Era la última pensión que el Estado estadounidense pagaba por la guerra civil librada entre 1861 y 1865, y en la que los estados federados del sur perdieron ante la Unión (norte).
Irene Triplett, de 90 años, murió el 31 de mayo en un hogar de ancianos en Wilkesboro, Carolina del Norte. Había heredado la pensión de su padre, Mose Triplett, quien luchó en ambos bandos, y reclamó su pensión 20 años después del final de la guerra en la que se puso fin a la esclavitud en el país.
Mose Triplett tenía 83 años cuando nació su hija, en 1930, después de haberse casado en segundas nupcias con una mujer 50 años más joven. Murió en 1938, a la edad de 92 años.
Según medios estadounidenses, Mose Triplett entró en combate en 1862, cuando tenía solo 16 años, y del lado de los confederados. Pero un año más tarde desertó y se pasó al bando de la Unión. Su cambio de casaca se dio poco antes de la decisisiva batalla de Gettysburg, la más sangrienta de la Guerra Civil y que dio un impulso decisivo a los norteños. Sin embargo, no hay indicios de que Mose Triplett haya tomado parte en ese combate. Sin embargo, fue esa decisión de pasarse de bando la que 20 años después del fin del conflicto le permitió acceder a la pensión otorgada a los veteranos de guerra.
Años más tarde, su la hija conservó la pensión, porque sufría problemas mentales y no tenía otros ingresos.
El hogar para ancianos donde residía Irene Triplett informó que ella murió por complicaciones de una operación a la que fue sometida por una caída. Recibía una pensión de 73 dólares mensuales.