Alfred Russel Wallace, el gran olvidado

En una carta que le escribió Alfred Russel Wallace a Darwin desde el archipiélago Malayo, dice “…y considerando la cantidad de variaciones individuales que en mi carácter de coleccionista he visto, deduzco que los cambios necesarios para adaptación de las especies a las condiciones cambiantes que ocurren…”.

En 1858 Wallace le envía a Darwin un trabajo sobre “La tendencia de las variedades de partir definitivamente de un tipo original”, título que de por si sintetiza gran parte del pensamiento evolucionista. Wallace lo envió para que Darwin lo revisase antes de enviarlo a Charles Lyell, uno de sus maestros y biólogos mas importantes de Europa, Darwin se lo envió recomendando su publicación (que Wallace no había solicitado). El trabajo fue puesto en manos de Lyell porque Darwin debió ausentarse debido a la enfermedad de uno de sus hijos. Lyell presentó el artículo de Wallace con Darwin como coautor. Cuando Wallace volvió a Inglaterra se enteró de los hechos y aceptó lo realizado por Darwin, personaje al que tenía en alta estima. De hecho, Darwin lo asistió por todos los medios posibles y logró que le fuera concedida una suma anual de 200£ que le permitió continuar con sus estudios con estrechez y sin sobresaltos. Era Wallace el quinto hijo de una familia venida a menos, circunstancia esta lo obligó a ganarse su sustento antes de completar su educación. Fue en gran medida una autodidacta que luchó contra la adversidad y cumplió sus sueños de conocer el mundo inexplorado a expensas de grandes sacrificios. Junto a Henry Walter Bates se dirigieron al Amazonas donde pensaban financiar a los coleccionistas ingleses. Entonces, cada gentleman tenía hobbies intelectuales cuando no meramente científicos. Pasó cinco años recorriendo el Amazonas y el Orinoco y cuando decidió volver después de un severo ataque de Malaria, la nave que lo llevaba de vuelta naufragó perdiendo así gran parte de su colección. Publicó sus notas y con el dinero obtenido se embarcó hacia el archipiélago malayo, desde donde escribió la carta que le abriera las puertas de la inmortalidad. Por ocho largos años recorrió el archipiélago, recogiendo especímenes, corriendo inmensos peligros y peleando contra la adversidad que era su compañera de viajes. Gracias a sus observaciones sobre las distintas especies que habitaban las islas, trazó la línea que lleva su nombre donde separa a las especies propias del Asia de las que tienen origen en Oceanía.

Cuando Wallace vuelve de su toutnée es recibido como uno de los miembros más distinguidos de las sociedades científicas en gran parte gracias a la difusión de sus ideas que el mismo Darwin realizó. Pero sus opiniones no se limitaron al campo de la biología, junto a John Stuart Mill propuso sus ideas de una reforma agraria, con coincidencia con sus experiencias juveniles. En 1898 promovió un sistema puramente monetarista sin respaldo de oro o plata. Escribió extensamente a favor del sufragio femenino y en contra de la militarización de sociedades en plena guerra Anglo Boer.En espiritualidad, apoyando la existencia de un “mundo invisible de espíritu” que en ciertos momentos de la evolución intervienen en el proceso. Estas ideas fueron rechazadas por Darwin y los demás evolucionistas como Spencer, Huxley y Hoover.

Las nuevas teorías ejercían una fascinación sobre Wallace, fue un entusiasta de la frenología, de la hipnosis y del mesmerismo, participó de sesiones de espiritismo que en la época victoriana contaba con varios adeptos como Conan Doyle, Robert Owen, el Dr. William Crookes y el matemático Augustus De Morgan. Esta adhesión a prácticas con poca base científica le atrajo las críticas del establishment, más cuando se opuso a la campaña de vacunación antivariólica esgrimiendo estadísticas distorsionadas. No es raro entonces que su figura controvertida, reconocida y premiada en vida se opacase hasta casi desaparecer bajo la sombra de su amigo y benefactor.

El 7 de noviembre de 1913, Wallace murió a la edad de 90 años en su casa de campo en Broadstone, la cual había construido una década antes. La prensa de la época informó ampliamente sobre su muerte. Varios de los amigos de Wallace sugirieron que fuera enterrado en la abadía de Westminster, pero su esposa siguió los deseos de su esposo de ser enterrado en un pequeño cementerio en Broadstone.Varios científicos británicos formaron un comité para hacer que se colocara un medallón honrando a Wallace en Westminster cerca de la tumba de Darwin.

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Tumba de Wallace, en Broadstone (Inglaterra), restaurada por el A. R. Wallace Memorial Fund en el año 2000. Cuenta con un tronco de más de dos metros de altura situado sobre un bloque de piedra caliza.

 

Tumba de Wallace, en Broadstone (Inglaterra), restaurada por el A. R. Wallace Memorial Fund en el año 2000. Cuenta con un tronco de más de dos metros de altura situado sobre un bloque de piedra caliza.

 

 

 

 

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