Marcha sobre Roma

¿Qué fue la marcha sobre Roma?

La marcha sobre Roma fue una gran movilización de militantes fascistas que confluyeron sobre la capital del reino de Italia, entre el 27 y el 30 de octubre de 1922. Esta fue organizada por Benito Mussolini, líder del Partido Nacional Fascista que había fundado en 1921.

La marcha sobre Roma llevó al poder a Mussolini, ya que el rey Víctor Manuel III, impresionado por la magnitud de la movilización, lo nombró primer ministro y le solicitó que formara gobierno.

Luego de asumir el cargo, Mussolini mantuvo la fachada del sistema parlamentario durante 2 años. La instauración de un régimen autoritario comenzó a hacerse visible en 1924, luego del asesinato del diputado socialista Giacomo Matteotti y de la prohibición de las actividades de los partidos políticos opositores.

Antecedentes de la marcha sobre Roma

El fin de la Primera Guerra Mundial, en 1918, había despertado en Italia una esperanza generalizada de la llegada de tiempos mejores, que pronto se tornó en profunda decepción.

Esto se debió a que las aspiraciones italianas de ampliar el territorio nacional se vieron frustradas por el Tratado de paz de Saint-Germain-en-Laye. Si bien Italia recibió el Trentino, la Venecia Julia y el Tirol del Sur; Dalmacia e Istria pasaron a formar parte del Reino de Yugoslavia. También se excluyó a Italia del reparto de las colonias alemanas en África.

Por otro lado, a los 670.000 muertos en la Gran Guerra pronto hubo que añadir otros 400.000 causados por la pandemia de la gripe española. Las malas cosechas, la elevadísima inflación (825% en 1920 respecto a 1913), las huelgas y las tomas de fábricas, deterioraron la situación económica y social.

En ese contexto, el 23 de marzo de 1919 Benito Mussolini creó la «Fasci italiani di combattimento» (Liga italiana de combatientes), haciendo un viraje ideológico que lo llevó de un socialismo inicial a un nacionalismo extremo.

A pesar de su escaso número, los militantes fascistas, llamados «camisas negras», atacaban con violencia las sedes de los partidos y periódicos de izquierdas y los locales sindicales. Además, se enfrentaban en luchas callejeras con obreros en huelga, campesinos que realizaban protestas y con todo aquel a quien consideraban socialista o comunista.

Las promesas de Mussolini de restaurar el orden y la disciplina fueron vistas por muchos empresarios y las clases medias como el único medio posible para apaciguar la creciente ola de conflictividad social que el gobierno no lograba frenar.

En 1921, Mussolini transformó su agrupación en un partido político al fundar el Partido Nacional Fascista (PNF), el cual obtuvo 35 bancas en el Parlamento italiano, en las elecciones legislativas de ese año.

Este avance de los fascistas preocupó al gobierno liberal del primer ministro Luigi Facta, quien buscó el apoyo de Gabriele D’Annunzio para opacar la figura de Mussolini. La idea de Facta era que el poeta ultranacionalista encabezara una manifestación patriótica el 4 de noviembre de 1922, aniversario del triunfo italiano en la Primera Guerra Mundial.

Desarrollo de la marcha sobre Roma

Decidido a no ser eclipsado por D’Annunzio, en octubre de 1922 Mussolini decidió organizar un golpe de fuerza que le permitiese hacerse el control del poder.

En pocos días, miles de fascistas coparon las calles de las principales ciudades del norte de Italia, forzando la renuncia de casi todas las autoridades socialistas.

El 22 de octubre Mussolini ordenó marchar sobre Roma. Armados con pistolas, mazas y cuchillos, y movilizándose en autos, camiones o a pie, miles de fascistas comenzaron a confluir sobre la capital, amenazando con provocar una guerra civil si la policía les cerraba el paso.

Alarmado por la situación, Fasca le solicitó al rey que proclamara el estado de sitio y que reprimiera a los fascistas, pero el monarca se negó a hacerlo.

Impresionado por la magnitud de las manifestaciones y al tanto de la pasividad de la policía y del ejército, el 29 de octubre el rey le ofreció a Mussolini el cargo de primer ministro y le pidió que formara gobierno.

El líder fascista, que se encontraba en Milán, abordó un tren y se dirigió hacia Roma. Al día siguiente, Mussolini instaló su gobierno mientras alrededor de 30.000 camisas negras marchaban triunfalmente por las calles de la ciudad.

Consecuencias de la marcha sobre Roma

Las principales consecuencias de la marcha sobre Roma fueron las siguientes:

  • Mussolini formó gobierno y asumió el cargo de primer ministro. Así, en solo 3 años los fascistas pasaron de ser un grupo marginal a constituirse como un movimiento de masas capaz de poner en jaque a un gobierno vacilante, disputarle el monopolio de la fuerza y hacerse finalmente con el control del poder.
  • Luigi Fasca y los miembros de su gabinete debieron renunciar y quedaron marginados para siempre de la vida política.
  • Gabriele D’Annunzio se recluyó en una propiedad rural y se dedicó de lleno a escribir. Si bien su prédica influyó en la conformación de la ideología de Mussolini, no ocupó ningún cargo en el gobierno fascista. Al morir en 1938, Mussolini organizó grandes funerales de Estado en su honor.
  • El destino del rey Víctor Manuel III quedó indisolublemente atado a Mussolini. El rey fue testigo de la manera en que el Duce utilizó el poder que él le había concedido para destruir el Estado liberal e instaurar un régimen totalitario.
  • Formalmente, la dictadura fascista comenzó en los meses que siguieron a la marcha sobre Roma. Recurriendo a amenazas y violencia, los fascistas se aseguraron el dominio de todo el poder político. Hacia 1924, este quedó bajo el control absoluto de Mussolini, devenido en líder indiscutido e infalible del pueblo italiano.
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