El pionero en sexología y revolución gay al que Hitler temía

Médico, naturalista, sexólogo, reformador sexual, socialista y educador. Había pocas disciplinas que se le resistieran a Magnus Hirschfeld (Kolberg, la actual Kołobrzeg, 14 de mayo de 1868 – 14 de mayo de 1935). Y es que todo esto explica la importancia que tuvo el científico en su época. A diferencia del resto, está considerado el pionero del movimiento homosexual alemán y padre de la sexología con la inauguración en 1919 del Institut für Sexualwissenschaft, una institución de gestión privada en la que el médico volcó todo su conocimiento para la investigación de esta materia. El propio Hirschfeld residía en el edificio junto a Karl Giese, apodado «La mujer de la casa». El cuarto de los invitados de la pareja era el eje central de los visitantes del Instituto, a los que se diagnosticaba como «estudios sexuales intermedios» y hacia los que el propio médico tenía cierto aprecio.

Como director del Instituto, Hirschfeld está presente en prácticamente todas las fases. Trabaja en la orientación teórica del instituto, basada en la investigación hormonal, además del tratamiento y peritaje, enseñanza, pensamiento sexológica y acción médica. Redacta enciclopedias de conocimientos sexológicos tales como Sexología patológica y Ciencia Sexual.

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Hirschfeld con Karl Giese y un actor en el jardín frontal del 10 (Magnus-Hirschfeld-Gesellschaft)

Hirschfeld con Karl Giese y un actor en el jardín frontal del 10 (Magnus-Hirschfeld-Gesellschaft)

El científico luchó por la reforma sexual, práctica e intencional. Es decir, pedía un cambio en la concepción del matrimonio y la política demográfica, la información sexual y el desnudismo. Es uno de los constituyentes del Comité Científico-Humano (Wissenschaftlich-humanitäres Komitee) por la abolición del art. 175 del código penal imperial (que criminaliza la homosexualidad) y trabajaba en la Liga de Protección de la Madre por la abolición del párrafo sobre el aborto (art. 218 del código penal imperial).

Participa de modo decisivo en los cursos de perfeccionamiento para médicos en el Instituto, realiza conferencias a nivel mundial en las universidades más populares del mundo, entre las que se encuentran algunas estadounidenses y una visita particular a la antigua Unión Soviética. Comienza a investigar en tratamiento hormonal, a lo que él llamaba como «curas de rejuvenecimiento».

Sin embargo, el trabajo y la propia vida de Hirschfeld comenzaron a estar en peligro debido a los problemas de seguridad que trajeron la crisis económica, la inflación y el paro masivo en la República de Weimar, que, a partir del fin de los años 20, provocó una polarización de la ideología de la población. El reformador sexual Magnus Hirschfeld encarna, como judío, socialista y empresario del influyente Instituto, al enemigo por excelencia. Comenzó a ser atacado públicamente como el judío corrupto que renegaba de las costumbres y homosexual. Su trabajo pasa a ser considerado como un «peligro público» y parte de la «conspiración judía». Tal y como informa el Instituto, la prensa, que estaba bajo la influencia de las ideas nacionalsocialistas, atacaban al científico y a su «Instituto de Sexología».

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Después de su vuelta al mundo, Hirschfeld permanece desde mediados de 1932 provisionalmente en Suiza, a una distancia segura del creciente odio a su comunidad, trabajo e identidad en Alemania. No mucho más tarde, en mayo de 1933, los nazis saquean su Instituto y confiscan sus escritos. Su siguiente parada es Francia, donde ve en un cine la quema de todo su trabajo.

En el exilio Hirschfeld desarrolla una intensa actividad literaria, publica en varias revistas internacionales sobre los sucesos políticos en Alemania, sigue escribiendo sobre cuestiones sexológicas y se cartea con colegas especialistas internacionales. En París, en marzo de 1934, intenta «erigir un nuevo Instituto de Sexología en un marco más reducido» con su amigo y discípulo Karl Giese.

El 10 de mayo de 1934 en la place d’Italie en París se inaugura la «Biblioteca de los libros quemados en Alemania» , de cuya presidencia de honor se encarga André Gide. Poco después abre un «Instituto de ciencias sexuales» con el médico francés Dr. Edmond Zammert en el número 24 de la avenida parisina Charles Floquet 3. Esta fundación, más bien formal, es anunciada en junio. Zammert se encarga de los tratamientos médicos, Hirschfeld se esfuerza en recuperar las reservas del archivo y la biblioteca berlinesa y dirige la oficina de la «Liga Mundial para la Reforma Sexual». Su meta es «también reconstruir una biblioteca especializada, aunque será casi imposible recuperar los manuscritos irreemplazables y los originales».

Con tono de vaga confianza Hirschfeld anota todavía en marzo de 1935: «con gran pena y mediante rodeos pude todavía salvar algo del Instituto berlinés y espero dejar aún tanto material que el proverbio «una nueva vida florece de las ruinas» pueda quizá todavía realizarse». Aparte de algunas pocas informaciones no se sabe nada de concreto sobre el lugar de depósito de las existencias del Instituto.

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