotógrafo y director de documentales Sam Brody. Brody y Neel tuvieron otro hijo, Hartley, en 1941, a quien criaron junto con Richard.
En las décadas de 1950 y 1960, la pintora estadounidense vivenció el surgimiento del expresionismo abstracto en Nueva York, pero permaneció congruentemente comprometida con el trabajo de representación. Aunque estaba completamente absorta en la escena artística neoyorquina y conectada con sus principales innovadores, se mantuvo firme en su elección de estilo y tema, sin dejarse llevar por un mundo del arte que favorecía la abstracción. Ella persistió en hacer un trabajo que la complaciera, sin importar lo que pensaran los demás -en este sentido, se parece mucho a otro gran retratista: Vincent van Gogh-. Estaba interesada en personas reales, con defectos y todo, no solo en bohemios y artistas. Sus retratos de la década de 1950 se esforzaron por capturar el carácter de sus amigos y vecinos del Harlem hispano con cuidadoso y expresionista detalle. Unos treinta años después de haber iniciado su carrera como pintora, Neel finalmente comenzó a recibir el reconocimiento que se había merecido durante mucho tiempo (según la artista, su obra “empezó a entenderse a finales de la década de 1950, antes era demasiado dura para la gente”). En 1959, apareció junto a Allen Ginsberg y Larry Rivers en la película de Beat Pull “My Daisy”, basada en una obra de teatro escrita por Jack Kerouac. En la primavera de 1960, pintó al poeta, crítico de arte y curador del MoMA Frank O’Hara en el transcurso de cinco sesiones, y produjo dos retratos, uno de los cuales fue halagador y el otro sorprendentemente crítico. Las pinturas atrajeron la atención de ARTnews y del New York Times, lo que marcó el comienzo del éxito comercial de Neel.
En gran parte, debido a la intervención feminista en la historia del arte en la década de 1970 –¡¡¡Gracias Linda Nochlin!!! (link al texto más significativo de Nochlin “¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?”: https://www.vitoria-gasteiz.org/wb021/http/contenidosEstaticos/adjuntos/es/87/78/48778.pdf)-, Neel fue ampliamente reconocida como una de las principales pintoras estadounidenses. En 1974 fue objeto de una gran retrospectiva en el Whitney Museum, seguida del otorgamiento de un premio por parte del presidente Carter por sus contribuciones como mujer en el arte en 1979. Después de que en 1980 le pusieran un marcapasos tras un súbito pequeño infarto, viajó a Moscú para una importante exposición de su obra. Alice fue la primera artista norteamericana en tener una muestra retrospectiva en Rusia –estando aún viva no solamente ella, sino también la Alemania dividida por un muro-. A su regreso a la Gran Manzana, fue honrada por el alcalde Ed Koch por su besana transcultural. Durante esa década de colores flúor, grafitis, break dance y djing, dio conferencias y participó en paneles de discusión en varios museos, escuelas de arte y universidades prominentes. Paralelamente, su hijo Hartley y su esposa Ginny le construyeron un estudio en su propiedad en la zona rural de Vermont para que lo usara durante sus frecuentes visitas. Se convirtió en abuela varias veces y su antiguo amante, John Rothschild, se mudó a la habitación de invitados de su departamento del 107 de la West Street del Upper West Side, donde convivieron gratificantemente por una intensa y cuantificable cantidad de significativos meses. Para finales de 1983, durante una cita de rutina para revisar su marcapasos, los médicos le descubrieron un cáncer de colon avanzado e inoperable. A pesar de su mala salud, continuó pintando y visitando Vermont para pasar tiempo con sus hijos y nietos. En 1984, apareció en el programa televisivo Tonight Show e insistió en que el presentador, Johnny Carson, fuera a visitarla y se sentara para un retrato. Murió ese mismo año en su departamento, rodeada de familiares y amigos. Allen Ginsberg compuso y leyó un poema original para ella en un servicio conmemorativo en el Whitney Museum. Está enterrada cerca de su estudio en Vermont.
Alice Neel fue una de las pocas mujeres artistas de su generación que vivió para ver una pundonorosa retrospectiva de su obra. Su trabajo ininterrumpido sobre la figura, la pincelada emotiva y la penetrante comprensión de la psicología humana, anticiparon el movimiento neoexpresionista varias décadas antes de su tiempo (link a un texto que explica la definición de dicha corriente pictórica, su historicidad y sus respectivas ramificaciones: https://mymodernmet.com/es/neoexpresionismo/). El amplio impacto de Neel en el arte contemporáneo es evidente en el trabajo de los principales retratistas, desde Chuck Close hasta Lucian Freud. El enfoque ecléctico e igualitario de Elizabeth Peyton en una amplia muestra representativa de la sociedad y la visión inquebrantable de la artista sudafricana Marlene Dumas sobre los problemas políticos y sociales están en deuda con Neel. Muches otres pintores también han aprendido valiosas lecciones de sus retratos intimistas, empáticos y fidedignamente plasmados sobre lienzos pintados al óleo, misma cuestión que todes hacemos cada vez que nos sumergimos en la cosmovisión de esa sensibilidad única que fue Alice Neel.
Links relacionados a Alice Neel:
Alice Neel: They Are Their Own Gifts (1978), parte extraída de la película dirigida por Lucille Rhodes y Margaret Murphy: https://www.youtube.com/watch?v=MQtSDLOg05c&ab_channel=TheMet
Alice Neel: People Come First (Muestra retrospectiva en el Met de N.Y): https://www.youtube.com/watch?v=ejGERwLV2Kg&t=5s&ab_channel=TheMet
Alice Neel: People Come First (Muestra retrospectiva actual en el Guggenheim de Bilbao): https://www.guggenheim-bilbao.eus/exposiciones/alice-neel-las-personas-primero
Film sobre Alice Neel dirigido por su nieto Andrew Neel (estrenado en el Slamdance Film Festival de 2007): https://www.aliceneel.com/film/