Intimidad de una pandemia – Parte IV: Médicos vs Enfermeras

CONTINUACIÓN DEL TEXTO: Intimidad de una pandemia – Parte III: Los médicos y las epidemias

El invierno del `17/`18 fue uno de los más fríos que se conoció y los conscriptos hacinados en las tiendas buscaban el calor humano acurrucándose alrededor de las fogatas, aumentando la posibilidad de contagio.

Para combatir los flagelos que se avecinaban, Gorgas incrementó la capacidad de profesionales del ejército. Al comienzo de la guerra sólo había 776 médicos sirviendo en el ejército y la marina. Al final de la contienda 38.000 médicos estaban bajo bandera. Para lograr este prodigio reclutó a los mejores estudiantes de las facultades, egresados entre 1914-1916. Las asociaciones médicas, a pedido del Consejo Nacional de Defensa, habían clasificado a los profesionales que practicaban la medicina en EEUU y, secretamente, manifestaron que la mitad de ellos eran incompetentes para servicio, razón por la cual optaron por elegir los mejores promedios y posteriormente hasta hubo colegios médicos que funcionaron con sus alumnos en Francia, logrando así la mejor práctica que un profesional podía lograr y aumentando la jerarquía de la medicina norteamericana, una vieja aspiración de William Welch.

Todos los médicos tenían grado de oficiales (hecha la excepción de dos profesionales canadienses). Todos los investigadores del Instituto Rockefeller (bajo la dirección de Welch) fueron incorporados como oficiales. Entre ellos se contaba Alexis Carrel, el Premio Nobel de 1912, que había creado la cirugía cardiovascular, unos se especializaron en bacteriología, un bioquímico estudió los efectos de los gases venenosos, otro pudo producir acetona del almidón (para confeccionar explosivos) y Peyton Rous aportó sus ideas para preservar la sangre, estudio que le hizo ganar el Premio Nobel.

Con tantos médicos jóvenes (la mayor parte era menor de 45 años) surgió un problema de idoneidad con las enfermeras profesionales. Estas tenían una formación y una experiencia muy superior a la de los jóvenes galenos. Para evitar discusiones sobre las indicaciones, los jóvenes médicos a veces recurrían a cambiar las etiquetas de los medicamentos para evitar que las enfermeras cuestionaran sus indicaciones (todos los médicos hemos sufrido en nuestros primeros años de ejercicio algún cuestionamiento de este tipo).

También hubo un conflicto en el criterio de formación de las enfermeras ya que Gorgas, para cubrir las inmensas necesidades de asistentes, había propuesto la formación de “enfermeras prácticas”, sin la preparación académica. Esta idea encontró un fuerte obstáculo entre la decana de las enfermeras, Jane Delano (quién moriría e cumplimiento de sus deberes en Francia y está sepultada en Arlington). Delano había llevado adelante un programa de educación dentro de la Cruz Roja y rechazaba el plan de Gorgas porque “amenazaba seriamente el status profesional de sus colegas. Su posición fue tan fuerte que Gorgas debió someterse a su voluntad.

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Jane Delano

Jane Delano

De esta forma casi cien mil enfermeras formadas en la escuela de Jane Delano, se incorporaron al ejército con un entrenamiento superior al de muchos jóvenes médicos. Con los nuevos médicos y las enfermeras criadas en la escuela de Delano, se atendieron 4.000.000 de combatientes con 300.000 camas de hospital preparadas para la contingencia.

Este esfuerzo bélico dejó a la población civil americana desatendida, porque los profesionales que quedaron en EEUU eran los menos capacitados para la epidemia que se estaba desatando en el país.

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CONTINUA EN: Intimidad de una Pandemia V – Parte V: Sarampión, neumonías y la historia de la gripe

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