Los cuatro placeres de Rossini

Compartía con Mozart la distinción de haber sido admitido en la Academia Filarmónica de Bolonia a los 14 años. En muy poco tiempo de carrera se convir­tió en el compositor más popular de Italia. Hombre jovial y muy técnico, se movía con absoluta libertad en el gé­nero de la ópera bufa (de tema cómi­co), que cultivaba en completa sinto­nía con los gustos de la época.

Introdujo innovaciones que resul­tarían imprescindibles en el futuro de la ópera, como el crescendo (repeticio­nes de acordes en intensidad crecien­te), el bel canto (recitación acompaña­da musicalmente) o números de ballet.

A sus 24 años alcanzó enorme éxito con la obra El barbero de Sevilla , estrenada en febrero de 1816. Su siguiente paso fue saltar de La Scala de Milán al Teatro San Carlo de Nápoles, la meca de la ópera italiana.

Allí conoció a una mujer que cambiaría su vida: la mezzoso­prano Isabella Colbran. Terriblemente enamorado de ella (con quien se casó en 1822), decidió dar un paso al frente y componer, como exigía la voz de Isabella, ópera seria para un canto sostenido. Así, sus composiciones perdieron brillantez, pero el dinero y el reconocimiento social no dejaron de afluir al matrimonio sin problemas.

En París, Rossini, ciudad en la que se instaló, dedicó sus esfuerzos a la creación de una obra compleja y tre­mendamente ambiciosa, precursora del Romanticismo y la música nacio­nalista: Guillermo Tell.

La ópera no cosechó gran éxito. Por eso, en 1830, con 37 años y 36 obras a sus espaldas, Rossini no vol­vió a componer óperas. El compositor se sentía incapaz de com­petir con los talentos jóvenes, que imponían un nuevo lenguaje inacce­sible. Las revoluciones de Wagner y Verdi le movieron a apearse del mun­do de la ópera, aunque hubiese con­tribuido a gestarlas.

Pasó las últimas décadas de su vida disfrutando de todas estas aficiones y placeres de la vida que su cómoda posición económica le permitieron:

1 Gastronomía

Cuando Rossini abandonó la música, se dedicó por completo a la gastronomía. El placer de la comida, como comensal y como cocinero, se unió a su faceta de burgués en los “sábados musicales”. En estas jornadas suntuo­sas, donde siempre cenaban 16 invita­dos cuidadosamente escogidos entre príncipes, literatos y estadistas, rebosa­ba el lujo en la vajilla, la decoración y las especialidades culinarias.

2 Amistades

A Gioacchino Ros­sini no se le cono­cen enemigos. Incluso Richard Wagner, que no acostumbraba a admirar a nadie, escribió de él que era “el primer hombre grande y digno de veneración con el que había tropezado en el mundo artístico”. Entre sus fieles se cuentan Gustave Doré, Alejandro Dumas y el barón de Rothschild, y fue el introductor de Bellini y Donizetti en el mundo de la ópera.

3 Relaciones

Convivió 14 años con Isabella Colbran y 39 con Olympe Pélissier. Por la primera cambió su forma de componer, y en torno a la segunda organizó por completo su existencia. Solo un episo­dio de sífilis contraída en 1833 arroja sombras sobre la fidelidad de Rossini pa­ra con Olympe.

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Olympe Pélissier fue la segunda amante y esposa de Rossini.

Olympe Pélissier fue la segunda amante y esposa de Rossini.

4 Sentido del humor

Rossini hacía gala de una simpatía y un buen humor per­manentes, y era muy querido por ello. Solo le sacaba de quicio que alguien no le devolviera un cumplido a Olym­pe; quien cometía tal error era borrado para siempre de la lista de invitados a los “sábados musicales”.

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