Dante Alighieri tuvo verdaderamente una vida tormentosa. Nacido en Florencia el 29 de mayo de 1265, vivió los tiempos de la Italia convulsionada por las luchas entre el Papa y el Emperador; la disputa entre partidarios de la iglesia y los emperadores (guelfis y ghibellinis) fue cada vez más cruda, y le valió a Dante el exilio. Llegó a ser considerado como el “Padre del idioma italiano”; su amigo -otro gran poeta universal-, Giovanni Boccaccio escribió su primera biografía “Trattatello in laude di Dante”.
Fue un defensor de la unidad italiana y un diplomático destacado. En 1310 escribió un tratado que puede ser considerado como el primer antecedente apologético de la globalización; en efecto, en “De Monarchia”, defiende Dante el gobierno universal de uno solo, inspirado en el modelo del Imperio Romano de Augusto. Habló de la necesidad de la existencia de un Sacro Imperio Romano. Sobre todo, abogó siempre por la separación entre la Iglesia y el Estado.
Cuando Florencia se dividió en dos partidos políticos: los Guelfos y los Gibelinos, los primeros contrarios al Papa, que a su vez se dividieron en Blancos y Negros, Dante formó del lado de los Guelfos Blancos. En 1300 llegó a ser elegido como uno magistrados mas importantes de Florencia. El Papa Bonifacio VIII que quería ocupar esa ciudad militarmente. Dante fue designado para resolver el conflicto, pero al llegar a Roma fue detenido, porque pretendía que la ciudad de Dante se anexara a los Estados Pontificios. El pontífice tomó finalmente la ciudad por la fuerza en 1301 y los Guelfos blancos fueron perseguidos. Dante tomó el camino del exilio y nunca más volvería a Florencia.
A los 9 años de Dante fue cuando conoció a Beatriz Portinari de la cual se enamoró perdidamente y para toda la vida, aunque jamás llegó siquiera a cruzar palabra con ella, más que saludos callejeros; de hecho, Beatriz se casó con otro. Este amor dio origen a una nueva forma de escribir, el Dolce stil nuovo. El amor por Beatriz fue la razón de su poesía y de su vida, junto con sus pasiones políticas.
Si bien la producción literaria de Dante reconoce varias obras menores: “La Vita Nuova”, “Il Convivio”, “De Vulgari Eloquentia”; es la “Divina Comedia” la que lo inmortalizó.
La “Divina Comedia” se puede definir como una epopeya alegórica, considerada una obra maestra de la literatura mundial, dispuesta en tres partes: Infierno, Purgatorio, Paraíso.
Cada una de estas partes está dividida en 33 cantos, a su vez compuestos de tercetos y la composición interna del poema responde a un simbolismo numérico, lo cual para algunos tiene un carácter esotérico. Se creyó que Dante formaba parte de algún tipo de logia, pero nunca llegó a determinarse este hecho con exactitud. Los personajes principale de la obra son tres: Beatriz, que personifica la fe; el poeta latino Virgilio, considerado el hombre más virtuoso de su tiempo, tanto que se llega a decir que de haber recibido el bautismo hubiera sido santo, y que personifica a la razón, y el propio Dante que personifica al hombre con toda sus dudas y pecados.
La obra de Dante ha inspirado inmumerable cantidad de literatura desde su aparición. El párrafo final de “Deus caritas est”, primera encíclica de Benedicto XVI está inspirado en la Divina Comedia, sobre todo en el último canto de el Paraíso (Luz interminable que es Dios mismo, la Luz que es al mismo tiempo el Amor que mueve al Sol y a las otras estrellas). También Luis Cardoza y Aragón, poeta guatemalteco utiliza a Dante como personaje en su poema “Pequeña sinfonía del nuevo mundo”. Thomas Stearns Eliot, toma versos del Infierno para “La tierra yerma”. Y hasta el propio Jorge Luis Borges, escribió “Nueve ensayos dantescos”, además de reconocer que fue la lectura de la “Divina Comedia” la que le proporcionó el conocimiento y manejo del idioma italiano. Famoso es el “Poema Conjetural” de Borges que incorpora el episodio en el Purgatorio.
En 1315 le había sido impuesta en Florencia una condena a muerte. Exiliado en Rávena, esta ciudad estaba amenazada por el dogo de Venecia con ser invadida. Dante marchó pues como embajador a la ciudad de las aguas para calmar los ánimos. El largo viaje, realizado en el pesado verano italiano, por tierra primero y luego por las lagunas de la costa del Adriático le fulminaron la salud.
De retorno a Rávena, la malaria se apoderó de él y murió el 14 de setiembre de 1321. Fue sepultado con solemnes homenajes en la iglesia de San Francisco de es esa ciudad que lo acogió.