Considerada por varios cineastas como la mejor guionista del cine argentino, Aída Bortnik fue una periodista, dramaturga y también guionista de televisión, se consagró en la pantalla grande con películas como La historia oficial (1985), que ganó el Oscar a la mejor película extranjera y estuvo nominada para el mismo premio como mejor guion. Aquel fue el primer filme de Argentina que abordó como tema la denuncia contra la última dictadura militar de este país (1976-1983). Otras películas recordadas también tenían guion de esta mujer comprometida en lo político: La tregua (1974), Gringo Viejo (1989), Tango Feroz: la leyenda de Tanguito (1993), Caballos salvajes (1995) y Cenizas del paraíso (1997).
Bortnik (Buenos Aires, 7 de enero de 1938 – ibídem, 27 de abril de 2013) estudió Derecho y Letras en la Universidad de Buenos Aires, pero se inclinó por el periodismo. Escribió en dos medios del célebre periodista argentino Jacobo Timerman, la revista Primera Plana y el periódico La Opinión, entre 1967 y 1976. También colaboró con las revistas Siete Días, Panorama, Semanario y Humor, reconocida por mantener la crítica y sortear con sagacidad la censura del último régimen militar que asoló a Argentina.
Poco a poco incursionó como dramaturga y guionista de televisión y de cine. En 1972, cuando en Argentina regía otra dictadura (1966-1973), escribió la obra de teatro Soldados y soldaditos. En 1974 y 1975, con el peronismo otra vez en el poder, redactó otras obras más: Tres por Chéjov y Dale nomás. Su debut en la pantalla grande fue con La tregua, la adaptación del libro homónimo de Mario Benedetti que dirigió Sergio Renán. La película fue la primera de Argentina en ser nominada al Oscar. En la categoría de mejor filme extranjero perdió contra Amarcord, de Federico Fellini.
En 1975, un año antes del golpe de Estado que derribaría el Gobierno de Isabel Perón, pero cuando la parapolicial Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) mataba sin control en este país, Bortnik se exilió en España. En 1976 hizo el guion de otra película de Renán, Crecer de golpe, y en 1979 el de La isla, de Alejandro Doria, que era una historia de un psiquiátrico en la que los pacientes parecían más cuerdos que los médicos, y cuya metáfora de los centros clandestinos de detención del régimen no fue captada por los censores de aquel tiempo.
En 1981 regresó a Argentina. Esta prolífica mujer, también autora de cuentos y novelas, como Viudas, creó en aquel tiempo el grupo Teatro Abierto, que se constituyó en un medio de repudio al terrorismo de Estado aún imperante. Entonces escribió las obras Papá querido y Domesticados. En 1982 redactó el guion del filme Volver, de David Lypzyc.
Después fue el turno de La historia oficial, de Luis Puenzo, la primera película latinoamericana en ganar un Oscar y que una semana antes había recibido el Globo de Oro. Era la historia de una mujer que se da cuenta de que su hija adoptiva había sido un bebé robado por la dictadura y que había llegado al hogar por negocios sucios de su marido con los militares. Después de aquel éxito, Bortnik se convirtió en la primera escritora latinoamericana en ingresar como miembro permanente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.
Años después hizo los guiones de Pobre mariposa (1986), de Raúl de la Torre, y Gringo viejo (1989), también de Puenzo. Los tres filmes que contaron con textos suyos en los noventa, del director Marcelo Piñeiro, fueron éxitos de taquilla en Argentina. En 2001 hizo su último trabajo para cine: La soledad era esto, de Sergio Renán. Daba talleres de guion en su casa junto a Juan José Campanella, director de El secreto de sus ojos. “Uno de mis grandes maestros de la vida”, la definió Campanella.