La Reconquista de España

El escenario que Santiago Abascal, el líder de Vox, ha elegido para iniciar su campaña electoral este viernes, en Covadonga, es una clara expresión de su intención de “reconquistar” España. Fue en esta parroquia asturiana donde en el año 722 el ejército astur de don Pelayo venció al de Al Andalus, según figura en las crónicas de Alfonso III, un triunfo que se considera el inicio de la Reconquista o “recuperación del territorio hispano que invadieron los musulmanes en 711 y que terminó con la toma de Granada en 1492”. O al menos ese es el significado que se ha dado a este término desde que Modesto Lafuente lo usó a mediados del siglo XIX en su Historia General de España, más de 300 años después de que concluyera la gesta —en una ciudad fundada por los musulmanes—, y que solo recogió el Diccionario de la Real Academia Española a partir de 1936. Según coinciden los historiadores, nadie mencionó el concepto de “reconquista” durante la Edad Media.

La idea de reconquista siempre ha sido profundamente ideológica, definiéndose como una lucha de liberación nacional de los españoles por recuperar su territorio”, explica Alejandro García Sanjuán, profesor de Historia Medieval de la Universidad de Huelva y autor de La conquista islámica de la península Ibérica y la tergiversación del pasado (Marcial Pons Historia, 2013). Según Sanjuán, el concepto de “reconquista”, transmite la idea de que España es “una gran nación forjada en la lucha contra el islam”. “Se trata de una visión del pasado totalmente falsa y anacrónica. España no existe como nación en la Edad Media y la conquista de Granada en 1492 no supone la unificación de España, sino la unión dinástica entre Castilla y Aragón”, argumenta en un correo electrónico. “Si hubiese sido realmente una reconquista, se habría reinstaurado el reino visigodo de Toledo”, añade.

Sanjuán admite que hubo “un proyecto de conquista de Al Andalus por parte de los reinos cristianos peninsulares”, pero considera que denominar a ese proyecto “Reconquista” resulta erróneo. “Se reduce a los musulmanes de Al Andalus a la condición de meros okupas de un territorio que no les pertenecía y que, por lo tanto, debía serles arrebatado. Esta visión es totalmente falsa. El conocimiento histórico no se elabora repartiendo certificados de legitimidad o ilegitimidad. Basta con hablar de conquista”, continúa el historiador, un tema sobre el que profundiza en el artículo La Reconquista, un concepto tendencioso y simplificador, publicado el pasado septiembre en la revista Al-Andalus y la Historia.

“Vox va en Historia deficientemente mal”, afirma José Luis Corral, profesor de Historia Medieval en la Universidad de Zaragoza y escritor de novela histórica. “Para empezar, la batalla de Covadonga nunca existió, es un invento que hace la corte de Alfonso III, unos 150 años después”, asegura el historiador en una entrevista telefónica. Según argumenta, no aparece citada en “ninguna de las grandes crónicas contemporáneas”. Tampoco en las crónicas árabes. “Fue la manera de Alfonso III de justificar que era el heredero del reino visigodo”, explica Corral. De acuerdo con su investigación, la manera en la que batalla está narrada es una copia de los libros Jueces y Macabeos de la Biblia, según ya expuso en una conferencia celebrada en 2017 y que creó cierta polémica.

Pero, si hubiese habido una reconquista, “un concepto que siguen utilizando muchos historiadores académicos”, protesta García Sanjuán, ¿qué se reconquistó? Es la misma pregunta que se hace José Álvarez Junco, catedrático emérito de Historia del Pensamiento de la Universidad Complutense. “¿La nación? ¿El territorio? ¿La religión? Se diría que fue una recuperación de una identidad cultural, que era la de los visigodos, y de una religión, la cristiana, frente a los musulmanes. Pero los visigodos estuvieron en España 300 años y los musulmanes estuvieron 800… El recuerdo de los visigodos no era tan fuerte”, subraya Álvarez Junco, que cree que el partido de Santiago Abascal hace un uso político y manipulado de la historia de España.

Tampoco se reconquistó Granada, que había sido fundada por los musulmanes -sobre los restos de una ciudad íbera y romana abandonada en la alta Edad Media-, al igual que Badajoz o Almería, recuerda Alejandro García Sanjuán. En todo caso “se conquistaron”. Y para ser “exactos”, apunta José Álvarez Junco, “Granada no fue conquistada, sino que se rindió, con una rendición pactada, y la guerra terminó con las capitulaciones firmadas entre Boabdil y los Reyes Católicos”.

“La realidad es que la península Ibérica nunca volvió a estar unida políticamente después de la conquista musulmana de 711. La antigua Hispania era toda la Península, España no lo es”, explica García Sanjuán, que recuerda que la expansión de los reinos cristianos no se detuvo con la conquista de Granada, sino que continuó, tanto en el norte de África como en las islas Canarias. “Incluso el muy cristiano reino de Navarra fue conquistado por Castilla en 1512 y se trata del mismo proceso expansivo, pero, por razones ideológicas, se singularizan las conquistas contra los musulmanes porque es la forma de señalar que España se forja contra el islam”, añade.

Pero a Vox, que ya apeló a la “Reconquista” en las elecciones andaluzas del pasado diciembre, no parece importarle la historia, sino que la usa “como instrumento para transmitir sus ideas nacionalistas, xenófobas e islamófobas, para decir a los españoles que son una gran nación que realizó grandes hazañas históricas”, razona García Sanjuán. Según recuerda, fue el dictador Francisco Franco el primero en hacer un uso político de la Reconquista para justificar su golpe de Estado en 1936 contra la República: si en la Edad Media se liberó a España de los moros, él llevaría a cabo una nueva Reconquista para liberarla de los rojos y ateos. “La Reconquista es el pilar conceptual básico de la lectura nacionalcatólica de la historia de España”, concluye.

Coincide con este argumento José Luis Corral: “Vox está falsificando la historia de España, hace presentismos, es decir, crear una idea determinada de España y proyectarla en el pasado”. Lo que hay que hacer, considera, es dejar a un lado “el lenguaje bélico de la Reconquista” y dedicarse a conquistar el “futuro y el progreso”.

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