LaTosca de Puccini, un estreno con sobresalto incluido

Se anunciaba como el gran acontecimiento operístico del año. Pero el estreno de Tosca, de Giacomo Puccini, el 14 de enero de 1900, en el teatro Costanzi de Roma, fue más movido de lo previsto. En aquel tránsito de siglos, el ambiente político en Italia era tenso por la postura fuertemente conservadora de Humberto I, que, dos años antes, se había alineado con la represión violenta contra los obreros. Desde entonces, el monarca y la propia casa de Saboya se convirtieron en un blanco de la propaganda socialista y anarquista.

Entre el público asistente a aquel estreno estaba confirmada la presencia de la reina Margarita y de Luigi Pelloux, presidente del Consejo de Ministros. Poco antes de la hora del inicio de la representación, corrió el rumor de que alguien haría explotar una bomba durante el primer acto. Fue una falsa alarma, pero no tan descabellada, si se tiene en cuenta que, el 29 de julio de aquel mismo año, el anarquista italoestadounidense Gaetano Bresci acabaría con la vida del rey Humberto I en Monza.

Finalmente, la ópera de Puccini pudo estrenarse sin más incidentes que las habituales pugnas entre partidarios y detractores del compositor, algo habitual en los ambientes líricos de la época. Tosca alcanzó el éxito en las siguientes representaciones. En palabras del escritor Carlos Pujol, en su libro 1900, Puccini “había convertido un violento melodrama en un chorro de melodías apasionadas y tiernas capaz de conmover a sus enemigos más recalcitrantes”.

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Cartel original de

Cartel original de ‘Tosca’.

El naturalismo en la música

El maestro de Lucca era uno de los máximos representantes del verismo, una tendencia operística posromántica, surgida a finales del siglo XIX en Italia, que se caracteriza por las tramas dramáticas, en ocasiones con tintes sórdidos o violentos, y finales trágicos. Pietro Mascagni y Ruggero Leoncavallo fueron otros destacados veristas. Estos compositores querían trasladar el naturalismo de escritores como Émile Zola al ámbito de la lírica.

Los protagonistas de sus obras suelen pertenecer a los estratos más humildes de la sociedad, y la acción se lleva al límite. Es el caso de Tosca, un melodrama de engaños y dudas. El texto, basado en La Tosca, obra del dramaturgo francés Victorien Sardou, fue llevado al escenario teatral por primera vez en París de la mano de la gran Sarah Bernhardt.

Puccini estaba entre el público, y quedó fascinado por la trama. Hubo una pugna por los derechos, hasta que pudo hacerse con ellos. Inició la composición de la ópera en 1896, tras haber concluido La Bohème, otro de los títulos imprescindibles en las temporadas internacionales.

El contexto histórico de Tosca sitúa el drama en Roma el 14 de junio de 1800, tras la victoria napoleónica en la batalla de Marengo, que selló con éxito la campaña italiana de Bonaparte (recién nombrado Primer Cónsul después del golpe de Estado del 18 de Brumario).

Las primeras noticias que llegan a la capital de Italia tras la batalla dan por triunfadores a los austríacos, rivales de Napoleón. Ello suscita el entusiasmo entre las fuerzas reaccionarias de la ciudad, encarnadas en la figura del barón Scarpia, jefe de policía, cuyas acciones contribuyen a desencadenar el drama de Tosca.

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La batalla de Marengo, en cuyo contexto se desarrolla el argumento de

La batalla de Marengo, en cuyo contexto se desarrolla el argumento de ‘Tosca’.

Según el bajo-barítono italiano Ruggero Raimondi, considerado por los críticos como uno de los mejores Scarpia, el mayor atractivo del barón radica en el poder que posee, “que lo lleva a controlar a todas las personas que dependen de la justicia”.

En el caso de la protagonista femenina, la cantante Floria Tosca, utiliza su debilidad: los celos. Al mismo tiempo, afirma Raimondi, “[Scarpia] es un hombre de una gran sensualidad, con una líbido muy fuerte, que disfruta tomando violentamente lo que se le resiste. Le gusta conseguir las cosas con rapidez y para ello no duda en utilizar la tortura con Mario Cavaradossi (el heroico y liberal pintor, enamorado de Tosca), lo que provoca el sufrimiento de ella. Esto le excita hasta el punto de querer hacerla suya. Scarpia disfruta más con los preparativos que con el acto amoroso”.

Dandi a la italiana

Cuando compuso esta ópera, Puccini tenía 42 años y, según las malas lenguas, también hacía sufrir a las mujeres. Él mismo era un gran seductor, y sus infidelidades fueron el detonante de numerosas tormentas sentimentales con Elvira Gemignani, su esposa y madre de su hijo.

El maestro de Lucca parecía un dandi a la italiana, y su carácter combinaba arrogancia y timidez. Las mujeres marcaron su vida, tanto dentro como fuera de la música, y se convirtieron en fuente de inspiración. Las heroínas de Puccini, de Madama Butterfly a Mimí de La Bohème o Floria Tosca, fuertes o frágiles, se rinden a la pasión y al amor sin medir las consecuencias.

Para el historiador y crítico musical Roger Alier, “Tosca es la más operística de todas las obras de Puccini”. Una de sus arias, “E lucevan le stelle” (“Y brillaban las estrellas”), interpretada por el personaje de Cavaradossi en el tercer acto, es una de las más famosas del repertorio lírico, y ha sido inmortalizada gracias a las voces de grandes tenores, como Enrico Caruso o Luciano Pavarotti.

tosca

Perfeccionista en la composición, Puccini no descuidaba ni un solo detalle, tanto en el apartado musical como en el dibujo de los personajes. Para lograr una buena ambientación de Tosca, viajó a Roma y visitó los lugares en los que Sardou ubicó su obra, en especial, el castillo de Sant’Angelo. Desde allí quiso escuchar el canto de los pájaros para poder reproducirlo con mayor fidelidad en su partitura.

El compositor utilizó un esquema distinto al de su anterior ópera, La Bohème. Tosca es más estremecedora, y para ello quiso acentuar la tensión, el romance y el drama. A nivel musical, se aprecian influencias wagnerianas, sobre todo por el gran uso que hace Puccini del leitmotiv. Pero, en cualquier caso, este maestro del verismo tiene su estilo propio impreso en cada una de sus óperas.

Si la rumana Hariclea Darclée fue la primera Tosca en su estreno, llevado a cabo en el teatro Costanzi de Roma, otras grandes sopranos, como María Callas o Montserrat Caballé, han brillado ejecutando este papel. Anna Netrebko, actual prima donna de la lírica, reconoció en una entrevista publicada en Il Corriere della Sera que al principio Tosca no le resultaba “simpática”. “Demasiado histérica, demasiado por encima de todo, demasiado diva. Tenía tantos clichés que el riesgo de llegar al ridículo era grande. Después, cantándola noche tras noche, empecé a apreciarla y a ver que Tosca, además de diva, es una mujer”.

https://www.youtube.com/watch?v=LASp9arseZg&feature=youtu.be

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