Luis XVI redactó antes de huir de París en junio de 1791 un texto político para justificarse ante los franceses. Ese manuscrito, desaparecido desde la Revolución francesa, se escondía en una colección estadounidense y en el año 2009 un coleccionista francés lo compró, según el diario Le Figaro. El testamento político de Luis XVI data de la salida hacia Varennes en la noche del 20 al 21 de junio de 1791 y es probable que el rey tuviera antes de irse algunos reparos, que pensara que podía por fin escapar a la Asamblea constituyente pero que no quisiera dejar París sin dejar un documento explicando las razones de su marcha. De ahí que se dirija al pueblo francés.
Redacta así la Declaración a todos los franceses, un manuscrito de 16 páginas que se convertirá, según la tradición historiográfica, en su testamento político, distinto al que redactó en la prisión del Temple antes de subir al cadalso, más personal y moral. El rey le pedirá a su intendente La Porte presentarlo en el despacho del presidente de la Asamblea, Alexandre de Beauharnais, al día siguiente de su huída de París y, curiosidades de la historia, el que recibe el testamento del último rey del Antiguo Régimen será el primer marido de Josefina, futura emperatriz de Francia. En su largo y a veces mal estructurado texto, Luis XVI expresa sus concepciones políticas y viéndose ya lejos de París y de la Asamblea, da su visión sobre los acontecimientos revolucionarios desde la convocatoria de los Estados generales y habla de su ideal político: una monarquía constitucional con un rey fuerte.
Original desaparecido
A veces menospreciado, según señala el historiador Jean-Christian Petitfils, el contenido de esta declaración era bien conocido de los estudiosos porque el texto se ha reproducido en numerosos documentos parlamentarios, en concreto en los Archivos parlamentarios publicados bajo el Segundo Imperio, pero el original había desaparecido y es éste el que acaba de hallarse. Su comprador, Gérard Lhéritier, presidente de Aristophil, una sociedad que compra manuscritos antiguos resalta el carácter único del testamento real. “Es una pieza excepcional, vibrante, que nuestros expertos han podido reencontrar en Estados Unidos”, señala. Esta certeza ha sido confirmada por especialistas de renombre como Thierry Bodin, experto grafólogo del Tribunal de Apelación de París, que no duda de la paternidad del documento. “Es la firma del rey y, sobre todo, ha sido rubricado y firmado por el presidente de la Asamblea nacional, Alexandre de Beauharnais”, dice.
Pero además, Gérard Lhéritier se ha topado con otro documento: un manuscrito de ocho páginas redactado por el hermano de Luis XVI, el conde de Provence, futuro Luis XVIII. Se trata de un encargo del propio rey antes de huir para que su hermano relatara las injusticias sufridas por la familia real desde 1789, de manera que implicaba al conde en el proyecto de fuga y le obligaba, de paso, a dejar París el mismo día, evitando así que el conde aprovechara la situación para hacerse con el trono.
Los expertos se preguntan cómo un texto semejante pudo evaporarse y la mayoría de historiadores y especialistas admiten su ignorancia sobre las circunstancias de su desaparición, aunque Jean-Christian Petitfils recuerda que no es el único documento oficial que desapareció durante la Revolución. Según Thierry Bodin, el documento fue probablemente conservado hasta el proceso contra el rey que se abrió en diciembre de 1792 y luego desapareció sin dejar huellas. Algunos piensan que, a mediados del XIX, pudo haber formado parte de los fondos de un famoso coleccionista, Étienne Charavay, pero no figura en la venta de manuscritos de éste último.
El caso es que el manuscrito desaparece y luego abandona territorio francés. En los años 1950 se recupera su huella durante una venta, pero el original no figura y luego se le pierde definitivamente la pista hasta la adquisición por parte de la sociedad Aristophil. Un misterio sorprendente, dado que el texto tuvo consecuencias funestas en la vida del monarca porque la Declaración fue usado como prueba en su contra durante el proceso al Rey en la época del Terror.
Informe de acusación
De hecho, el informe de acusación leído por Lindet el 10 de diciembre de 1792 en la Convención, lo cita expresamente y lo considera una prueba que demuestra las dobleces del monarca y sus malas intenciones. “Era sin duda el Manifiesto destinado a hundir a Francia en los horrores de la guerra civil”, escribe Lindet. “Su Manifiesto del 20 de junio muestra que sus intenciones eran hostiles; quería derrocar al Estado porque no quería ni las leyes ni la Constitución que había jurado mantener”, agrega. De manera innegable, esta Declaración contribuyó a convertir a Luis XVI en enemigo de la Revolución.
Sin embargo, el texto del Rey está lejos de ser un panfleto contrarrevolucionario aunque es verdad que considera las reformas de la Asamblea y la actitud de los clubes calumniosas e incendiarias” porque en su opinión atentan contra “la dignidad de la Corona de Francia”.
Declaración a los franceses
Y ataca especialmente que la Asamblea haya rechazado darle un derecho de veto para limitar el peso de los comités de la Constituyente que ejercen según el rey un “verdadero despotismo bárbaro e insoportable”. Critica también la excesiva descentralización o la supresión del derecho de gracia pero en el ámbito social se alinea con la revolución jurídica del verano de 1789. “Franceses, y sobre todo parisinos, desconfiad de las sugerencias y mentiras de vuestros falsos amigos (…), regresad a vuestro rey. El será siempre vuestro padre, vuestro mejor amigo”, concluye el testamento de Luis XVI, que le llevó unos cuatro o cinco meses de reflexión.