El desaparecido plano fundacional de Córdoba

El plano fundacional de la ciudad de Córdoba se remota en el Siglo XVI, cuando Lorenzo Suárez de Figueroa como Teniente Mayor, manda a romper el plano que había trazado por el fundador Jerónimo Luis de Cabrera suscripta el 28 de agosto de 1573; En cumplimiento de las instrucciones impartidas por el Gobernador Gonzalo de Abreu. Las excusas para sacar el trazado eran varias pero la razón primordial se debió a los nombres que aparecían en la traza pues muchos de ellos ya habían fallecido, ausentados o decidieron vivir en otra ciudad.
El Auto de Abreu fecha el 4 de enero de 1576, declara vacos (vacantes) los solares que repartió De Cabrera, dado que no se había cumplido la condición impuesta de cercar sus lotes y construir en ellas, además de hallarse vencido según el plazo establecido para ello. Y dispuso realizar una nueva traza, encomendando a De Figueroa. A ello, el 1 de diciembre de 1576 Abreu vuelve hacer un Auto en donde confirma el anterior y nombra a De Figueroa y al Ayuntamiento para que quiten del libro de Actas, la traza confeccionada por De Cabrera y la rompan para evitar pleitos y diferencias.
El 11 de julio de 1577 los cabildantes y De Figueroa daban aprobada la nueva traza ante Juan Pérez quien era Escribano Público y de Cabildo, “…esta traza de la ciudad de Córdoba que por Su Merced está hecha.” es decir que la actual planta urbana de Córdoba se origina con el plano de 1577 (segundo plano fundacional). Con el pasar de los años y décadas, los cabildantes sacaban el plano del libro capitular para completar algún casillero con el nombre de la persona para adjudicar el solar entero o una fracción de ella, es decir que tras la aprobación de 1577 la mayoría de los solares aún estaban vacíos.
Desde entonces el plano original estuvo incorporado entre las hojas del Acta Capitular del Cabildo, y allí permaneció durante siglos hasta que el joven José Ignacio Santillán Vélez, quién había ingresado a un puesto en la administración pública en 1874 gracias a que su familia provenía de buena posición económica y social pues muchos de sus miembros eran y habían sido políticos importantes, tuvo la oportunidad de conocer las actas ya que él se consideraba un escritor apasionado; éste consideró que aquellas actas debían ser publicadas; en un comienzo nadie le hizo caso a su pedido pero Santillán era un joven decidido y comenzó a redactar noticias en diarios como La Libertad, Los Principios y La Patria, narrando la idea que había surgido y a poco las autoridades fueron cediendo ante Santillán, por entonces las autoridades del Concejo Comunal Ejecutor de Córdoba (antes de crearse la figura Intendencia y Concejo Deliberante en 1883), cuyo presidente era el Sr. Pedro SERRANO quienes aprobaron
dicho proyecto el 10 de agosto de 1880.
El primer tomo de la primera edición (año de 1880) fue impreso por el Establecimiento Tipográfico de “La Carcajada” mientras que el plano fue reproducido por el litógrafo Miguel Potel Junot cuya impresión fue realizada por la LITOGRAFÍA NACIONAL ubicada en la calle SAN JERÓNIMO N° 79, CIUDAD DE CÓRDOBA sin embargo el papel fue adquirido en la imprenta e papelería y fábrica de libros en blanco ANTONIO ROMANI Y TARRÉS. Dicha publicación fue un éxito comercial, tanto que en 1882 se realiza una segunda edición del primer tomo y otros.
En la edición del 3 de setiembre de 1895, aparecido en el diario La Libertad con título
“Archivo Municipal. Reliquias históricas perdidas” cuyo autor es anónimo, comenta que había muchos papeles antiguos que estaban desaparecidos como así la traza de 1577, motivo suficiente para causar asombro y cuestionamientos entre los cordobeses.

Ante tantos alborotos l Escribano Sr. Ahumada, secretario del Concejo comentó “…en cuanto al plano de la traza de la ciudad debía hacer presente que no lo había conocido y visto nunca, pero que se debía tener en cuenta que los once primeros libros del archivo habían estado en poder del señor Santillán, quién tuvo el trabajo de impresión y copia de esos libros, de lo que no podía responder, pues no era ni empleado entonces.”. En tanto Junot comenta que él efectivamente había trabajado sobre el plano pero que terminada su tarea se lo devolvió al editor José Ignacio y éste se había ofendido, aunque no hizo comentarios acerca del plano o si lo volvió a guardar en las actas del libro original, pues muchos de los tomos se hallaban en su casa.
Lo extraño de este suceso y -según nuestras investigaciones- no se hallaron denuncia formulada hacia Santillán Vélez, quien es el principal sospechoso o que alguna autoridad tomara por escrito declaración alguna sobre el tema sea culpable o no pero si sospechoso. Y se vuelve extraño cuando presenta su renuncia al cargo que ocupaba.
Ante el escándalo fue necesario formar una Comisión Investigadora pero ninguno de los integrantes fue capaz de solucionar el problema y desde luego los diarios de la época estaban al tanto de cada movimiento en donde denotaban la incapacidad de cada integrante; Ahumada fue destituido ya que había estado a cargo del Archivo, “alguna cabeza debía rodar para alzar un culpable ante la multitud” además varios habían sidos los funcionarios encargados del Archivo. En tanto Potel siempre mostró colaboración e incluso debió declarar ante autoridades sobre los hechos, mientras Santillán Vélez fue excusado de toda declaración. Es extraño porque Potel nunca acusó a José Ignacio ¿De qué tenía miedo?.
Nuestras sospechas recaen en Santillán Vélez como el autor de la desaparición del plano pero no sabemos si ¿Lo robo o se le extravió? quizás alguien más extrajo la traza estando en su domicilio… No lo podemos saber aunque nunca tuvo la etiqueta de sospechoso ya que las autoridades comentaron que él no ocupaba cargo y por lo tanto no podía estar bajo sospecha o al menos los textos dan por entender dicho desligamiento de toda sospecha.
Hemos comentado que existe una copia realizado por Potel pero el historiador Carlos Luque Colombres (integrante de la Junta de Historia de Córdoba) ha comentado varias veces en sus publicaciones que la copia del plano fundacional de Córdoba tiene errores; Cuando realiza sus investigaciones sobre el primer trazado, comenta que el litógrafo realizo muchos errores en donde confunde palabras y sustituye otras… pero esto es un error sólo de Colombres ya que no pudo conocer el plano original y con ello comparar con la copia de Potel y corroborar si hubo errores en la copia. Su conclusión se basa en las lecturas que indagó en expedientes judiciales, protocolos y así obrados en el Archivo Histórico Provincial de Córdoba, en ellas se percata que muchos nombres y apellidos aparecidos en la traza, estaban escritos de otro modo pues había muchas letras que alteraba una palabra, por ejemplo: “Tejeda” por “Texeda”, “Tejera”… sin embargo ignora que en aquellos tiempos, una persona podía escribir y leer pero no todos lo hacían del mismo modo es decir que no tenían una ortografía, gramática o sintaxis en común pues generalmente escribían según escuchaban (fonología); Por ello no creemos que Potel se haya equivocado porque la tarea de un litógrafo era recrear exactamente una imagen. Incluso Luis Santillán Vélez redactó “Como se notará, él (José Ignacio, su hermano) ha conservado exactamente el mismo estilo, la misma ortografía, la misma puntuación etc. etc. de los originales, de manera que bien pueden considerarse éstos volúmenes como una fotografía de los libros del archivo, lo que hace el trabajo más interesante y mas curioso.”.
Colombres no pudo saber ¿Cuáles letras estaban difusas del plano original? Ya que estaba desaparecido, su teoría se basa en haber consultado otros documentos de época y otros a posterior pero incluso varios de esos documentos las palabras tampoco estaban correctamente escrito, por ejemplo: “Diego de Soria” por “Diego de Loria” o “Diego de Luria”, la deducción de

Colombres es si en el documento dice De Soria y en el plano está escrito por De Loria, quiere decir que aquella letra estaba difusa y Potel la sustituyó por otra pero todo español tenía su modo de escribir. Es interesante que -a pesar de pasar tantas décadas desde aquel incidente- la imagen de Potel siempre haya sido cuestionada incluso hasta la década de 1980.

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