Tiempos modernos y la enajenación en la sociedad industrial

Tras el estreno de Luces de la ciudad, Chaplin emprende su segundo viaje por Europa (entre 1931 y 1932) donde se encuentra con los efectos de la crisis económica internacional. Muy probablemente, es en ese tiempo cuando empieza a gestar el guión de Tiempos modernos; un largo proceso donde las dotes narrativas de Chaplin se ponen al servicio de una crítica al sistema capitalista. En esta película, por primera vez, la tragedia cobra importancia en sí misma y no como mero “escenario” o ambiente en que Charlot se desenvuelve. Ya no es “el drama de Charlot” sino Charlot viviendo el drama del desempleo, de la explotación y la cosificación de la clase trabajadora en aras de la productividad. (Manuel Villegas López Charles Chaplin. El genio del cine).

La fábrica ante la que se atropellan los obreros (identificados irónicamente con un rebaño de ovejas) pudo ser soñada por Taylor, es el templo de la “racionalización industrial”, las teorías que Henry Ford llevaría a la práctica en su fábrica de automóviles de Detroit. De hecho, es posible que el fondo de Tiempos Modernos lo tomara Chaplin de los reportajes de un periodista en cuyos artículos afirmaba que las personas que trabajaban en las cadenas de montaje de Detroit, a los pocos años, se convertían en despojos humanos. En la fábrica cada obrero construye una pieza y él mismo no es más que otra pieza. En esta distopía, el gerente aparece en todas partes a través de altavoces y pantallas de televisión (35 años antes de que estos aparatos empezaran a comercializarse), incluso en los lavabos donde el obrero Charlot trata de descansar fumando un cigarrillo. Es el “Gran Hermano” de Orwell quien, posiblemente, tomara en cuenta estas secuencias para crear su famosa distopía 1984, publicada en 1949.

Tiempos modernos aborda, en clave cómica, la terrible tragedia de millones en todo el mundo durante los años de la “Gran Depresión” período en que Estados Unidos aborda el “New Deal” de Roosvelt y en Europa se crea el “Estado del Bienestar” como una revolución desde arriba y pasiva que aplaca, en parte, el peligro de contagio de la revolución soviética (1917). También es la época de los totalitarismos (Hitler, Mussolini, Stalin) que Chaplin recreará posteriormente en El gran dictador.

tiempos modernos chaplin

La película que nos ocupa, además de abordar el tema del desempleo, la deshumanización y el maquinismo, gira en torno a la idea del tiempo. Es el tiempo industrial, donde cada acto durante la jornada laboral tiene que ajustarse al ritmo de las máquinas. La secuencia de la máquina que da de comer a Charlot ilustra bien esta idea. Es la época y la mentalidad del “Tiempo es oro” y no se puede desperdiciar comiendo o fumando un cigarrillo; aunque, Chaplin no duda en mostrar al gerente de la fábrica “perdiendo el tiempo” completando un puzzle o leyendo un periódico (unas tiras cómicas). Es un canto a la rebeldía contra la vida automatizada que despoja al ser humano de su humanidad.

Con técnicas propias del melodrama, Chaplin aborda una compleja crítica del sistema capitalista y de sus crisis periódicas que se traducen (como sabemos) en recortes de derechos y precarización de la clase trabajadora. No escatima recursos a la hora de representar las miserias del pujante sistema, aunque, gracias al humor dosificado, evita caer en el patetismo panfletario, convirtiéndose de esta manera en una crítica a través de la risa. Veamos algunos de estos temas subyacentes en el film:

* Cadenas de montaje donde el trabajador es una pieza más de la maquinaria a la que se llega a adaptar hasta el punto de asimilar el movimiento espasmódico repetido durante toda la jornada.

  • Eficiencia; hay que ahorrar tiempo a costa del descanso y el bienestar del trabajador (máquina alimentadora).
  • Deshumanización y maquinización de los seres humanos.
  • Control (pantallas y altavoces por toda la fábrica).
  • Represión; cuando Charlot encuentra la bandera roja que ha perdido un camión y se convierte, sin querer, en líder de la manifestación obrera, la policía actúa con contundencia para disolver a los manifestantes. Charlot acaba en la cárcel que también es una fábrica donde hay un tiempo para cada cosa, marcado por el sistema penitenciario; Chaplin aprovecha para denunciar el tráfico de drogas en las cárceles, permitido y hasta aprovechado por los mismos guardianes.
  • Empobrecimiento de la clase trabajadora: Charlot trabajando de vigilante en un centro comercial sorprende a unos ladrones que resultan ser antiguos compañeros suyos de la fábrica, ahora parados; se emborracha con ellos y les ayuda a llevarse cosas. La situación de la chica, cuyo padre ha muerto a consecuencia de la represión de una huelga y que se encuentra con Charlot cuando roba una barra de pan para dar de comer a sus hermanos.
  • Competitividad entre trabajadores o falta de solidaridad de clase; cuando Chaplin vuelve a buscar trabajo a la fábrica, se abre paso a empujones entre el resto de obreros.

Al final de la película aparecen sentados Charlot y la chica al borde del camino, siempre los caminos y el andar en pos del horizonte, en busca de una vida mejor o, quizás tan sólo, en busca de una nueva aventura que nos salve de la rutina y del ruido de las máquinas. “¡Saldremos adelante!”, dice Charlot en la que pasa por ser su primera frase hablada en el cine; ¿saldrán adelante? ¿será posible una vida mejor después de lo que hemos visto, después de lo que han vivido? Los vemos alejarse en pos del horizonte, en un final que queda abierto para que el espectador saque sus propias conclusiones.

chaplin

Dice Eduardo Rodríguez Marchante (en el prólogo a Charles Chaplin. El genio del cine de Manuel Villegas López) que el de Chaplin es “(…) el único caso en la historia de cualquier arte en que un mismo artista consiguió al tiempo ser el más vanguardista y el más rezagado. Chaplin fue la vanguardia de un arte de vanguardia en la época de las vanguardias(…), y era aquel mismo Chaplin que hizo Tiempos modernos, pura poesía silenciosa, una década después de que el cine mudo cambiara el disco por el sonoro”.

¿Por qué ese empeño en el silencio? Rebeldía, tal vez, contra un arte que se estaba convirtiendo en industria. Es sabido que Chaplin no se sentía a gusto en Hollywood y que, incluso, sufrió una crisis nerviosa fruto de las presiones de un sistema que exigía de los productores un ritmo cada vez más rápido. Además, como dijo de él Franz Kafka: “(…) Es un ser humano dentro de un mundo de máquinas en el que la mayoría de sus compañeros (…) no tienen fantasía (…)” Tal vez considerase que las posibilidades técnicas y artísticas del cine mudo no estaban agotadas aún.

Y, de todas formas, aunque Tiempos modernos mantenga los carteles con las líneas de diálogo, ¿hasta qué punto puede ser considerada una película “muda”? Chaplin nos ofrece los sonidos que quiere mostrar porque tienen un sentido en la narración, se trata de una sonorización simbólica que refuerza el argumento de la trama; como cuando oímos la sirena de la fábrica, o la voz del gerente a través de los altavoces, o las indicaciones del inventor a través de una grabación fonográfica; el genio de Chaplin está reforzando la idea de deshumanización de la sociedad de estos “Tiempos modernos”.

Por otra parte, cuando Charlot interpreta, en la cafetería esa canción en idioma inventado (quizás el idioma que todos podríamos entender) podemos intuir un símbolo de la creatividad humana que ninguna máquina puede sustituir. Hay más lecturas de esta película, pero prefiero dejar que cada quien saque sus propias conclusiones.

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