El 15 de enero de 1944 un terremoto asoló la ciudad argentina de San Juan. Las víctimas se contaron a millares. El titular de la Secretaría de Trabajo y Previsión del gobierno militar de Edelmiro Farrell, el joven y ambicioso político Juan Domingo Perón, organizó una semana después en el Luna Park, un gran festival en pro de los damnificados. En él actuaban los artistas más populares del momento, y Evita se hallaba entre ellos. Ese 22 de enero Evita y Perón se conocen. La joven artista tenía solo 24 años, él era un codiciado viudo que, a sus 49, casi le doblaba la edad, pero el flechazo fue fulminante. Solo seis meses después, el 9 de julio, la pareja formaliza su relación: Evita y Domingo se van a vivir juntos.
La artista continúa desarrollando su carrera en programas de radio y como actriz, rodando dos películas en ese periodo. Pero sus dotes políticas iban despuntando, y ese mismo año es elegida presidenta del sindicato de trabajadores radiofónicos, la Asociación Radial Argentina.
El 8 de octubre de 1945 la carrera de Perón queda en peligro por un golpe de Estado. Con el general Eduardo Ávalos al frente, Perón se ve obligado a renunciar. El día 13 es detenido, pero dos días después los sindicatos y la CGT exigen su libertad, desencadenando una histórica manifestación el 17 de octubre de 1945.
Perón es puesto en libertad y, recuperadas las posiciones del gobierno que contaba con la alianza militar-sindical, se abre el camino de Perón, que empieza a postularse como candidato presidencial.
Domingo y Evita contraen matrimonio según el rito católico una semana después, el 24 de octubre.
La campaña electoral de las presidenciales se inicia el 24 de febrero siguiente. Esa fecha podría considerarse la del despegue oficial de Evita como primera dama. Como buena profesional de los medios empieza a ocupar junto a él un destacado puesto ante la opinión pública.
Tras la elección de Perón como presidente de Argentina en 1946, Evita desempeña un rol hasta entonces desconocido como primera dama, no se limita a ser la mera cónyuge, el reposo del guerrero. Inicia una incansable participación en las distintas secretarías del gobierno, atendiendo a las delegaciones obreras, las trabajadoras, los niños y los ancianos. Emprende una obra social de gran envergadura, que culminaría en 1948 al impulsar la creación de la Fundación Ayuda Social María Eva Duarte de Perón. Desde ella inauguró Hogares de Tránsito y comedores escolares, trabajó en barrios de viviendas económicas, donó instrumental a hospitales y auxilió a familias necesitadas, además de fomentar la atención a los niños, por quienes sentía una especial predilección. Su sensibilidad e identificación con el pueblo eran infinitas.
En 1947 Evita abre las puertas de Argentina a Europa: invitada oficialmente por el Gobierno Español, inicia una gira que la lleva por nuestro país, Italia, Francia, Suiza, Portugal, Mónaco, Brasil y Uruguay.
Embajadora de Argentina y…feminista. Obsesionada por conseguir el sufragio para las mujeres, logra su promulgación en septiembre de 1947.
Pero…¿quién era la joven que consiguió conquistar a toda una nación?
María Eva Duarte provenía de una familia de origen humilde, hija ilegítima de Juan Duarte que, manteniendo a otra familia legítima en paralelo, jamás la reconoció. Esto la marcaría de por vida. Tras el fallecimiento de su padre, su madre, que había tenido junto a él cuatro hijos más, quedó desamparada. Eva, la benjamina, no tenía más que siete años. La familia logra sobrevivir con estrecheces gracias a los esfuerzos de la madre, que sale adelante trabajando como costurera.
La joven Evita destacaba tanto por su belleza, como por su talento para la declamación dramática. Si bien no sobresalió como estudiante, poseía una especial sensibilidad artística. En 1935, Eva toma una decisión vital. Movida por su sueño de ser actriz, decide trasladarse a Buenos Aires. En la capital se incorpora a la Compañía Argentina de comedias. La suerte estaba echada.
En el cénit de su labor como primera dama, el 9 de enero de 1950 aparecen los primeros signos de su enfermedad: Evita padece cáncer de útero. Durante el acto inaugural del sindicato de taxistas se desmaya. El año siguiente, cuando Perón decide optar a su reelección, la Confederación General de los Trabajadores (CGT) exige la presencia de Evita junto al candidato, pero ella renuncia el 31 de agosto. El 1º de mayo aparece públicamente por antepenúltima vez con motivo del Día del Trabajador y, tras uno de sus apasionados discursos, desfallece. El 7 de mayo, día de su 33º cumpleaños, recibe el título de Jefa Espiritual de la Nación.
El 4 de junio Perón revalida su cargo como presidente y su sacrificada primera dama acude a la toma de posesión. 22 días después fallece. Argentina se paraliza. Toda una nación queda desolada tras el fallecimiento de su “Santa Evita”. Nadie como ella supo luchar por su pueblo. ‘La abanderada de los necesitados y humildes’ dejaba tras de sí millares de desconsolados que pugnaban por darle su último adiós, nutriendo interminable colas.
Sus restos mortales, considerados un botín político, tardaron 24 años en descansar en su última morada, su cadáver había sido entregado en Madrid al expresidente argentino. Los restos mortales de Evita, con nombre falso, habían estado ocultos durante casi 15 años en un cementerio de Milán. Todavía tendrían que pasar otros cinco años hasta que regresaran a Argentina.