J.W. Dunne y el tiempo omnipresente

 J.W. Dunne combatió en la guerra de los boers en Sudáfrica y luego de retirarse de sus obligaciones militares hizo una brillante carrera como ingeniero aeronáutico. Diseñó un avión que luego de ser presentado en la Exposición de París se convirtió en el primer avión militar del imperio británico, luego de lo cual sus patentes fueron adquiridas por la fábrica Burgess norteamericana.

     Pero no es ese aspecto de la obra de Dunne la que nos interesa en estas líneas.

     En 1927, Dunne publica “An Experiment with time” (“Un experimento con el tiempo”), un extensa obra sobre la relación entre la precognición, la “experiencia” del tiempo y las maneras de analizarlo, que desafió todo lo aceptado por entonces. Esa sería su obra fundamental, pero no la única: después publicaría “The Serial Universe” (1937), “The New Inmortality” (1938), “Nothing Dies” (1940) y su obra póstuma, “Intrusions?” (1955).

     Su propósito como escritor fue persuadir al mundo de que sus ideas eran el comienzo de una nueva manera de entender la realidad en la que vivimos. Desarrolló diagramas y figuras geométricas para divulgar los argumentos de sus teorías matemáticas y de su teoría sobre la “cuarta dimensión”. Jorge Luis Borges, ávido lector de sus obras, llegó a decir que  “la tesis que propone Dunne es tan atrayente en sí misma que su mera posibilidad ya es maravillosa.”

     Para Dunne construyó sus hipótesis en base a ciertos hechos recurrentes que había experimentado en sus sueños; tuvo muchas experiencias de sueños precognitivos (“premonitorios”) y eso lo llevó a investigar el tema exhaustivamente. “Si la pre-visión es cierta y comprobable, eso claramente destruye las bases de nuestras anteriores opiniones sobre el universo.”

     Una noche, en 1898, Dunne soñó que discutía con el conserje de su hotel sobre si eran las 4.30 de la madrugada o las 4.30 de la tarde. Al despertar bruscamente del sueño no encontró su reloj, y después de buscar por su habitación lo encontró: el reloj se había parado… a las 4.30 hs. Le dio cuerda a su reloj y volvió a dormirse. La mañana siguiente bajó al lobby a ajustar su reloj con el del hotel y apenas tuvo que ajustarlo en tres o cuatro minutos; eso significaba que que su reloj había estado parado apenas tres o cuatro minutos (los transcurridos desde que despertó de su sueño hasta que encontró su reloj y le dio cuerda de nuevo). Esto quería decir, a su vez, que el reloj se había parado exactamente en el momento del sueño de Dunne.

     En 1901, Dunne soñó que estaba en un pueblo a la orilla del Nilo y que tres soldados harapientos y con evidentes signos de debilidad y sufrimiento se acercaban a él con sus uniformes sucios, desgarrados. Reconoció en ellos a algunos compañeros de la guerra de los boers en Sudáfrica, y uno de ellos le dijo “hemos venido directamente desde Ciudad del Cabo, y uno de nuestros compañeros ha muerto”. La mañana siguiente, Dunne leyó en el Daily Telegraph que acababa de llegar a El Cairo una expedición en la que por primera vez un hombre blanco atravesaba de sur a norte el continente africano, desde Ciudad del Cabo a El Cairo. Ah! Y un hombre había muerto en el trayecto.

     En 1902, Dunne soñó que estaba en una isla en la ladera de una montaña, sobre un suelo seco y agrietado desde el cual emanaban nubes de vapor. Supo que estaba ante la inminente erupción de un volcán y trató de convencer a las autoridades de la isla vecina de que evacuaran a los habitantes de la isla; en el sueño no le hicieron caso y morían miles de personas. Unos días después leyó en el diario que un volcán había hecho erupción en la isla de Martinica y habían muerto decenas de miles de personas (bastante más que en su sueño).

     Dunne tuvo varios sueños más de este tipo a lo largo de los años. Sigmund Freud había publicado en 1899 su famosa obra “La interpretación de los sueños”, en las que sostenía que los sueños se referían exclusivamente a situaciones del pasado (inmediato y mediato). Pero Dunne tenía una mirada diferente: sostenía que las imágenes oníricas eran una especie de amalgama, una mezcla explosiva entre los aspectos más hondos de la existencia y las cuestiones más banales, una mezcla de lo sublime y lo instintivo, lo significativo y lo absurdo; a diferencia de Freud, Dunne consideraba a los sueños un revoltijo de imágenes y experiencias tanto pasadas como futuras, barajadas en la misma proporción.

    La teoría de Dunne, elaborada a partir de años de experimentación con sueños precognitivos y estados precognitivos inducidos, sostiene que en realidad todo el tiempo es eternamente presente. Es decir: pasado, presente y futuro están sucediendo, de algún modo, simultáneamente. La conciencia humana, sin embargo, sólo es capaz de experimentar esta simultaneidad de forma lineal (es decir, “tiene que haber un antes, un ahora y un después”). Dunne postula que en el estado de sueño (que es otro estado de conciencia) este modo lineal de interpretar el tiempo deja de ser tan concreto como cuando estamos despiertos. Esa es la razón por la cual somos capaces de tener lo que llamamos “sueños premonitorios o precognitivos”, ya que la conciencia se encuentra “libre” para vagar a través de pasado, presente y futuro. De acuerdo a eso, Dunne postuló nuestra existencia en dos “niveles”: vigilia (despiertos) y sueño (dormidos), ya que nuestra conciencia se maneja de manera diferente en cada uno de ellos.

   La idea de que el tiempo (y, por extensión, la humanidad) existe simultáneamente y no de forma lineal es difícil de entender. Una buena analogía sería la de un libro: la totalidad de un libro existe en sí mismo, pero sólo podemos leer una página a la vez. Las otras páginas, si bien existen simultáneamente con la que estamos leyendo, permanecen fuera de nuestra conciencia: lo que dicen las páginas que ya hemos leído –“el pasado”– podemos recordarlo (total o parcialmente) u olvidarlo, y el contenido de las páginas que todavía no hemos leído –“el futuro”– no lo conocemos aún. Si de algún modo pudiéramos leer todas las páginas del libro a la vez o ser capaces de experimentar el libro en su totalidad en un solo momento, entonces podríamos estar más cerca de una experiencia “real” del libro. Del mismo modo, en nuestras vidas somos conscientes de un solo momento en el tiempo: el presente. No podemos ser conscientes simultáneamente de nuestro pasado, presente y futuro juntos. El pasado es recordado pero no experimentado físicamente, el futuro permanece desconocido.

   Lograr la apreciación simultánea de pasado, presente y futuro significaría una completa reevaluación de la naturaleza de nuestra existencia en términos de conciencia, tiempo y realidad física, lo cual propone Dunne entre las conclusiones de su trabajo.

   En su obra “An experiment with time”, Dunne explica que la capacidad para percibir eventos fuera de la corriente de conciencia del observador normal está más que probada, incluyendo dentro de ese marco el fenómeno del “déja vu”. Esto lo llevó a afirmar que la precognición, al no haber prueba contundente en contrario, debía ser considerada seriamente desde el punto de vista científico, aunque esto significara introducirse en una “visión cuatridimensional” del universo.

   Propone que para observar y comprobar estos fenómenos hay que situarse en entornos (como el sueño, por ejemplo) en los que la conciencia pueda liberarse más eficientemente y luego, inmediatamente después de despertar, anotar los recuerdos de lo soñado junto con la fecha. En un momento posterior estas notas deberían ser exploradas, trazándose posibles conexiones entre ellas y los acontecimientos de la vida real que se produzcan después de que las notas hubieran sido escritas. El análisis estadístico estaba en aquella época en sus principios y no se hizo ningún cálculo del significado de los acontecimientos recogidos, aunque la cantidad de situaciones evaluadas que respondían a los postulados de Dunne era abundante.

    Pero Dunne quería ir más allá: quería demostrar que los sueños no eran la única situación en la que las “pre-imágenes” (imágenes precognitivas, en definitiva) se ponían de manifiesto evidenciando una nueva manera de relacionarnos con el tiempo fuera del modo lineal. Dunne descubrió que, aún en vigilia, poniendo la mente “en blanco” podía provocarse en ella una asociación inconsciente de imágenes o palabras (pre-imágenes, también) que indefectiblemente se hacían presentes; estos son fenómenos muy comunes que seguramente cada uno de nosotros ha experimentado más de una vez (pensar en alguien y recibir inmediatamente un llamado de esa persona, pensar en la muerte de alguien y enterarse de su muerte poco después, pensar en un número y escucharlo enseguida en un sorteo, etc.).

     Esas pre-imágenes, ya sea en sueños o en vigilia, ¿son parte del futuro o son algo que se hace incomprensiblemente “presente”? Según Dunne, la memoria y la precognición son las únicas entidades en las que “el pasado y el futuro confluyen y se hacen presentes”.     

    En las primeras décadas del siglo XX, la física revocó muchos conceptos científicos por entonces tradicionales y aceptados: Einstein rebatió la idea newtoniana de un tiempo absoluto, Schrödinger descubrió el comportamiento de los protones, lo que derivó en la “desmaterialización” de la materia, Heisenberg diseñó el “principio de incertidumbre” que reemplazó al “principio de causalidad” por el de “probabilidad”, los diagramas de Feynman hicieron notar que el tiempo podía “fluir para atrás” ya que pusieron en evidencia que las partículas actúan entre sí de muchas maneras y que las “partículas virtuales intermediarias” pueden propagarse más rápidamente que la luz.

     La expectativa de llegar a abarcar o “contener” todos los procesos de la naturaleza en un puñado de “leyes universales” fue abandonada por la ciencia hace años y ya no tiene lugar, y las hipótesis de John William Dunne encajan en esa manera de cuestionar lo establecido.

     ¿De dónde surge esta nueva dimensión del tiempo sostenida por Dunne? En primer lugar, de la propia experiencia onírica. En segundo lugar, del desarrollo matemático utilizado para probar la “cuarta dimensión”.

     Pero eso… es otra historia.

Ultimos Artículos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

TE PUEDE INTERESAR

    SUSCRIBITE AL
    NEWSLETTER