Los 11 principios de la propaganda nazi de Joseph Goebbels

Joseph Goebbels, el “enano cojo y diabólico” tal y como como lo definía Goering, desarrolló durante su infancia un “enorme complejo de inferioridad” debido a su escasa estatura y a una malformación en el pie que le condenaría a una cojera permanente. Este es el primer gran vector que va forjando su carácter. Ya en su juventud su naturaleza sensible le encaminó hacia las letras. Si a ello añadimos la precariedad económica de su familia que le obligó a depender de la caridad de profesores, asociaciones católicas, valedores e, incluso, de novias de posición acomodada que le costearon en parte sus estudios y un fracaso amoroso, podemos llegar a entender que él mismo se definiera como un “pobre diablo”, encontramos el segundo vector que sigue formando su carácter. Y el tercer gran vector está en la religión que le insufla su ferviente padre. Por si no fuera suficiente con todo lo anterior, hay que añadir que como toda su generación creció con la amargura de la humillación alemana, reforzada por la sensación de ser siempre un ciudadano de “segunda” en relación a sus compañeros de colegio y universidad, hijos de familias acomodadas.

Hasta ahora tenemos a un personaje místico, resentido, cojo, con un gran complejo de inferioridad, con estudios de letras y que, encima, cuando acaba sus estudios encuentra un mísero trabajo en el Dresdner Bank, lo que le frustra todavía más llevádole a odiar a todo el que se le pone por delante, incluyendo sus propios compatriotas, las mujeres, los comunistas, los judíos y los burgueses. (Vaya cuadro).

Sólo le faltaba para convertirse en diabólico, encontrarse con otro que estuviera peor que él, y lo encuentra en el Congreso del Partido Nazi del 12 de julio de 1.925. Su fascinación por el otro resentido, le lleva a escribir: “¿Quién es este hombre? Mitad plebeyo, mitad Dios. ¿El Cristo verdadero o sólo San Juan?”. Este hombre lo tiene todo para ser Rey. El Tribuno de la plebe nato. El futuro Dictador”. Cuando Alemania invade Polonia en 1.939, Adolf Hitler era una figura mesiánica, un mito que dirigía el país envuelto en una aureola de divinidad. Y si Hitler era el Mesías, Goebbels era su profeta.

Joseph Goebbels fue el padre de la propaganda nazi y responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda, creado por Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933. Goebbels había sido el director de la tarea comunicativa del Partido Nazi y el gran arquitecto del ascenso al poder. Una vez en el Gobierno y con las manos libres para monopolizar el aparato mediático estatal, Goebbels prohibió todas las publicaciones y medios de comunicación fuera de su control, y orquestó un sistema de consignas para ser transmitido mediante un poder centralizado del, cine, la radio, el teatro, la literatura y la prensa. Era también el encargado de promocionar o hacer públicos los avisos del gobierno.

Los 11 principios de la propaganda nazi creados por Goebbels:

1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.

2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10.- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

Artículo anterior
Artículo siguiente
Ultimos Artículos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

TE PUEDE INTERESAR

    SUSCRIBITE AL
    NEWSLETTER