Primera parte: La curiosa historia de las vitaminas – Primera parte
No es fácil detectar la causa de las enfermedades, más cuando tienen comienzos insidiosos y evolucionan en meses o años. En 1897, el médico holandés Christiaan Eijkman, mientras ejercía la profesión en Java, notó que las personas que comían el grano de arroz entero no sufrían de beriberi, mientras que los que comían sin cáscara padecían esta enfermedad debilitante del sistema nervioso. Algo debía tener la cáscara de arroz que evitaba la enfermedad. Por este hallazgo le fue otorgado el Premio Nobel, aunque Eijkman no tenía idea de cuál era el producto que impedía la evolución del beriberi. Quien hizo el descubrimiento fue el bioquímico polaco Casimir Funk, mientras trabajaba en el Instituto Lister de Londres. Allí descubrió la tiamina o vitamina B12, como hoy la llamamos. A este grupo de aminas (es decir, moléculas con nitrógeno) las llamó vitaminas, es decir, componentes vitales.
Funk fue quien comenzó a relacionar la aparición de ciertas enfermedades como el escorbuto, la pelagra y el beriberi con la falta de estas vitaminas. Este concepto que hubiese salvado millones de vidas continuó siendo rechazado por el mundo académico. Algunos médicos destacados sostenían que el escorbuto era ocasionado por la constipación.
Finalmente, el Dr. John Crandon de la Universidad de Harvard decidió dar fin a la controversia y él mismo se privó de ingerir vitamina C. Por 18 semanas continuó con esta dieta restrictiva hasta que la fatiga lo puso al borde de la muerte. La ingesta de 1 gr. de vitamina C lo volvió a la vida. Curiosamente, Crandon no experimentó la sintomatología que más frecuentemente daba el escorbuto: caída de los dientes y sangrado de encías.
Mientras tanto, los que continuaron en la línea de investigación de Funk, se percataron que la vitamina B, no era una sola sino un grupo de aminas que fueron adquiriendo distintos números para diferenciarse. Así aparece el ácido fólico, el pantoténico y la biotina. También Henrik Dam descubrió una vitamina que interviene en la coagulación y la llama K, por koagulation.