Yuri Gagarin: una muerte llena de incógnitas

Cuando el cosmonauta soviético Yuri Gagarin llevó a cabo el primer vuelo al espacio el 12 de abril de 1961 dio comienzo una nueva etapa en la Historia de la humanidad. El ser humano había alcanzado la órbita terrestre y se abría el camino a las estrellas. El astronauta se convirtió en un héroe nacional, un orgullo patriótico que su país se encargó de pasear por todo el mundo como admirable embajador del socialismo real. Pero además, Gagarin era un ser humano y, como en la de cualquiera, en su vida personal había luces y sombras. Quizás demasiadas sombras, presionado por la fama inesperada. Bebía en exceso y sus constantes aventuras extramaritales provocaron el fin de la unión con su esposa Valentina, con la que tenía dos hijas. Tal día como hoy, 27 de marzo, de hace 50 años el héroe de vida complicada moría haciendo una de las cosas que más le gustaban: volar. El avión MIG-15 que pilotaba junto a su instructor Vladimir Sergyogin se estrellaba en picado, hundiéndose varios metros en tierra. Gagarin solo tenía 34 años.

Su muerte dio paso a otra la leyenda, una mezcla de teorías conspiratorias y especulaciones. La comisión gubernamental informó de que el accidente fatal fue debido a que Gagarin y su instructor intentaron esquivar un objetivo civil, un globo sonda, con una maniobra imprevista. La muerte conmocionó de tal forma a los rusos que en la prensa se llegó a decir que Gagarin estaba ebrio o que no murió, si no que fue recluido en un hospital mental. Incluso se expandieron absurdas ideas de un secuestro extraterrestre. Un exteniente coronel, Boris Murasov, escribió varios libros acusando al KGB de estar detrás del siniestro.

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Gagarin, en Londres, como un héroe
Gagarin, en Londres, como un héroe

Hace siete años, el exastronauta Aleksey Leonov, el primer hombre que realizó una caminata espacial en 1965, daba a conocer su propia versión del asunto. Leonov formó parte de la comisión de investigación del accidente de Gagarin pero, según explicaba, aunque siempre había querido aclarar los detalles del fatal accidente no había podido hacerlo hasta tiempo después por órdenes gubernamentales.

Según Leonov, lo que causó la muerte de Gagarin no fue un globo de aire caliente, sino un jet supersónico Su-15 que estaba siendo probado ese día. Estaba previsto que el vuelo de esa aeronave se produjera a una altura de 10.000 metros y no de 500 metros como sucedió realmente. Esta «violación del procedimiento», como la definió el veterano astronauta, provocó que la onda de choque afectara el vuelo de Gagarin. «Los datos del informe sugerían que los dos jets no debieron de haber estado a más de quince kilómetros de distancia», aseguraba Leonov.

A juicio del cosmonauta, en plena guerra fría, las autoridades no quisieron revelar que el accidente de una de las más rutilantes estrellas del país fuera consecuencia de un error humano. De hecho, Leonov fue autorizado a desvelar los motivos del accidente, «siempre y cuando no revelara la identidad del piloto que causó la muerte de Gagarin», explicó en su día.

Lo cierto es que las especulaciones sobre su muerte no hicieron más que acrecentar el mito de Yuri Gagarin, cuyo valor y audacia no pueden ser puestos en duda.

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