Nacido como Malcolm Little en Nebraska en 1925, Malcolm fue hijo de James Earl Little, un predicador bautista que defendía los ideales nacionalistas afroamericanos de Marcus Garvey. Las amenazas del Ku Klux Klan obligaron a la familia a mudarse a Lansing, Michigan, donde su padre continuó predicando a pesar de las continuas amenazas. En 1931, el padre de Malcolm fue brutalmente asesinado por el grupo supremacista blanco Black Legion, y las autoridades de Michigan se negaron a procesar a los responsables. En 1937, Malcolm fue alejado de su familia por los asistentes sociales. Cuando llegó a la edad de recibir educación complementaria, ya había abandonado la escuela y se había mudado a Boston, donde se involucró cada vez más en el mundo criminal.
En 1946, a la edad de 21 años, Malcolm fue enviado a prisión luego de recibir una condena por robo. Fue allí donde se encontró con las enseñanzas de Elijah Muhammad, el líder de la Nación del Islam, cuyos miembros son conocidos popularmente como musulmanes negros. La Nación del Islam defendió un nacionalismo negro, el separatismo racial y condenó a los estadounidenses de ascendencia europea como “demonios” inmorales. Las enseñanzas de Muhammad tuvieron un fuerte efecto en Malcolm, quien comenzó un intenso programa de autoeducación y adoptó el apellido “X” que simboliza su identidad africana robada. Después de seis años, Malcolm fue liberado de prisión y se convirtió en un ministro leal y efectivo de la Nación del Islam en Harlem, Nueva York. En contraste con otros líderes de los derechos civiles como Martin Luther King Jr., Malcolm X abogó por la autodefensa y la liberación de los afroamericanos a cualquier precio. Ardiente orador, Malcolm fue admirado por la comunidad afroamericana en Nueva York y a lo largo del país. A principios de la década de 1960, comenzó a desarrollar una filosofía más abierta que la de Elijah Muhammad, de la que consideraba no apoyaba lo suficiente al movimiento de derechos civiles. A fines de 1963, una sugerente declaración de Malcolm justificando el asesinato del presidente John F. Kennedy, le proporcionó a Elijah Muhammad, quien comenzaba a pensar que Malcolm se había vuelto demasiado poderoso, una buena oportunidad para suspenderlo de la Nación del Islam.