John Lennon y Yoko Ono y su encierro del que salió el Give Peace a Chance

John Lennon y Yoko Ono protagonizaron en 1969 encierros productivos en hoteles de Ámsterdam y Montreal. En este último surgió “Give Peace a Chance”.

Una auténtica pesadilla para un hotelero. Una oportunidad de oro para que el nombre de un hotel pase a la posteridad. Tal vez estas sean la cara y la cruz de la reclusión del matrimonio Lennon en el Hilton de Ámsterdam, primero, y en el Queen Elizabeth de Montreal, después, para protagonizar sus célebres bed in o encamamientos pacifistas tras su boda en marzo de 1969. Estamos en plena Guerra Fría, por entonces se pensaba que lo que ponía en peligro el futuro de la Humanidad eran las bombas nucleares y no las pandemias. Había que concienciar a una población que empezaba a no entender qué pasaba en Vietnam. Abanderados del flower power, del haz el amor y no la guerra, John Lennon y Yoko Ono decidieron protagonizar la luna de miel más recluida, mediática, ideológica, numerosa y controvertida que se recuerda. También, probablemente, la que ha dejado un legado más interesante y creativo. Y todo sin abandonar un confinamiento voluntario por una causa.

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Pasillo que da acceso a la suite temática.

Pasillo que da acceso a la suite temática.

Empecemos por donde empiezan todas las lunas de miel: la boda. Fueron tales los avatares para conseguir un enlace rápido, como el que quería la pareja, que el propio músico le dedicó una canción en la que cuenta todas las vicisitudes: La balada de John y Yoko. Primero intentaron casarse en un ferri atravesando el Canal de la Mancha. No fue posible porque Ono no era ciudadana británica. Alquilaron un jet para intentarlo en París, la ciudad del amor. Se hospedan en una suite del lujoso Plaza Athénée mientras hacían el papeleo. Uno de los días, almuerzan con Salvador Dalí, que hizo de este hotel su residencia parisina. Problemas burocráticos impiden de nuevo el enlace y deciden cambiar de rumbo. A la tercera va la vencida. Ahora mejor asesorados, alquilan otro avión desde París y van a Gibraltar. Era el 20 de marzo de 1969. Del aeródromo van directamente al consulado británico, donde se celebra el enlace. Diez minutos y una foto con un certificado de matrimonio junto al Peñón. La censura franquista prohibió la canción Balada de John y Yoko pues la letra decía: “En Gibraltar, cerca de España”. Vuelven a París, de nuevo en el Plaza Athénée para su verdadera luna de miel.

Al cabo de unos días, se dirigen en coche al Hilton de Ámsterdam. Construido un par de años antes, fue el primero de una cadena internacional en Holanda. Típicamente Hilton. Funcional, más bien impersonal, con el viajero de negocios en mente. Quizá no era la mejor elección para una luna de miel, pero era el hotel perfecto para sus planes de confinamiento mediático. Empieza la función. Convocan a los periodistas, que reciben la siguiente invitación: “Únete a nuestra luna de miel. Te esperamos en la cama”. Algo perplejos y pensando que aquella pareja de melenudos rockeros iba a proporcionarles material X, digamos, se encuentran con una pareja con pijamas blancos como de abuelitos, totalmente tapada que les recibe en la cama.

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Protesta pacifista

Pidieron que se quitaran todos los muebles de la suite (entonces la 902, hoy la 702) excepto la cama. Pusieron pancartas en las ventanas. Hair Peace. Bed Peace. Una luna de miel convertida en una declaración de principios, en una protesta pacifista. Y empezaron a desfilar fotógrafos y periodistas durante 12 horas al día. Siete días sin salir de la cama. En la puerta, fans les hacían llegar tulipanes blancos, ramos de flores, más pancartas. El servicio de habitaciones trataba de acostumbrarse a sus peticiones: zumos, arroz, pescados. Y a todo ese trasiego de hippies, fans, fotógrafos, cronistas, seguidores de Hare Krishna…

Fue tal el éxito mediático y social de su encierro que se propusieron repetirlo en otras ciudades. El objetivo era Estados Unidos, país al que John Lennon tenía vetado por entonces el acceso a raíz de un incidente con el cannabis. Tras pasar por Viena, donde se alojaron en el clásico hotel Sacher (como se ve, gustos poco hippies en materia hotelera) llegaron a Bahamas. Demasiado calor y pocos periodistas para estar siete días encerrados en un hotel.

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Biblioteca de la suite, con reproducciones de documentos de Lennon.

Biblioteca de la suite, con reproducciones de documentos de Lennon.

Cambio de planes. Sin dejar la idea de estar lo más cerca posible de Estados Unidos, se trasladan a Canadá. Será en el lujoso hotel Queen Elizabeth de Montreal (hoy Fairmont) donde la pareja se encama por segunda vez, el 26 de mayo. De nuevo ocho días sin salir de una suite. Concretamente de las habitaciones 1738, 1740, 1742 y 1744 y dando la bienvenida no solo a la prensa, también a amigos, poetas, admiradores. Un reportero le preguntó que qué intentaba hacer. Y John le contestó: “Todo lo que estamos diciendo es: dale una oportunidad a la paz”. Parece que le gustó su propia respuesta, mientras estaba en cama, la cantó varias veces, hasta que finalmente, el 1 de junio de 1969, llamó a su productor, André Perry, para grabarla en la propia suite. Aunque todavía The Beatles no se había disuelto, fue el primer single de Lennon en solitario. Empezaba una nueva etapa musical y crearía un tema que ha pasado a convertirse en todo un clásico y en todo un símbolo de la no violencia. Y todo sin salir de la cama. Sin quitarse el pijama.

Tanto el Fairmont Queen Elizabeth de Montreal como el Hilton de Ámsterdam conservan ambas estancias. Rebautizadas como Suite John Lennon y Yoko Ono y remodeladas y puestas al día, conservan algunos guiños a sus huéspedes más célebres.

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Estancia principal de la Suite 1742 de The Queen Elizabeth.

Estancia principal de la Suite 1742 de The Queen Elizabeth.

Otros encierros

En Villa Di-dati (Suiza) Mary Shelley escribió su relato más famoso. El mal tiempo de aquel verano de 1816 les obligó a quedarse en casa y decidieron contar historias. De ahí nació Frankestein. Ian Fleming se encerraba todos los años en una casa de Jamaica, Goldeneye, para escribir las aventuras de James Bond. Agatha Christie estuvo recluida 11 días en el hotel The Old Swan, de Harrogate. Protagonizó su propia historia policial.

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