Las Heras

Juan Gualberto Gregorio de Las Heras, nació en Buenos Aires, el 11 de julio de 1780. Era hijo de don Bernardo Gregorio de Las Heras, español europeo, y de doña Rosalía Ventura de la Gacha, porteña. Debemos recordar que “Gregorio” es el apellido paterno.

Cursó los estudios en el Colegio de San Carlos, y luego se dedicó al comercio. Con motivo de esas actividades viajó por las provincias interiores: Córdoba, Mendoza, hasta visita Chile y Perú.

Al producirse las Invasiones Inglesas se inició en las armas en Buenos Aires, en 1806, enrolándose como simple soldado en una de las Compañías del Comercio. A las órdenes de Juna Martín de Pueyrredón se distinguió en las jornadas del 5 y 6 de julio de 1807.

Posteriormente, al estallar la Revolución de Mayo se hallaba en Córdoba, donde reanudó sus actividades comerciales. Al formarse el Cuerpo de Patricios, fue designado capitán de las milicias en agosto de 1810, para ser ascendido a sargento mayor por la Junta el 24 de octubre del mismo año. Mostróse como partidario de Rousseau, por lo que el notario José Baños y Flores lo querelló el 12 de abril de 1812, debido a sus expresiones contra la religión.

Fue nombrado comandante de la guarnición acantonada en Córdoba, en 1813, a pedido del gobierno de Chile, el de Buenos Aires envió unos 300 hombres que bajo el nombre de “Auxiliares Argentinos” se reclutaron en aquella provincia y en la de Mendoza. Una vez organizada esta fuerza, fue puesta al mando de Las Heras.

Atravesó la Cordillera y pasó a Chile, incorporándose a las fuerzas del general Mackenna. Intervino en Cucha-Cucha, el 23 de febrero de 1814, contra los españoles superiores en número, ganándose un escudo de honor otorgado por el gobierno argentino.

Luego en Membrillar, Paso del Maule, Tres Montes y Quechereguas, siendo ascendido a teniente coronel, el 3 de junio del mismo año.

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Producidas las desinteligencias entre O’Higgins y Carrera, regresó a Mendoza, donde se encontraba San Martín; al ponerse a sus órdenes recibió instrucciones para volver a Chile con sus hombres protegiendo la retirada de los vencidos en Rancagua. Con el resto de las tropas repasó la Cordillera y se incorporó al Ejercito de los Andes que se estaba preparando en El Plumerillo, en Mendoza.

El general San Martín le encomendó al comandante Las Heras la formación del Batallón Nro. 11 de Infantería sobre la base del Cuerpo de Auxiliares de Chile. El 13 de enero de 1816, fue ascendido a coronel del ejército.

Iniciada la marcha cinco días después –previas las instrucciones dadas por San Martín- Las Heras avanzó hacia Chile por el paso de Uspallata, al mando de la 1era. División, tras penosos esfuerzos. Sostuvo la primera acción en Potrerillos, luego en Guardia Vieja o Hornillos, y en Santa Rosa de los Andes.

Concentrado en Putaendo llegó a la cuesta de Chacabuco, donde incorporado al grueso de las tropas mandadas por el general Soler obtuvieron el primer triunfo grandioso de ese ejército.

Organizada por San Martín una fuerza de 1.000 hombres, la puso a las órdenes de Las Heras con el objeto de terminar con los últimos restos del ejército español en Chile.

Unido a las fuerzas del general Freyre que había cruzado la Cordillera por el paso del Planchón derrotó en Curapaligüe al jefe realista José Ordoñez. Más tarde, lo volvió a batir en Gavilán y en otras acciones menores, obligándolo a Ordoñez a atrincherarse en Talcahuano. Su situación táctica era fuerte, pero O’Higgins decidido a cortarle las comunicaciones logró apoderarse de los fuertes santa Juana y San Pedro, en la acción de Carampagüé, el 26 de mayo de 1817. Asaltadas las restantes provincias, al coronel Las Heras le tocó soportar el ataque por el Morro, lugar fuertemente artillado, pero debieron retirarse tras dejar sembrado de cadáveres el teatro de la lucha.

La retirada de Las Heras, que fue el héroe del asalto, se cubrió nuevamente de gloria. Las Heras, sostuvo su retirada desde Concepción hacia el sur.

En 5 de enero de 1818, O’Higgins levantó el sitio de Talcahuano, de acuerdo a los planes de guerra de San Martín que había vuelto a Chile. Reorganizadas las tropas del Ejército de los Andes, dos meses después, dio alcance a los realistas, comandado por Mariano Osorio, quien durante dos días consecutivos rehuyó en encuentro intentando dirigirse a Talca con el fin de defenderse en la ciudad. Osorio había recibido nuevos refuerzos del Perú, cerca de 3.400 hombres. Ambas fuerzas enemigas chocaron en Cancha Rayada, el 19 de marzo de 1818, y el caos trajo como consecuencia final, la dispersión del ejército patriota.

A favor de las sombras de la noche, Las Heras logró sacar del campo de batalla una fuerza que calculaba de 3.500 hombres, y en retirada llegó con sus tropas intactas a Santiago, siendo recibido con los honores del general vencedor.

Con su actitud, Las Heras había evitado que la plaza de Rancagua, cayese en poder del enemigo. Rehecho el ejército patriota, derrotó por completo en los campos de Maipú a los realistas, el 5 de abril, con cuya acción quedó sellada la libertad de Chile. En esta batalla, la actuación de Las Heras fue principalísima, por lo que se le confirmó como coronel efectivo, el 13 de mayo de 1818, y ese mismo año, oficial de la Legión de Mérito fundada por el director O’Higgins. Buenos Aires le condecoró con el Cordón de Plata.

Al iniciarse la marcha del ejército expedicionario al Perú, Las Heras fue nombrado por el general San Martín, jefe del Estado Mayor, el 25 de marzo de 1820. Casi al mismo tiempo, fue promovido al grado de general de brigada, por los gobiernos de Argentina y Chile, en junio de dicho año.

Embarcado con las tropas en Valparaíso, el 20 de agosto, arribó a las costas de la bahía de Paracas. Organizada una división, el general Las Heras se apoderó de la villa de Pisco, donde instaló su vivac el ejército.

Se le encomendó poner sitio a las fortalezas del Callao, en la que resistían las tropas realistas al mando del general José de la Mar, ecuatoriano al servicio de España. el 11 de julio se inició el bloqueo, y cuatro días después fue declarada la Independencia del Perú, siendo jurada el 28 del mismo mes.

Las fuerzas patriotas al mando de Las Heras llevaron a cabo varios asaltos a la plaza donde estaban sitiados los realistas, pero fueron rechazados. En otro asalto que dio al castillo, el 16 de agosto, Necochea con la vanguardia del ejército, acuchilló a los enemigos, y ocupó recién la fortaleza el 21 de dicho mes, cumpliéndose la capitulación firmada dos días antes, por al que el general La Mar pasó con el mismo grado al ejército patriota.

Al hacerse cargo San Martín de la dirección política del nuevo Estado independiente, Las Heras fue nombrado general en jefe del mismo con el título de Protector del Perú.

El 8 de octubre de 1821, se lo nombró consejero de Estado, y el 22 de diciembre, diósele los despachos de Gran Mariscal de Campo de aquel país, los que también había obtenido con anterioridad en Chile.

Poco más tarde, el general Las Heras obtuvo licencia para regresar a Buenos Aires, el 7 de diciembre de 1822, por discrepancias en la conducción de San Martín.

Tuvo intervención destacada en la represión de la asonada del 19 de marzo de 1823. Fue nombrado por el gobernador de Buenos Aires, general Martín Rodríguez, ministro plenipotenciario ante el gobierno español en el Alto Perú, el 8 de agosto del mismo año, aunque no pudo lograr su propósito por la sublevación del general Olañeta contra el Virrey.

Al regresar a Buenos Aires, la Legislatura lo eligió, el 2 de abril de 1824, gobernador de la provincia en sustitución del general Rodríguez. Desde su cargo, que ejerció durante dos años, luchó por la organización nacional y reunión del Congreso General Constituyente en Buenos Aires a fines del año1824, dictando la Ley Fundamental de la República, y la Ley de Presidencia (febrero de 1826) que estableció un Poder Ejecutivo.

Las Heras asumió el cargo el 9 de mayo de 1824. Su gobierno –dijo Mitre- fue uno de los mejores que ha tenido Buenos Aires. Cumplió la ley, administró bien las rentas, hizo prosperar al país, le dio respetabilidad dentro y fuera, y trabajó con éxito para la reorganización nacional.

Durante su gestión se concretó el primer tratado con España, y se logró que Gran Bretaña reconociese la independencia argentina. También aprestó los recursos para la guerra contra el Brasil, que trajo como consecuencia la creación de la República Oriental del Uruguay. Al ser declarada por el Congreso la federalización de Buenos Aires y extinguido el gobierno de la provincia, fue reemplazado el 7 de marzo de 1826, por don Bernardino Rivadavia que asumió la presidencia de la República.

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Las Heras se dirigió a Chile a fines de marzo, donde se le promovió a general de división, el 13 de febrero de 1828, para ser dado de baja en marzo de 1830. Reincorporado en 1842, poco después fue retirado temporalmente.

En 1ero. de noviembre de 1843, se le nombró Comisionado ad-hoc del gobierno de Montevideo cerca del de Chile, y también presidió en Santiago la “Comisión Argentina”.

En 1855, solicitó de las Cámaras de Buenos Aires le concediesen la gracia de no perder la ciudadanía por estar empleado al servicio de otro país, y al mismo tiempo, hacer uso de las distinciones militares que había obtenido en la Repúblicas de Chile y del Perú.

Por ley nro. 88 del 1ero. de julio 1856, diósele de alta en el Ejército de Buenos Aires en su condición de coronel mayor desde el 13 de diciembre de 1855, y fue autorizado a conservar los empleos militares obtenidos en el extranjero.

Desempeñó otras importantes funciones militares como Comandante General de Armas e Inspector General del Ejército, cargo éste último que quiso renunciar en 1863, pero no le fue aceptado. En ese año, presidió la comisión pro monumento al general San Martín en Santiago, y logró descubrirlo el 5 de abril de 1863. Al año siguiente, se expidió una ley especial para rendirle un “homenaje de gratitud en su venerable ancianidad”.

Se retiró completamente de la vida castrense el 18 de abril de 1865. En su vieja casona de estilo colonial, situada en el barrio de San Diego, distante del centro de Santiago, falleció el 6 de febrero de 1866, en medio de la consternación del pueblo chileno, que se había acostumbrado a ver en él al Libertador de tres nacionalidades. El obispo de Chile, doctor Ramón Ángel Jara, pronunció una oración fúnebre en los solemnes funerales celebrados el 27 de septiembre de 1906, en ocasión de repatriarse sus restos mortales. Se trajeron a bordo del crucero “25 de Mayo”, y previos los honores correspondientes llegaron a Buenos Aires, el 20 de octubre de ese año, siendo sepultado en la Catedral, junto a los del general San Martín. El presidente de la República, doctor Figueroa Alcorta recibió sus despojos con un discurso y cerró la ceremonia el doctor José Juan Biedma, presidente de la Comisión Popular.

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