Karl Jaspers

Karl Jaspers, psiquiatra y filósofo existencialista alemán, aplicó su reflexión al drama humano y a sus problemas principales: la comunicación, el sufrimiento, la culpabilidad o la muerte, y fue uno de los pensadores que conformaron el existencialismo y la fenomenología. En el campo de la psicología se alineó junto a Wilhelm Dilthey, e impulsó la aplicación de la fenomenología en psiquiatría, en la búsqueda de una explicación más subjetiva que genética de los fenómenos psicológicos. En su opinión, las relaciones humanas deben ser concebidas como formas de un “combate amoroso” que oscila sin cesar entre el amor y el odio, teoría que le aproxima al psicoanálisis de Freud.

Estudiante de leyes (1901), Karl Jaspers resolvió finalmente graduarse en medicina tras un largo viaje a Italia (1902). Durante los años de colegio había leído a Spinoza, de quien aprendió la prudencia intelectual. En 1908 estudió las obras de Edmund Husserl, y empleó su fenomenología para la descripción de las experiencias psicopáticas; aun cuando quedara desilusionado de Husserl en cuanto filósofo (dijo que transformaba la filosofía en ciencia), Jaspers admiraba mucho su método, su rigor intelectual y la superación del “psicologismo que tiende a resolver todos los problemas mediante un determinismo psíquico”.

Desde el principio de su carrera de médico, bajo la dirección del gran psiquiatra y anatomista del cerebro Franz Nissl, se interesó por las enfermedades mentales, y en 1913 publicó su Psicopatología general, que le valió una cátedra de patología en Heidelberg. Aquel mismo año, el joven médico descubría a Sören Kierkegaard, quien le llevó definitivamente “a la filosofía como pensamiento consciente y metódico, que descansa únicamente sobre sí mismo”. Es curioso comprobar que Karl Jaspers (que junto con Martin Heidegger fue el filósofo existencialista alemán más ilustre) entendió la obra de Kierkegaard sobre todo como una lección de “probidad” y “seriedad”; para Jaspers, sin embargo, “ni la teología ni la filosofía pueden fundamentarse en Kierkegaard”.

La Primera Guerra Mundial (tras la cual “la filosofía, con toda su gravedad, se hacía todavía más importante de lo que fuera”) y singularmente la muerte de su maestro, el sociólogo Max Weber, a quien había conocido en 1909, indujeron a Jaspers a aceptar, en 1921, la cátedra de filosofía. En 1919 había publicado la segunda de sus obras sistemáticas, Psicología de las concepciones del mundo, que entonces consideró “una obra juvenil muy presuntuosa”; contenía “una filosofía disimulada y que confundía sus conclusiones, erróneamente, con las comprobaciones de una psicología objetiva”. Y, así, empezó a establecer una filosofía no como ciencia ni como teoría del conocimiento, sino como una “práctica” para “llegar al ser”, resultado “del shock ocasionado por la misma vida”.

Partiendo, pues, de una aclaración psicológica de la existencia, Jaspers consigue una introducción metafísica y lógica en la trascendencia, respecto de la cual reconoce que la filosofía no puede ofrecer “ningún conocimiento positivo semejante al de carácter científico”, y ello aun cuando rechace “la garantía de una revelación”, incluso la del Dios cristiano al cual adora. Para él, por lo tanto, la exigencia filosófica falla “en cuanto realización concreta”, pero ofrece “a quien sabe obedecer, el verdadero ser propio”.

Tales investigaciones aparecieron en 1932 en los tres tomos de Philosophie (I. Philosophische Weltorientirung. – II. Existenzerhellung. – III. Metaphysik), que llegan desde la “conciencia del carácter fenoménico de lo real” hasta la aclaración de la comprensión infinita. A tal obra siguieron otras de menor amplitud: Situación espiritual de nuestro tiempo (1931), La fe filosófica (1948), Origen y sentido de la historia (1949), Razón y contrarrazón de nuestro tiempo (1950) e Introducción a la filosofía (1953). Jaspers preparó otras dos grandes obras: una Lógica filosófica (1947), que tendía a ser una “verificación de conciencia lógica de nuestro tiempo”, y cuyo primer tomo, De la verdad, apareció en 1947; y una historia universal de la filosofía, de la que los libros Descartes und die Philosophie, donde figuran los orígenes de los modernos errores filosóficos, y Nietzsche, Introducción a la comprensión de su doctrina filosófica (1936) son un primer esbozo.

En 1938 publicó su Filosofía de la existencia, obra constituida por tres conferencias dadas en Francfort. Es de destacar, finalmente, la valerosa oposición de Jaspers al nazismo, lo que, sin embargo, no le impidió declarar en 1945: “No soy un héroe, y no quiero pasar por tal”. En 1951 dio a la imprenta, bajo el título Balance y perspectivas, una colección de textos diversos. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el filósofo alemán abogó por la reconstitución en su país de una universidad nueva, en la que desapareciera cualquier rastro del régimen nazi. Ello quedó reflejado en la monografía El concepto de universidad, de 1946.

Posteriormente dedicó gran parte de su producción ensayística a la divulgación didáctica de las ideas de la filosofía y al debate sobre el papel de dicha disciplina, con títulos como Los grandes filósofos (1957) y Revelación y fe en la filosofía (1962). Jaspers también redactó el libro de corte historiográfico La bomba atómica y el destino del hombre (1958), en el que expresaba sus particulares concepciones sobre la historia. Decepcionado por el devenir político de su nación, el pensador renunció en 1967 a la nacionalidad germana y se convirtió en ciudadano de la Confederación Helvética. Un año antes había editado el volumen ¿Adónde va Alemania?, donde justificaba su decisión al respecto.

jaspers

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Karl Jaspers. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/jaspers.htm el 21 de febrero de 2020.

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