Remakes

Esto no debe confundirse con las “segundas partes”, en las cuales hay una continuidad claramente delineada (como en “El padrino II”, por ejemplo). Cuando una película está basada en una misma historia o en un mismo personaje, pero con diferente argumento y sin que medie continuidad con una película anterior con el mismo personaje (las películas de Batman, Superman o el Hombre Araña, por ejemplo), tampoco es una remake; a eso se le llama “reboot” (algo así como “reiniciar”). A veces hay pocas diferencias entre una “reboot” y una “segunda parte”; “Martes 13 II”, por ejemplo, puede tomarse como una segunda parte, pero Martes 13 VI ya es un reboot, es otra historia basada en el personaje pero no se detecta continuidad con la historia original.

Hecha la aclaración, volvamos a las remakes. Hay de todo: remakes malísimas, remakes aceptables, remakes mejores que la película original, remakes con otro nombre, remakes con adaptaciones a otra época, etc.

Hay muchas más de las que mostraremos desordenadamente aquí, pero estas son bastante conocidas y por eso han sido incluidas en este repaso.

“Ocean’s eleven” (Steven Soderbergh, 2001), esa película llena de estrellas (Clooney-Pitt-Damon-García-Roberts-Gould) pero que no convenció a nadie, es la remake de la película de Lewis Milestone de 1960, que tenía otro reparto igual de estelar (Sinatra-Martin-DavisJr-Lawford-Dickinson) que tampoco logró que la película funcionara demasiado bien.

“Poltergeist” (Tobe Hooper, 1982) es una gran película de horror sobrenatural; muy original en su momento, esta muy buena película sacudió al público, fue un éxito y generó una segunda y tercera parte. La remake llegó en 2015, de la mano del director Gil Kenan: un bodrio, ningún actor parecía creerse su papel, ni siquiera Sam Rockwell.

“Perros de paja” (“Straw dogs”, de Sam Peckinpah, 1971) es una inolvidable película, con actuaciones consagratorias de Dustin Hoffman y Susan George. En la remake (Rod Lurie, 2011) la acción transcurre en Missisipi y no en la campiña inglesa y es realmente un fiasco; los actores elegidos están más para películas de surf que para un argumento durísimo como el de esta historia.

“La aventura del Poseidón” (Ronald Neame, 1972) se instala entre las películas de cine-catástrofe de la década del ’70; Gene Hackman era el sacerdote héroe y Ernest Borgnine la contrafigura. La remake fue en 2006, la dirigió un buen director –el alemán Wolfgang Petersen– y actuaron Richard Dreyfuss y Kurt Russell; sin embargo, nunca alcanzó la tensión dramática de la primera y pasó sin pena ni gloria.

“Nueve reinas” (Fabián Bielinski, 2000) resultó innovadora para el cine argentino y tuvo un gran éxito; en Hollywood compraron los derechos, la remake la dirigió un tal Gregory Jacobs, actuó John C. Reilly y le pusieron como nombre “Criminal”. No funcionó.

“El planeta de los simios” (Franklin Schaffner, 1968), con Charlton Heston como actor principal, causó gran impacto y las polémicas sobre su final duraron años; la remake (Tim Burton, 2001), con Mark Wahlberg, tiene lo suyo pero no sale del montón. En el medio hubo series de televisión, miniseries y reboots.

“La jaula de las locas” (Edouard Molinaro, 1978) despertó críticas y elogios por todos lados, con Ugo Tognazzi y Michel Serrault brillantes. La remake, en 1996, la dirigió Mike Nichols, un experto en dirigir comedias, con Gene Hackman y un Robin Williams algo exagerado.

“Carrie” (Brian De Palma, 1976), basada en libro de Stephen King y con la actuación de Sissy Spacek, fue un impacto en su momento; su remake (Kimberly Peers, 2013), con Chloë Grace Moretz y Julianne Moore, es flojísima.

“La guerra de los mundos” (Byron Haskin, 1951), basada en el libro de H. G. Wells, fue un éxito mundial. La actuación de Gene Barry estuvo a la altura de la historia sobre la despiadada invasión de esas naves que todo lo veían. El gran Steven Spielberg dirigió la remake en 2005, con Tom Cruise y Dakota Fanning: éxito asegurado. Una sucesión de aventuras y peligros acechan a los protagonistas, los efectos especiales impecables y el guión bastante respetado dieron marco a una buena película, aunque Spielberg ha hecho muchas cosas mejores.

“La tiendita del horror” (Roger Corman, 1960) no es una gran película pero fue un gran éxito, generó obras de teatro, historietas y dibujos animados. Su remake (Frank Oz, 1986), con Rick Moranis, también.

“El secreto de sus ojos” (Juan José Campanella, 2009) es una muy buena película; basada en el libro de Eduardo Sacheri y con grandes actuaciones de Ricardo Darín y Guillermo Francella, ganó el Oscar. La remake norteamericana fue dirigida por Billy Ray (más guionista que director) y actuaron Julia Roberts, Nicole Kidman y Chiwetel Ejiofor; pesos pesados, pero la película fue insulsa y no entusiasmó a nadie.

“Oldboy” (Park Chan-Wook, 2003) es una extraordinaria película coreana sobre venganza; cosechó premios internacionales y el premio del jurado en Cannes. Hollywood no se la iba a perder, y en 2013 encargó la remake a Spike Lee, con Josh Brolin y Samuel Jackson en el reparto. El resultado: lejos, muy lejos. Evitarla.

“Drácula” (Tod Browning, 1931) con el genial Bela Lugosi, es un hito en la historia del cine de terror. Tuvo varias remakes de poca calidad (como la de John Badham en 1978, con Frank Langella) hasta que llegó la de Francis Ford Coppola en 1992, con una buena actuación Gary Oldman (se puede discutir el aspecto de su personaje) y un desdibujado Keanu Reeves.

“Frankenstein” (James Whale, 1931) arrasador éxito con Boris Karloff, tuvo también varias remakes; vale destacar la de 1957 dirigida por Terence Fisher, con el gran Peter Cushing, y la de Kenneth Branagh en 1994, con Robert De Niro.

“The Intouchables” (Olivier Nakache, 2011) es una comedia dramática que se desarrolla en París, con François Cluzet como el excéntrico millonario en silla de ruedas. Interesante y diferente, tuvo su remake argentina (Marcos Carnevale, 2016) con Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna, y una remake norteamericana (para variar) con Bryan Cranston, Kevin Hart y Nicole Kidman. Vale la pena la original, eh.

“Stanno tutti bene” (Giuseppe Tornatore, 1990) es una conmovedora película; su remake, “Everybody’s fine” (Kirk Jones, 2009), es interesante porque está Robert De Niro, pero no mucho más.

“Déjame entrar” (Tomas Alfredson, 2008) es una excelente película sueca de horror críptico, casi minimalista, alabada por la crítica y bien recibida por el público. Su remake norteamericana fue dirigida por Matt Reeves en 2010, con Chloë Grace Moretz y Richard Jenkins. Con escenas espectaculares, hizo honor a la original, muy buena película.

“El hombre en la máscara de hierro”, libro de Alexandre Dumas, tuvo varias versiones cinematográficas. La primera fue dirigida por Max Glass en 1923, la segunda por James Whale en 1939 y hubo algunas otras que se apartaban un poco del libro; finalmente, todos conocemos la remake de Randall Wallace de 1998, con Gabriel Byrne, Jeremy Irons, Gerard Depardieu, John Malkovich y Leonardo Di Caprio.

“Enigma de otro mundo” (1951, Charles Nyby) es una película más que interesante sobre un ser extraterrestre que hacía desastres en el Ártico. En 1982, John Carpenter hizo la remake, la tituló “La Cosa”, y la ubicó en una base de la Antártida, en la que a partir de la llegada de un perro un monstruo se mimetizaba en humanos y los liquidaba a todos. Una tercera versión en 2011, dirigida por Matthijs Van Heinijgen, le agrega algunas cosas pero mantiene el argumento.

“Cabo de miedo” (J. Lee Thompson, 1962) es una notable película de suspenso con Gregory Peck y Robert Mitchum: ambos aparecen en papeles menores en la remake de Martin Scorsese en 1991, en la que actuaron Robert De Niro, Nick Nolte y Jessica Lange.

La película japonesa “Ringu” (Hideo Nakata, 1998), a esta altura un clásico del cine de terror, fue un éxito mundial. La remake, “The Ring” (o “La llamada”) se filmó en 1992, la dirigió Gore Verbinsky y Naomi Watts fue la protagonista; estuvo a la altura de la original y generó dos secuelas.

“El embajador del miedo” (o “The manchurian candidate”) (John Frankenheimer, 1962) es un interesante thriller político con Frank Sinatra; su remake (que también vale la pena) la filmó Johnathan Demme en 2004, con Denzel Washington y Lev Schrieber.

“Noche de miedo” (Tom Holland, 1995) es una hilarante comedia sobre vampiros ambientada en tiempo presente. La remake (Craig Gillespie, 2011), con Colin Farrell, está muy lejos. Obviarla.

“Los infiltrados” (Martin Scorsese, 2006), la gran película con Jack Nicholson, Leonardo Di Caprio y Matt Damon, es una remake de “Internal affairs” (Alan Mak, 2002), película de Hong Kong que fue un gran éxito, tuvo dos secuelas y de la cual ha respetado el guión a rajatabla.

A la película original “King Kong” (Merian Cooper, 1933) no le faltaron remakes; hubo una (John Guillermin, 1976) con Jessica Lange y Jeff Bridges y otra en 2005 dirigida por Peter Jackson, con Naomi Watts y Adrien Brody, además de películas colaterales en las que el gran simio también se hacía presente.

“The Texas Chainsaw massacre” (Tobe Hooper, 1974) inauguró el “cine gore” y causó impresión y sensación (en ese orden). Tuvo muchos reboots y secuelas, y su remake (Marcus Nispel, 2003) fue bastante floja.

“Soy leyenda” (Francis Lawrence, 2007), apocalíptica película con Will Smith, es la remake de “Último hombre en la Tierra” (Sidney Salkow, 1964), con el gran Vincent Price como protagonista.

“Duna” (David Lynch, 1984), un clásico de ciencia ficción, largo y pretencioso, acaba de estrenar su remake en 2021, dirigida por el talentoso director canadiense Dennis Villeneuve.

“Infidelidad” (Adrian Lyne, 2002), una película con Richard Gere y Diane Lane que no pasó nada desapercibida y generó polémicas, es la remake de “La mujer infiel”, película del más que conocido director francés Claude Chabrol, filmada en 1964.

“Perfume de mujer” (Dino Rissi, 1974) fue un gran suceso por la gran actuación de Vittorio Gassman; su remake (Martin Brest, 1992) contó con Al Pacino, pero el resultado estuvo lejos del logrado por el film original.

“Scarface” (Howard Hawks, 1932), con el gran Paul Muni, es un clásico del cine, al igual que su remake (Brian De Palma, 1983), con una actuación enorme de Al Pacino. A pesar de que el argumento es similar, la remake está aggiornada a su época y se ambienta más en el mundo de las drogas que en el de la mafia.

“Ben Hur” (Fred Niblo, 1925) tuvo dos remakes: la del célebre William Wilder, en 1959, que ganó un montón de Oscars y se transformó en un ícono del cine épico de todos los tiempos superando en todos los rubros a la original y consagró definitivamente a Charlton Heston, y la de 2016 del kazajo Timur Bekmambetov, que no es gran cosa.

“It” (Tommy Lee Wallace, 1990) fue originalmente una miniserie para televisión. Basada en el larguísimo libro de Stephen King, amaga más de lo que concreta. Su aburrida remake en cine fue dirigida por el argentino Andy Muschietti en 2017.

“Una Eva y dos Adanes” (Billy Wilder, 1957) la conocidísima comedia con Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon, es la remake de “”Fanfaren der Liebe” (Kurt Hoffmann, 1951), película alemana mediocre que no pasó a la historia.

El film “Nace una estrella” original fue dirigido por William Welmar en 1937. Tuvo tres remakes: la del célebre George Cukor en 1954, con Judy Garland y James Mason, la de Frank Pierson en 1976, con Barbra Streisand y Kris Kristofferson (la versión más floja) y la de Bradley Cooper en 2018, actuando él junto a Lady Gaga.

“Charlie y la fábrica de chocolate” (Mel Stuart, 1971), con Gene Wilder, es tan insulsa como la remake de 2005 de Tim Burton, con su actor favorito Johnny Depp.

“La chica del dragón tatuado” (Niels Aiden Oplev, 2009), basada en el primer libro de la trilogía Millenium de Stieg Larsson, es una muy buena película sueca, con Noomi Rapace en una actuación destacadísima. Hollywood vio el filón enseguida y la remake se hizo en 2011, dirigida por el talentoso David Fincher, con Daniel Craig y Rooney Mara. No estuvo mal, pero la oscuridad de la historia resultó más atractiva en manos suecas.

La gran película “Un maldito policía” (Abel Ferrara, 1992), con un descomunal Harvey Keitel, tuvo una penosa remake dirigida por Werner Herzog (hasta los genios pueden dar algún paso en falso) en 2009, filmada en New Orleans y con un insufrible Nicholas Cage como actor principal.

“Karate Kid” (John G. Avildsen, 1984), con el gran Pat Morita como el sr. Miyagi y Ralph Maggio, es una película simpática que se ha transformado en un clásico, vaya uno a saber por qué. Y le salió su remake (Harald Zwart, 2010), con Jackie Chan y Jaden Smith. Huir de allí.

“Nosferatu” (F.W. Murnau, 1922), enorme película del terror más clásico, con un Max Schreck sublime (ese hombre era un vampiro, no un actor), tuvo con Werner Herzog y su actor amado-odiado Klaus Kinski una muy buena remake en 1979.

“El vengador del futuro” (Paul Verhoeven, 1990) es una original película de ciencia ficción, con Arnold Schwarzenegger. Lamentablemente, su secuela (Len Wiseman, 2012), con Colin Farrell, es realmente muy floja.

“La mosca” (Kurt Newman, 1958) fue bien recibida en su momento; la remake (David Cronenberg, 1986), con Jeff Goldblum y Geena Davis, también, pero hasta ahí.

“Perfetti sconosciuti” (“Perfectos desconocidos”, Pedro Genovese, 2016) es una excelente película italiana, con formato teatral, que ha sido un éxito mundial. El español Alex de la Iglesia hizo la remake en 2017 con relativo éxito.

“True lies” (“Mentiras verdaderas”, James Cameron, 1994), con Arnold Schwarzenegger y Jamie Lee Curtis, ridículamente divertida, es la remake de “Le Totale!”, película del francés Claude Zidi filmada en 1991.

“Suspiria” (Darío Argento, 1977) es una muy buena película de horror, ambientada en una escuela de danzas alemana. Su secuela (Luca Guadagnino, 2008) no está mal, pero queda lejos de la original.

“Asesinato en el Expreso de Oriente” (Sidney Lumet, 1974), basada en el libro de Agatha Christie, tuvo su remake en manos del inglés Kenneth Branagh en 2017. Ambas tuvieron un montón de actorazos pero a media máquina, lo que dio como resultado productos standard y no mucho más.

Finalmente, tres casos interesantes en los que el mismo director hizo la película original y la remake…

“Ju on” (“El grito”, Takashi Shimizu, 2002) es una película japonesa de terror sobrevalorada pero que se puso de moda y alcanzó éxito mundial. Hollywood contrató al mismo diector para que hiciera una versión que también se ambientaba en Japón pero con actores norteamericanos (Sarah Michelle Gellar en el papel principal). Resultado: aburrida.

El gran director alemán Michael Haneke dirigió “Funny games” en 1997 ambientada en Austria. La película es perversa, sádica, incómoda para el espectador desde los cinco minutos. Hollywood lo tentó y el hombre la hizo de nuevo en 2007, ambientada en Long Island, con Naomi Watts y Tim Roth. Terribles películas, con recursos narrativos originales y en un estilo diferente al habitual de Haneke.

El gran Alfred Hitchcock hizo “El hombre que sabía demasiado” en 1934, ambientada en Suiza, y la hizo de nuevo en 1956, con James Stewart y Doris Day, ambientada en Marruecos. La remake tuvo mejor crítica; para entonces, Hitchcock estaba en el pico de su fama.

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