Sus padres fueron Don Juan Estanislao Del Campo, coronel en las guerras de la Independencia, mas tarde unitario que acompañó los restos de Lavalle a Bolivia, y de Doña Gregoria Luna, oriundos de Santiago del Estero. Del Campo inicia su carrera literaria en 1857 publicando “carta de Anastasio El Pollo sobre el beneficio de la señora Grua”, una prefiguración del Fausto. Posteriormente se vincula con Hilario Ascasubi, a propósito de unas poesías gauchescas y así nace la amistad entre El Pollo y El gallo.
Entre sus diversas actividades en 1853 le tocó defender la ciudad de Buenos Aires contra las tropas de la Confederación conducidas por el coronel Hilario Lagos. En 1855 escribe poesías sentimentales y también composiciones humorísticas. Fue auxiliar del archivo de la aduana, participó de las rencillas políticas de su época, secretario privado de Valentín Alsina, fue teniente de las Guardias Nacionales y bajo las órdenes de Adolfo Alsina luchó en Cepeda y también luchó contra Urquiza en la batalla de Pavón como capitán del ejército que comandaba Mitre.
Del Campo es elegido diputado por la provincia y funda “El Porvenir Argentino”, órgano del Partido Liberal, donde se trabajará por la fórmula Sarmiento- Alsina. En 1870 publica sus poesías. En 1874 recibe los despachos de teniente coronel de Guardias Nacionales. Se produce luego la revolución Mitrista, durante cuya campaña contrae una enfermedad en la laringe. Su estado va empeorando a medida que pasan los años. Llega su jubilación en abril de 1880 y meses después fallece, un 6 de noviembre.
Estanislao Del Campo fue un hijo de un ilustre guerrero de la Independencia Argentina, el coronel Del Campo, y Estanislao, el poeta, vivió sus años en una atmósfera del más puro porteñismo. Su nombre está escrito al lado de otro grande, José Hernández. Iguales en el alto valor emocional de sus obras, que son realistas y sentidas y sobre todo argentinas.
En 1866 asistió al primitivo teatro Colón, que no es el actual, de Buenos Aires para disfrutar de la ópera Fausto de Gounod, por aquellos días escribió su Fausto que abrió el juego creativo para los múltiples ilustradores que tomaron el desafío de darle vida gráfica a cada uno de los personajes como: Florencio Molina Campos, Oski, Benicio Nuñez, Oscar Grillo y Marenco entre otros.
El “Fausto” es todo un tratado de psicología gauchesca, sobre el paisano de Buenos Aires y aún sobre el porteño que no ha cambiado y que todos llevamos adentro. El comienzo del “Fausto” es una joya de la poesía nacional. Recordémoslo: “En un overo rosao,/ flete nuevo y parejito,/caiba al bajo al trotecito/ y lindamente sentao, / un paisano del Bragao/ de apelativo Laguna./ Mozo jinetazo, ¡ Ahijuna !/ como creo que no hay otro,/ capaz de llevar un potro/ a sofrenarlo en la luna”. El relato del paisano que va al Teatro Colón, donde representan “Fausto” de Gounod, es de una belleza por lo menos inesperada. Retrata al Diablo de este modo, en que cada sustantivo tiene el valor de una interjección: “¡Viera al Diablo! Uñas de gato. / Flacón , un sable largote ,/ gorra con pluma, capote/ y una barba de chivato./ Medias hasta la berija,/ con cada ojo como un charco,/ y cada ceja era un arco/ para correr la sortija.”
Estanislao Del Campo fue cantor de Buenos Aires y de su río de aguas turbias. Pero intuía que sus dos personajes, Anastasio El pollo y su Don Laguna, le hablaban a la posteridad. De sus cuartetas populares: “Con el cuento de la guerra/ andan matreros los cobres/ Vamos a morir de pobres/ los paisanos de esta tierra”.