La exploración universal: Alexander von Humboldt

Los viajes exploratorios y los estudios científicos del naturalista alemán Alexander von Humboldt fueron tan extensos y de un alcance científico tan vasto que hoy llevan su nombre multitud de accidentes geográficos, como la corriente fría que recorre la costa de Perú, ríos, bahías, cataratas, parques naturales… incluso un cráter en la luna, además de numerosas especies de plantas y animales. Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander von Humboldt nació en 1769 en el castillo de Tegel, cerca de Berlín, en una aristocrática familia prusiana. Educado por tutores que despertaron en él la pasión por las ciencias naturales y los viajes. Tras la muerte de su padre estudió leyes en la Universidad de Göttingen, como deseaba su madre, pero ello no le impidió acudir a las clases de ciencias naturales de Georg Forster, que había sido dibujante botánico en la segunda expedición del capitán James Cook.

Al fallecer su madre en 1797, Humboldt renuncia a su carrera de funcionario en el Departamento de Minas de Prusia y viaja a París, donde traba amistad con Aimé Bonpland, un botánico con el que compartía sueños e intereses. Juntos recorrieron a pie la costa del Mediterráneo desde Marsella hasta Barcelona, Valencia y Alicante. Para cuando el viaje hubo finalizado habían elaborado el primer esquema seccional preciso del relieve de la península ibérica, gracias a las medidas de altitud que fueron tomando durante el camino.

Gracias a Mariano Luis de Urquijo, fueron presentados ante Carlos IV en marzo de 1799 y obtuvieron permisos para explorar las provincias americanas bajo dominio español. El 5 de junio de 1799 se embarcaron en La Coruña en la corbeta Pizarro, con maletas cargadas de instrumentos científicos.

El 16 de julio desembarcaron en Venezuela, donde quedan fascinados por la selva tropical. ¨Corríamos como locos de aquí para allá, sin poder hacer claras observaciones porque al coger algún ejemplar raro lo dejábamos cuando veíamos que a su lado había otro todavía más curioso¨, escribió a su hermano Wilhelm, célebre filólogo. Humboldt adoraba la naturaleza y consideraba que la ciencia tenía que servir a la filosofía: “La Naturaleza para mí no son sólo fenómenos objetivos, sino un espejo del espíritu del hombre”. Fueron los primeros en navegar por el mítico río Casiquiare, un canal natural de trescientos kilómetros de largo que une los sistemas fluviales del Orinoco y el Amazonas y que algunos consideraban una leyenda.

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Humboldt y Bonpland en el Amazonas por Eduard Ender.
Humboldt y Bonpland en el Amazonas por Eduard Ender.

 

A su regreso a la costa caribeña, Humboldt y Bonpland embarcaron hasta Cuba y regresaron al continente por Cartagena, en la actual Colombia, donde se desviaron a propósito para pasar por Santa Fe de Bogotá y conocer al botánico español José Celestino Mutis. Al llegar, Bonpland tuvo un ataque de fiebre y los dos compañeros tuvieron que descansar seis semanas en casa de Mutis, tiempo que Humboldt aprovechó para, según sus propias palabras, “utilizar el excelente tesoro de libros de Mutis y calcular observaciones astronómicas, trazar líneas meridianas, determinar la desviación magnética, estudiar ictiología y abarcar una cantidad de cosas en las cuales no era posible pensar hasta entonces”.

Durante su periplo para llegar a Quito subieron al volcán Pichincha e intentaron escalar el Chimborazo. Humboldt observó la gradación de la temperatura y la estratificación de la vegetación a lo largo de la ladera, lo que sentaría las bases de la biogeografía moderna. En Perú, Humboldt estudió la aplicación de los excrementos de las aves, el guano, como fertilizante, y durante el trayecto en barco hasta México midió la temperatura del agua de la corriente fría que fluía a lo largo de la costa peruana y que ahora lleva su nombre. Humboldt y Bonpland recorrieron México en 1803 para pasar después de nuevo por Cuba y llegar a Estados Unidos, donde se alojaron en la Casa Blanca como invitados de honor del presidente Jefferson, gran amante de las ciencias naturales. Tras cinco años y más de diez mil kilómetros, la exploración de Humboldt y Bonpland acabó en 1804. Regresan a París, donde son recibidos calurosamente. Habían explorado y documentado la fauna, flora, geografía y etnografía latinoamericanas en la expedición científica más ambiciosa realizada hasta entonces.

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Humboldt por Friedrich Georg Weitsch.
Humboldt por Friedrich Georg Weitsch.

 

 

Entre 1804 y 1827, Humboldt vivió en París recopilando el material recogido en su expedición, publicado en treinta y tres volúmenes que llevan por título Viaje a las regiones equinocciales del nuevo Continente. Bonpland volvió a América, donde contrajo matrimonio. Humboldt nunca se casó. Algunas fuentes afirman que era homosexual, algo que parecería confirmar su estrecha amistad con Carlos de Montúfar, héroe de la independencia de Ecuador que los acompaña en su viaje desde Quito hasta París.

En 1827, Humboldt se trasladó a Berlín para trabajar para el rey de Prusia, e inició la redacción de su obra más ambiciosa, Cosmos, un compendio de todas las ciencias naturales conocidas hasta entonces. Varias misiones a Francia y el trabajo en la corte de Federico Guillermo IV de Prusia le impidieron terminar la obra. Cuando murió en 1859, a los ochenta y nueve años, sólo se habían publicado cinco de los libros que tenían que formar la extensa colección Cosmos. Su obra más esperada quedó, así, inconclusa.

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