Nace el Gringo: Carlos Pellegrini

Fue hijo del ingeniero franco-italiano Carlos Enrique Pellegrini y de una dama británica, lo que le valió el apelativo de El Gringo. Cuando era estudiante se alistó como voluntario en el ejército, y participó en la campaña del Paraguay. Estudió derecho en la Universidad de Buenos Aires, especialidad en la que se doctoró en 1869. Su ingreso en la política se produjo en las filas del Partido Autonomista de Adolfo Alsina. Presentó su candidatura para el Congreso en 1871 y 1872, aunque fracasó en ambas.

En 1873 consiguió su objetivo y se convirtió en diputado de la Asamblea Nacional por la circunscripción de Buenos Aires. Ejerció funciones de ministro de gobierno de la provincia. Ocupó la cartera de Guerra y Marina desde 1879 a 1886, durante los gobiernos de Nicolás Avellaneda y Julio Argentino Roca. Desde su puesto hubo de hacer frente al problema de la federalización de Buenos Aires, por lo que tuvo que tomar las medidas para el traslado transitorio de la capital al suburbio de Belgrano.

En 1881 fue elegido senador. Fue comisionado en 1885 por el gobierno para que negociase un empréstito en Europa. A su regreso a Argentina en 1886 fue elegido vicepresidente del gabinete de Miguel Juárez Celman, labor que compatibilizaba con la presidencia del Senado. Viajó a París en 1889 como representante de Argentina en la Exposición Universal que se celebró ese año en la capital francesa.

En 1890 dirigió, con Julio Argentino Roca, el movimiento que obligó a Miguel Juárez Celman a dimitir. Carlos Pellegrini asumió la presidencia, tal y como establecía la Constitución. Aunque su nombramiento fue bien visto por la mayoría de los miembros de la oposición, tuvo que hacer frente a un fallido intento de sublevación encabezado por la Unión Cívica, así como a la profunda crisis económica que sufría Argentina debido a la quiebra de diversas instituciones financieras. Para evitar la repetición en el futuro de situaciones parecidas, creó en 1891 el Banco de la Nación, medida que fue apoyada con la creación de la Caja de Conversión y el aumento de la moneda en circulación.

Con el fin de solucionar el problema de la deuda externa envió a Victorino de la Plaza a Londres, para que negociase con una comisión de banqueros internacionales el pago de los empréstitos. Pellegrini consiguió con su actuación salvar a Argentina de la bancarrota. Reorganizó además el servicio de salud pública, aprobó una serie de medidas para acabar con la corrupción y fomentó la reforma de la vida política.

El 1 de abril de 1892 se descubrió un complot anarquista que tenía como objetivo el asesinato del presidente. Tras una grave crisis que afectó a su gobierno en agosto de 1892, presentó su dimisión, aunque se le convenció para que la retirase y aguantase hasta el final de su mandato, que terminaba el 12 de octubre de 1892. El nuevo presidente, Luis Sáenz Peña, le ofreció ocupar en el nuevo gobierno el ministerio de Guerra, pero Pellegrini rechazó el ofrecimiento.

En septiembre de 1893 se le entregó el mando de una fuerza de quince mil hombres que tenía como misión poner fin a la rebelión que ocurría en Tucumán. Pellegrini consiguió derrotar a los rebeldes y detener a toda la Junta Revolucionaria. Fue, al poco, elegido senador en 1895, escaño que conservó hasta 1904. Su participación fue decisiva para que el Parlamento aprobase en 1896 una ley que asegurara el pago de la deuda externa del país. Rechazó las continuas propuestas que le realizaban para que presentara su candidatura a la presidencia en 1898.

Tras un viaje que le llevó por toda Europa, fundó El País, un diario matutino desde cuyas páginas defendía sus ideas políticas, entre las que destacaban la necesidad de una profunda transformación de la vida social y la política de Argentina. Para Pellegrini, Argentina se hallaba necesitada de reformas encaminadas a profundizar en la democracia; consideraba que uno de los mayores males del país era el sistema oligárquico.

En 1904 viajó a Estados Unidos para asistir a la toma de posesión del presidente Theodore Roosevelt. Sobre este viaje publicó sus experiencias en seis cartas que aparecieron publicadas en el diario La Nación. A su regreso fue abandonando su política de orientación europeísta y promovió la necesidad de estrechar relaciones con los Estados Unidos. Su denuncia publica de la corrupción alcanzó su punto mas alto cuando estrechó públicamente en el Congreso la mano del líder del Partido Socialista Alfredo Palacios. En 1906, año en que fue elegido diputado, falleció en Buenos Aires.

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