LA LEGIÓN EXTRANJERA: Los que no se arrepienten

“Beau Gest”, “Fort Saganne ”, “El legionario” solo son algunas películas que reflejan las vidas románticas de hombres desencantados de la vida, o de algunos que intentaron dejar atrás un pasado turbulento iniciando una nueva existencia como miembro de la Legión Extranjera, uno de los cuerpos de élite más prestigiosos de la historia.

Nació la Legión por decreto de Felipe de Orleans, el 10 de marzo de 1831 para dar cabida a los soldados francófilos que deseaban defender una patria que no le era propia pero querían como si lo fuera. Gente nacida allende los mares –como la amplia colonia francesas en Uruguay o la Polinesia– podían pelear para Francia al igual que suizos francófilos y alemanes de Alsacia-Lorena, zonas que podían ser francesas o alemanas de acuerdo a la suerte de las contiendas.

La Legión tenía fama de albergar criminales que huían de sus castigos, o personajes románticos atraídos por la aventura. Lo importante era (y aún lo es) que las autoridades francesas no hacían muchas preguntas sobre el pasado y los voluntarios podían anotarse bajo pseudónimos. Aquellos que deseaban olvidar amores infortunados pronto se daban cuenta que el extenuante entrenamiento no era la mejor forma de curar las heridas del corazón.

Y si de heridas hablamos ser legionario y haber sido herido en acción era una forma de adquirir la nacionalidad francesas “par le sang verse” (la sangre derramada).

Desde su creación casi medio millón de reclutas han dado su vida por el país galo en Argelia, México, Indochina, las Guerras Mundiales, el conflicto de Croacia, Camboya, el Congo, Zaire, Ruanda y Gabón.

El bautismo de fuego de la Legión fue contra las fuerzas carlistas durante los conflictos suscitados en España entre Isabel II y su tío, don Carlos, aspirante al trono que había dejado Fernando VII.

En la península los legionarios soportaron el peso de los combates a punto tal que solo sobrevivieron 500 de sus 5000 miembros originales. Los supérstites volvieron a Francia donde terminaron siendo camaradas de los carlistas derrotados que se incorporaron a la misma Legión .

Eran los tiempos de expansión del nuevo Imperio francés. Napoleón III quería remedar las glorias de su tío y a tal fin destinó a México, un ejército que incluía a la ya célebre legión. En tierras aztecas lograron la cohesión de grupo y el espíritu de cuerpos que los haría célebres por luchar hasta el último hombre en condiciones adversas.

En el pequeño pueblo de Camaron, 65 legionarios enfrentaron a 2000 mexicanos y a pesar de la desproporción de fuerzas y cuando solo quedaban seis hombres sin pertrechos, el capitán Jean Danjou ordenó cargar a la bayoneta. Tan impresionados quedaron por este coraje indomable que fueron perdonados por los mexicanos y devueltos a Francia.

La Legión fue el bastión de la expansión imperialista francesa en Argelia, Madagascar e Indochina. En Tighri (Marruecos) escribieron otra página gloriosa cuando 300 legendarios se enfrentaron a 8000 jinetes al mando del jeque Bouamama. Al finalizar la desigual batalla, 2000 bereberes habían muerto y varios miles fueron tomados prisioneros por los escasos 200 legionarios que aún se mantenían en pie.

Durante la Primera Guerra Mundial, varios miles de norteamericanos se sumaron a las filas de la Legión para defender a Francia. Eran tantos que se hizo un batallón solo de reclutas norteamericanos. Cuando Estados Unidos entró a la guerra, este batallón fue adscrito a las tropas de la nación aliada.

Como muchos legionarios eran de origen alsaciano, y para los alemanes estos eran traidores, era una costumbre que los soldados de ese origen llevasen una bala colgada al cuello, reservada para el caso de caer prisioneros, a fin de quitarse la vida antes de sufrir el destino de los traidores.

Durante la segunda contienda mundial, la Legión, al igual que Francia, quedó dividida entre los seguidores del gobierno de Vichy y los hombres del general Charles de Gaulle. En Libia se dio la particular circunstancia que en la batalla de Bir Hakeim, los legionarios enfrentaron cara a cara a los legionarios del bando contrario . Después de esta feroz batalla que detuvo el avance de las tropas de Rommel, los legionarios de Vichy unieron sus fuerzas a los de la Francia libre, continuando juntos la campaña del norte de África .

Una vez más, en Tuyén Quang, durante la guerra franco china en Indochina, la Legión mostró su espíritu de cuerpo combatiendo en condiciones de notable inferioridad. También fueron legionarios quienes lucharon codo a codo con los paracaidistas franceses durante los 55 días que duró el asedio de Dien Bien Phu.

La independencia de Argelia y el conato de rebelión contra el general de Gaulle en 1961 marcaron el declive de la Legión Extranjera, que aún continúa sirviendo a Francia en intervenciones militares fuera del país galo.

Actualmente, la Legión cuenta con 7.655 hombres comandados por oficiales franceses (o legionarios que han ganado la nacionalidad en servicio). Hasta 1962 la Legión tenía su sede en Sidi Bel Abbés (Argelia) , hoy se encuentra en Aubagne –a las afueras de Marsella– donde, además de la sede administrativa existe un museo que alberga pasadas glorias, testimonios de su coraje legendario.

Aun se los puede ver desfilar cada 14 de julio con su típica “Marcha del arrastre” (a 88 pasos por minutos mientras los demás regimientos lo hacen a 140 pasos), cantando su condición “de herederos de una tradición, con su destino de caballeros, porque el diablo marcha con nosotros, los soldados de la vieja Legión” cómo dice el himno de batalla de este cuerpo de guerreros ,aunque ahora , también entonen “Je ne regrette rien” (no me arrepiento de nada), la canción que Édith Piaf hiciera famosa, convertida en metáfora de estos combatientes.

Esta nota también fue publicada en Ámbito

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