Aunque en la gran pantalla era capaz de aterrorizar a todo el mundo, el británico Boris Karloff, era en la vida real un hombre refinado y cordial.
William Henry Pratt, como se llamaba, quiso, en un principio, ser diplomático, pero ascendió al estrellato gracias a un golpe de suerte. Bela Lugosi no quería aparecer oculto bajo la caracterización de su personaje porque, de esta forma, sus fans no podrían reconocerlo. Rechazó, por ello, el papel principal en Frankenstein (1931). Karloff aprovechó la oportunidad y se convirtió en el intérprete más icónico del monstruo creado por la escritora Mary Shelley.
Su talento fue decisivo, al igual que la aportación memorable del maquillador Jack P. Pierce. Sin embargo, el papel tenía un reverso desagradable: el actor tuvo que lucir un vestuario tan rígido que sufrió daños irreversibles en la espalda. También tuvo que enfrentarse al encasillamiento profesional. Otro, en su lugar, se hubiera amargado. Él no. Se sentía afortunado y agradecido por tener la oportunidad de brillar con sus pavorosos personajes.
Estas son algunas de las películas más emblemáticas en las que Boris Karloff:
Este fue el film de 1931 que catapultó al estrellato a Boris Karloff. En películas posteriores repitió papel como monstruo de Frankenstein.
Esta película fue rodada en 1932 y está considerada una de las más emblemáticas del género de gánsteres. En ella, Karloff encarna a un mafioso. Su historia sirvió de inspiración para el filme homónimo protagonizado por Al Pacino en 1983.
El dicho reza que las segundas partes nunca fueron buenas, pero esta secuela de Frankenstein es una excepción. Esta obra de 1935, en la que Karloff interpreta de nuevo al monstruo, fue un éxito arrollador.