Jonas Salk y la “Marcha de los diez centavos”

Corría el año 1953 y la poliomielitis seguía cobrando miles de vidas de jóvenes; los más afortunados tendrían secuelas de por vida, algunos solo podrían aspirar a continuar el resto de su existencia ligados a un pulmotor.

Para fines de ese año se habían registrado en Estados Unidos 35.000 nuevos casos. Casi la misma cantidad de muertos norteamericanos en la guerra de Corea.

Un joven investigador que trabajaba en un laboratorio de Pittsburgh había obtenido algunos resultados esperanzadores con una vacuna, pero esta aun no estaba lista. Para perfeccionarla necesitaba medios. ¿Cómo obtenerlo? Consultó con Basil O’Connor, un abogado oriundo de Irlanda quien con la asistencia del presidente Franklin D. Roosevelt –él mismo víctima de esta enfermedad– presidía una fundación para la lucha y prevención de la poliomielitis. Desde 1938 estas fundaciones juntaban fondos para el estudio de esta enfermedad a través de la llamada Marcha de las monedas (March of Dimes –así llamada la moneda de 10 centavos).

“Envíele su moneda al presidente Roosevelt en la Casa Blanca” rezaba el aviso que se difundía por las radios. Y desde entonces millones de norteamericanos enviaron sus monedas al presidente. Solo el primer año se recaudaron 1.800.000 dólares.

John Falter WWII-era March of Dimes polio poster

Este sistema masivo de mínimas donaciones promovido desde la Fundación Nacional para la Parálisis Infantil fue el modelo copiado por cientos de fundaciones en el mundo.

Basil O’Connor lo instó a aalir a contar a los medios sus descubrimientos sin que el mismo contase con un aval estadístico o siquiera hubiese sido publicado en medios científicos al alcance de sus colegas. Para el gobierno era importante difundir un mensaje esperanzador Y ¿Qué mejor aliento que saber que un investigador tenia la cura de la polio en su laboratorio?

Así fue como Jonas Salk saltó a la fama. Según algunos su intención fue alentar esperanzas en una nación desesperada. Para otros fue un medio astuto de concitar. Los resultados de esta emisión, hecha en marzo de 1953, fueron los esperados. Ese día nacía un héroe mediático, pero para la comunidad científica, Salk seria, de aquí en más, un descastado por hacer anuncios masivos sobre un procedimiento que aun no estaba en condiciones de ser usado (hasta el momento solo llevaba poco más de 100 niños inyectados, entre ellos tres de sus hijos).

Su popularidad aumentó cuando eligió no patentar su vacuna, pero la realidad es que no había mucho que patentar ya que la metodología desarrollada no era de su invención (técnica de virus muerto).

Miles de voluntarios se acercaron para ser inoculados con la nueva vacuna y para 1954 cerca de un millón de niños habían sido inyectados. Después de dos años y medio de fase 4 (el estudio en total tomo más de seis años) la OMS incorporó la vacunación de Salk a la lista de medicinas esenciales.

Jonas Salk fue el primero de los médicos mediáticos. En la entrevista televisiva que ofreció en marzo del 53, Ed Murrow le dijo “Joven, una gran desgracia ha caído sobre usted: Ha perdido su anonimato”. La relación con los periodistas fue excelente, Salk parecía tener ese áurea propio de los artistas. Era amable, serio, trabajador. Era un científico con “physique su rol” y además se expresaba con corrección. Parecía estar hecho para esa tarea …pero su condición de héroe le trajo “enormes gratificaciones, me abrió oportunidades… pero la popularidad me ha convertido en una pesada carga”.

Sin embargo, este prestigio popular le creó diversos enemigos entre sus colegas. Roger Revelle opinaba que era “un héroe popular, aunque no era muy brillante”. Paul A. Offit sostenía que dentro de la comunidad científica era mal visto por comunicar sus trabajos antes a la prensa que a los medios académicos para ser analizados por sus pares. De hecho Salk, aunque recibió numerosos premios y reconocimientos, nunca fue postulado para el Nobel, ni fue incorporado a la Academia Nacional de Ciencia. Su mayor detractor fue Albert Sabin, el creador de la vacuna oral que fue más usada que la inyectable de Salk, por obvias razones de administración. “Es pura química de cocina, Salk no ha descubierto nada”. La discusión entre ambos continuó por años, ya que Salk insistía que su vacuna era más efectiva que la de su adversario. Y Salk tuvo razón…

La enorme popularidad de Salk le dio la posibilidad de abrir su propio laboratorio en La Jolla, cerca de San Diego. Allí quería crear una “academia socrática donde cruzar la ciencia y el humanismo”. Salk esperaba que ese monumental edificio asistiría a estudiar “la sabiduría de la naturaleza para así aumentar la sabiduría del hombre”.

El edificio fue diseñado por el arquitecto Louis Khan y en ese instituto se hicieron estudios para a creación de una vacuna contra el SIDA, tarea a la que se abocó el científico … pero los aportes de Salk fueron cada día más filosóficos ya que creía que la ciencia se acercaba a una frontera en la que la filosofía y el arte lo asistirían a lograra un entendimiento más cabal de la compleja naturaleza del hombre. Solía definirse como un biofilósofo y con esa idea publicó dos libros Man’s unfolding y La sobrevida de los sabios donde habla de nuestra capacidad de adaptación. “No solo necesitamos cooperar y colaborar. Somos los coautores junto a la naturaleza de nuestro destino”.

En 1968, Salk se divorció de su esposa y se casó dos años después con la pintora francesa Marie Françoise Gilot, quien había mantenido una tormentosa relación con Pablo Picasso y era madre de una de las hijas del pintor español, Paloma.

Dada la intensa actividad de ambos, Marie y Jonas vivieron separados casi la mitad del tiempo que estuvieron casados. Salk murió en 1995.

¿Qué hubiese opinado Salk de la pandemia del COVID y la inédita forma de actuar? Solo podemos citar algunas frases

“Cuando inoculas a niños con la vacuna contra la polio, no duermes bien por tres meses”. En el caso de la polio los niños eran víctimas. ¿Y cuando ellos no lo son?

“Algunas personas pueden mirar algo y dejarlo pasar sin reconocer el patrón o el significado. Es nuestra capacidad de reconocer patrones lo que para mi es de gran importancia, una cuestión de ser capaz de hallar el sentido de los acontecimientos, por más que sea positivo o negativo. Lo importante es hacerlo”

Su hijo Darrell Salk siguió los pasos de su padre y opina que seguramente Jonas habría favorecido el estudio de las vacunas, pero que además hubiera recalcado que no solo debería erradicarse la enfermedad ya que hay otros aspectos de nuestra condición humana involucrada, aspectos sociales y económicos. Como él mismo había dicho que no se podía patentar al sol, debería haberse hecho un esfuerzo para no convertir la pandemia en una oportunidad para que algunos ganen dinero, mucho dinero, cantidades obscenas de dinero.

La pandemia del COVID debería haber sido una oportunidad para mejorar los valores colectivos de los humanos, colaborando y cooperando en lugar de competir. Y que la sabiduría compartida sería la mejor forma de sobrevivir y evolucionar como especie. La crisis podría haber sido una oportunidad para cambiar actitudes individualistas por una interdependencia colaborativa. En lugar de decir “nosotros primeros”, deberíamos haber dicho “nosotros juntos”.

Esta epidemia, este virus, nos debería haber ayudado a evolucionar hacia una sociedad más altruista, más cooperativa y tolerante … ¿Hemos desaprovechado la oportunidad?

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